Opinión

Da igual

María Dabán
Actualizado: h
FacebookXLinkedInWhatsApp

Estamos llegando a un punto en España en el que todo da igual.  Después de ser condenado, Álvaro García Ortiz ha dimitido con una hoja de servicios que quizá le reporte muchos elogios por parte del Gobierno y de algunos de sus socios, pero lo cierto es que en su haber ha habido más sectarismo que independencia. Para empezar, fue el único fiscal general de la democracia al que el Consejo General del Poder Judicial consideró no idóneo para el cargo, pero al Gobierno le dio igual, claro. García Ortiz Llegó a la fiscalía general después de haber sido la mano derecha de Dolores Redondo, y su principal cometido fue, por ello, ascender a su ex jefa a la categoría de Fiscal de Sala. Hasta dos veces anuló el Tribunal Supremo su nombramiento: primero para la Sala de la Fiscalía Togada y después como fiscal de Memoria Democrática, pero también le dio igual y acabó nombrándola aún a sabiendas de que su imparcialidad podría estar en entredicho porque su marido, Baltasar Garzón, defiende a algunas de las víctimas del franquismo.

El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz
Europa Press

García Ortiz, ha seguido los pasos de su antecesora y ha seguido designando sin pudor a miembros de su propia asociación, la Unión Progresista de Fiscales, a fiscales de Sala. 17 de sus 39 miembros pertenecen a la UPF, un número muy elevado si consideramos que tiene unos 150 afiliados de los casi 2.500 fiscales que ahora mismo ejercen en España. Pero da igual.

A Pedro Sánchez también le da igual que el Tribunal Supremo haya condenado a García Ortiz por un delito de revelación de secretos. Ya habrá otras instancias, ha dicho, que diriman estos aspectos o, lo que es lo mismo, ya recurrirá la Abogacía del Estado al Constitucional para que Cándido Conde-Pumpido vuelva a enmendar la plana, una vez más, al Tribunal Supremo. Y todo, esto claro, sin conocer los fundamentos de la sentencia cuyo falló adelantó el tribunal.

Baltasar Garzón, que el fin de semana se manifestaba junto a Dolores Delgado a las puertas del Supremo en contra del tribunal que condenó a García Ortiz, se ha mostrado indignado y ha dicho que, con esta justicia, él ya no se siente seguro.  Lo dice el que fue condenado a once años de inhabilitación por vulnerar los derechos de algunos acusados del caso Gürtel. Qué valor, pensarán. Pues sí, pero da igual.

La ex fiscal general del Estado Dolores Delgado y el exjuez Baltasar Garzón.
EFE

A los cinco jueces del tribunal que han votado a favor de condenar al fiscal general les está cayendo la mundial. No importa, por lo visto, que sean magistrados de probada experiencia y solidez jurídica. Sin ir más lejos, Antonio del Moral fue el ponente de la sentencia que ratificó la condena a Iñaki Urdangarín, y Juan Ramón Berdugo hizo lo propio con la sentencia de la Gürtel. Pero da igual, claro. Ahora son fachas con toga que practican el lawfare.

García Ortiz se ha marchado convencido de haber servido fielmente a la institución que ha presidido… fiel ha sido, pero al Gobierno, por eso el ministro de Justicia le agradecía el otro día los servicios prestados y destacaba su defensa de la ley. Olvidaba Bolaños que, es precisamente haberla vulnerado lo que le ha costado su cargo al fiscal general, pero supongo que esto también da igual.