Opinión

¿Discrimina el mundo académico o de investigación a los hombres?

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El psicólogo evolutivo Steve Stewart-Williams ha publicado un artículo donde afirma que : “Si nos guiamos por la opinión generalizada, las mujeres que solicitan puestos de profesorado titular en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) son sistemáticamente descartadas en favor de hombres con la misma cualificación (o incluso menos)”. Sin embargo, nos dice, esta idea hoy en día no se sostiene. Y menciona un artículo de abril del 2023 en Frontiers in Psychology donde Stephen J. Ceci, profesor de Ecología Humana en Cornell, Shulamit Kahny y Wendy Williams ofrecían un panorama mucho más favorable a las mujeres. Se titula: Women have substantial advantage in STEM faculty hiring, except when competing against more-accomplished men (Las mujeres tienen una ventaja sustancial en la contratación de profesorado en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), excepto cuando compiten contra hombres más experimentados). En él se sintetizan diversos y a veces contradictorios trabajos sobre el sesgo de género en la ciencia académica desde el año 2000 hasta el 2020. Y descubren que, aunque en las publicaciones, revistas y medios de comunicación más prestigiosos, capaces de influir en la opinión pública en todo lo relativo al sexismo, la discriminación o el sesgo se presentan muy a menudo como factores omnipresentes que limitan el progreso de las mujeres en la carrera académica. Y la realidad es ya distinta. Lo que descubren es igualdad de condiciones con los hombres tanto en financiación para proyectos, aceptación de artículos en revistas y cartas de recomendación, incluso con ventaja sobre ellos en la contratación. Sí que hubo ventaja masculina en diferencias salariales, pero no tanto como se suele afirmar.

Otro estudio muy interesante en la misma línea es el de Magnus CarlssonHenning Finseraas,  Arnfinn H MidtbøenGuðbjörg Linda Rafnsdóttirde publicado en el 2021 en la European Sociological Review, titulado “Gender Bias in Academic Recruitment? Evidence from a Survey Experiment in the Nordic Region”   ( ¿Sesgo de género en la contratación académica? El caso de la región nórdica). Este estudio examina el papel de los sesgos en la contratación académica mediante un experimento de encuesta a gran escala entre el profesorado de Economía, Derecho, Física, Ciencias Políticas, Psicología y Sociología de universidades de Islandia, Noruega y Suecia. El profesorado participante evaluó los currículos de hipotéticos candidatos a quienes se les asignó aleatoriamente un nombre masculino o femenino para un puesto permanente como profesor asociado en su disciplina. Los resultados muestran que, a pesar de la baja representación de las mujeres en todos los campos, las candidatas fueron percibidas como más competentes y con mayores posibilidades de ser contratadas que sus homólogos masculinos. Y, muy importante: tener hijos o un currículo más sólido no modificaba el resultado general. Por consiguiente, las evaluaciones sesgadas de candidatos igualmente cualificados para puestos de profesor asociado no parecían ser la explicación principal de la persistente brecha de género en el ámbito académico en la región nórdica.

Estos experimentos muestran que los sesgos no son unidireccionales: en los 2000s predominaba el sesgo anti-mujer en STEM, pero desde más o menos el 2015 hay evidencia creciente de sesgo pro-mujer en evaluaciones iniciales, posiblemente por aplicación de filosofías de diversidad e integración. Porque es cierto: hasta muy recientemente, la discriminación a causa de sesgos adquiridos o prejuicios culturales operaba en contra de las mujeres. Si vamos a estudios más antiguos, por ejemplo, basados en el mismo truco de enviar CVs ficticios a una institución, encontramos en 2011 el de Moss-Racusin et al. en Yale, para un puesto de laboratorio en biología. Aquí los profesores (hombres y mujeres) calificaron a los candidatos hombres como más competentes y les ofrecieron mejores salarios, mostrando un sesgo contra mujeres. Pero la tendencia empezó a revertir al poco y ahora los estudios en estos países parecen indicar un cambio.

La conclusión provisional podría ser que, dados los importantes recursos destinados a reducir el sesgo de género en la ciencia académica, sería fundamental comprender con claridad cuándo y dónde se justifican estos esfuerzos y cómo se pueden dirigir mejor los recursos para mitigar el sexismo donde y cuando exista. Pero con igualdad sexual real.

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