Opinión

¿Eres FOMO o eres JOMO?

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Quizá en este momento estás pensando, después de leer el título, que no tienes ni idea de lo que voy a hablar en esta columna, o, todo lo contrario, puede que sepas perfectamente por dónde voy a transitar esta semana. Y es que estos acrónimos, FOMO y JOMO se han instalado en nuestras vidas desde hace ya algunos años.

Para algunos considerado un síndrome, para otros una patología, FOMO (Fear of Missing Out) es el temor que sienten muchas personas de estar perdiéndose experiencias en la vida que no deberían perderse: ir a un evento o una fiesta, conocer un nuevo país, ir a ese restaurante o ese parque natural, yoga en una terraza desde la que se ve el mar, senderismo, aprender a cocinar cocina cantonesa…. Todo sirve si es algo que tú no estás haciendo, y otro sí.

JOMO (Joy Of Missing Out), por el contrario, es la felicidad de perderte todo, de vivir tu vida sin preocuparte de la vida que viven los demás o plantearte qué podrías estar haciendo en ese preciso momento en vez de disfrutar de lo que sea que estás haciendo.

Y aunque tanto uno como otro son acrónimos, me vais a conceder la licencia de darles categoría de adjetivos, y así poder hablar de las personas FOMO y de las personas JOMO.

¿Y de donde viene esto?, puedes que estés preguntándote si no conocías estas expresiones. Pues estos acrónimos se relacionan con las redes sociales, que llegaron a nuestras vidas no hace tanto, aunque pareciera que la humanidad nació con ellas puestas, y que sirven, en muchos casos y a muchas personas, para hacer una exposición constante de sus vidas. Y es que son miles y miles de personas las que cada día cuentan, a veces al minuto, qué hacen en sus vidas, cómo se sienten, qué comieron, con quién quedaron, el último viaje, es decir, una exposición permanente de su vida que provoca que, otras tantas, se cuestionen de manera, también continua, la suya, pensando que es mejor la vida ajena que están viendo a través de la pantalla del móvil.

Y creo que es el verano la época del año que más promueve el que se comparta todo lo que uno hace: descubrir aquella playa desconocida y solitaria (que a menudo está llena de miles de personas que quieren conocerla), la puesta de sol desde aquella cala, probar un nuevo vino, el restaurante en aquel acantilado, un paseo en barca, la fiesta donde es imprescindible estar … unos cuentan lo que hacen, y otros, al otro lado de la pantalla, del móvil, viendo la vida de miles de personas como quien mira una película y pensando por qué ellos no están precisamente allí, haciendo aquello.

No hace falta seguir a personas muy famosas (que puede que sí, que sean ellas las que generen en una parte de la población la sensación de que sus vidas no son maravillosas), puede ser una persona que conocemos, que esté cerca de nosotros, o alguien a la que se ha empezado a seguir sin saber por qué, la que genere este sentimiento de que nuestra vida podría ser mucho mejor de lo que es, tan sólo haciendo lo que hacen esas personas. De ahí ese miedo (el Fear del FOMO) de no estar donde están ellos, a los que vemos a través de la pantalla del móvil, haciendo lo que ellos hacen, para ser tan felices como aparentemente ellos lo son.

JOMO

En el lado contrario, los JOMO, los que disfrutan perdiéndoselo todo. A los que no es que les de igual no estar en todos estos lugares, es que eligen no estar. ¿Dónde está todo el mundo? Allí, pues yo en el lado opuesto, disfrutando de lo que sea que estoy haciendo, viviendo el momento sin preocuparme de lo que hacen otras personas en otros lugares.

No deja de sorprenderme la cantidad de espacios maravillosos en los que muchas personas sólo están pendientes de su móvil, moviendo el dedo de arriba abajo, de abajo arriba, deslizando imágenes en la pantalla, ignorando todo lo que tienen delante de su mirada, quién sabe si mirando lo que hacen otros, en otro lugar. Quizá perfectos FOMO.

Y ahora que ya sabes lo que significan estos términos, ¿te sientes identificado con alguno de los dos grupos?

¿Eres FOMO o eres JOMO?

Yo me siento absolutamente identificada con uno de los dos grupos, que, por si no lo habías adivinado todavía, sí, empieza por J. Lo pienso tantas veces: ¡qué felicidad poder perderse tantas cosas!

Qué felicidad perderse, sin más.

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