Es una rectificación en toda regla y menos mal. Me refiero a la rectificación que ha hecho el Gobierno para no plantear una subida imperial a las cuotas que pagan los autónomos para poder levantar España. Y esto es importante subrayarlo por si a alguien se le ha olvidado. España es un país de Pymes principalmente de pequeñas empresas que no pueden faltar ni un solo día a su puesto de trabajo porque no tienen más trabajadores para “tirar” de ellos. La ministra de Inclusión y Seguridad Social, Elma Saiz, ha escuchado las quejas del sector y ha dado marcha atrás. Digamos que la ministra ha abierto bien los oídos, se ha dado cuenta de que no era el mejor momento para proponer unas medidas que causaban malestar entre los trabajadores por cuenta propia y como se dice ha rectificado ipso facto. El nuevo planteamiento es casi de mínimos y limita la propuesta en principio a solo el próximo año, y congela la subida de cuotas para los que menos ganan y rebaja las del resto.
El proyecto inicial contó con el rechazo de casi todos los partidos. No solamente la derecha del hemiciclo (PP, Vox y Junts) se mostró como se esperaba en contra desde el principio el incendio ha sido más grave esta vez en el Consejo de Ministros porque también Sumar y ERC han protestado por la intención del ejecutivo de subir demasiado a los que más ingresan. Y esto es lo que más malestar ha creado dentro del gobierno es la falta de intuición política a la hora de plantear una propuesta que se gestiona en la Seguridad Social como una iniciativa que no debía salir a luz pública, como un inicio de negociación y que finalmente se filtra. Es decir la idea está en la mesa pero aunque queda mucho tiempo aún para las elecciones todos los partidos actúan como si viviéramos en una campaña permanente. De hecho cuando el PP vio el fallo garrafal del ejecutivo, no dudó en convertir este tema en caballo de batalla contra el Gobierno.
La mejor forma para hacernos una idea real de lo que hubiese sido la propuesta abortada es haciendo números. Un autónomo con unos 3000 euros netos de beneficio mensual, tras pagar gastos e impuestos, paga actualmente una cuota de 320 euros al mes a la Seguridad Social. Con la reforma, esa cuota ascendería a 440 euros en el 2026, 480 euros en 2027 y 520 euros en 2028. Es decir en solo tres años se recortaría en más de 1800 euros anuales su renta disponible. Y todo ello sin que se le garantice una pensión más alta ni una cobertura más justa, porque el incremento no iba destinado a mejorar su situación individual.
Conviene recordar que España no es Alemania, ni Inglaterra, ni EEUU. Ni tenemos su capacidad de inversión, ni su estructura industrial ni tampoco su productividad. En este país el motor que mueve la economía son los pequeños empresarios y autónomos que trabajan sin descanso para que la economía siga funcionando. Si el gobierno les asfixia, el Estado no aguantará y la deuda tampoco podrá pagarse.
Ser autónomo, en muchos casos, es mucho más que una etiqueta laboral, es una forma de ver el mundo, la economía y de ganarte la vida sin depender de nadie. Por lo tanto más allá del sablazo que supondría esta medida hay un interés por penalizar a los que no dependen del Estado ni de una gran empresa porque quieren crear la suya con sus propios clientes. Bienvenida sea la rectificación y ojalá un día podamos decir que España es un país también para los autónomos.




