El feminismo español despide hoy a una de sus voces más lúcidas y coherentes. Carlota Bustelo, histórica militante socialista, diputada en las Cortes Constituyentes y primera directora del Instituto de las Mujeres, ha fallecido a los 85 años. Su nombre, aunque discreto para el gran público, figura con letras firmes en la historia de la igualdad en España. Fue una de esas mujeres que no solo abrieron camino, sino que lo defendieron a contracorriente, cuando hacerlo implicaba pagar un precio personal y político.
Una vida entre la política y la conciencia
Carlota Bustelo nació en Madrid en 1939, en una familia que respiraba política y cultura. Su abuelo, Ramón Bustelo, fue diputado y senador durante la Restauración. Su hermano Carlos, ministro de Industria con Adolfo Suárez. Y su primo, Leopoldo Calvo-Sotelo, presidente del Gobierno. Ella, sin embargo, eligió un rumbo distinto. Se licenció en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense y muy pronto entendió que el feminismo y el socialismo eran inseparables si se quería construir una democracia real.
Su militancia comenzó antes de la Transición, cuando las palabras “igualdad” y “libertad sexual” todavía eran tabú. En los años setenta participó en la fundación del Frente de Liberación de la Mujer, una organización pionera en la lucha por los derechos de las mujeres en una España que apenas empezaba a despertar del franquismo. En 1974 ingresó en el PSOE, donde mantuvo siempre una voz crítica y comprometida.
La diputada que habló de anticonceptivos y de igualdad
Carlota Bustelo fue elegida diputada por Madrid en las primeras elecciones democráticas de 1977. Pertenecía a un grupo reducido —solo 21 mujeres— que participó en la redacción de la Constitución de 1978. Desde el Congreso defendió con determinación la legalización de los anticonceptivos, los derechos sexuales y reproductivos y la plena igualdad entre hombres y mujeres.
Carlota, el aplauso cerrado el día que te hicimos el homenaje por tus más de 40 años de militancia fue la demostración de todo lo que has significado para nosotros
Has sido un referente y una guía 🌹
Siempre estarás en nuestra memoria❤️❤️
Un enorme abrazo a su familia pic.twitter.com/y5pzEd9JPV
— PSOE Chamartín /❤️ (@PSOE_Chamartin) October 16, 2025
Su paso por la Cámara fue breve, pero decisivo. Cuando el PSOE elaboró sus listas para las elecciones de 1979, Bustelo renunció a repetir candidatura. Lo hizo como protesta: exigía que al menos el 15 % de los puestos estuviera ocupado por mujeres. Nadie en aquel momento comprendió del todo el gesto, pero con el tiempo se convirtió en un símbolo. Su renuncia no fue una retirada, sino una forma de decir que sin mujeres no hay democracia.
La primera directora del Instituto de la Mujer
En 1983, el Gobierno de Felipe González la nombró primera directora del Instituto de la Mujer, un organismo recién creado dentro del Ministerio de Cultura. Desde ese puesto, Carlota Bustelo impulsó políticas que hoy parecen evidentes, pero que entonces eran revolucionarias: campañas contra la violencia de género, medidas de conciliación laboral, programas de educación sexual y la visibilización del trabajo doméstico como una forma de producción no remunerada.
Su gestión consolidó el Instituto como un referente nacional e internacional en materia de igualdad. Bustelo entendía que el feminismo no podía limitarse a la teoría, sino que debía traducirse en políticas públicas concretas. Fue también delegada española en la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) de Naciones Unidas, donde defendió la necesidad de una perspectiva global y transversal de género.
En 1988 fue nombrada subsecretaria del Ministerio de Asuntos Sociales, cargo que ejerció bajo la dirección de Matilde Fernández. Dimitiendo dos años después —alegando cansancio—, volvió a demostrar algo que siempre la distinguió: la coherencia. Nunca aceptó cargos por ambición, sino por convicción.
Una voz libre en un tiempo de dogmas
Lejos de las grandes tribunas, Carlota Bustelo siguió siendo un referente moral y político para el feminismo español. Fundó la Fundación Mujeres, una organización dedicada a la formación, la inserción laboral y la defensa de los derechos de las mujeres. Desde allí acompañó a generaciones nuevas que encontraron en ella una figura de autoridad tranquila, alejada del ruido mediático.
A lo largo de su vida recibió numerosos reconocimientos, entre ellos el Premio Internacional a la Igualdad Luisa de Medrano (2020) y el Premio El Club de las 25 (2022). Pero quienes la conocieron aseguran que lo que más le importaba no eran los premios, sino la posibilidad de seguir influyendo en el debate público.
Defendía que el feminismo debía ser plural y dialogante, sin dogmas, sin sectarismos, con la inteligencia política que nace del respeto a las diferencias.