El nombre de Fernando Samper ha vuelto a situarse en primer plano tras el registro de la sede de Forestalia por parte de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. La compañía, una de las más relevantes de Aragón en el ámbito de las energías renovables, se ha convertido en un actor clave del sector y su propietario en una de las figuras empresariales más influyentes —y también más controvertidas— de la comunidad.
Detrás de Forestalia está Fernando Samper, un empresario con intereses que van mucho más allá de la energía verde. Desde el sector porcino hasta el inmobiliario, pasando por proyectos tecnológicos de gran envergadura, su trayectoria refleja una estrategia de diversificación constante y una clara vocación por anticiparse a los cambios del mercado.
Fernando Samper y el origen de Forestalia
Nacido en Zaragoza en 1964, Fernando Samper fundó Forestalia hace trece años. En un tiempo récord, la promotora se consolidó como uno de los grandes referentes del desarrollo eólico y fotovoltaico en España. Su gran salto llegó en las subastas estatales de 2016 y 2017, donde Forestalia se impuso a las grandes eléctricas tradicionales, alterando el equilibrio de poder en el sector.
Para algunos competidores, Fernando Samper fue visto entonces como un advenedizo. Para otros, como un visionario capaz de entender antes que nadie que el negocio de las renovables podía despegar sin primas públicas, apoyado únicamente en la viabilidad económica de los proyectos y en la atracción de capital privado.
Antes de consolidar Forestalia, Fernando Samper ya había demostrado su capacidad para diversificar. Como consejero delegado de Grupo Jorge, la empresa cárnica fundada por su padre, impulsó la expansión del negocio hasta convertirlo en el primer productor y exportador de porcino de España, con presencia en más de cien países.
Su salida del grupo en 2011 marcó un punto de inflexión. Con parte de los activos energéticos familiares y otros adquiridos a la alemana RWE en el ámbito de la biomasa, Fernando Samper lanzó definitivamente Forestalia, asumiendo riesgos patrimoniales significativos en una etapa inicial en la que muchos proyectos aún no tenían garantizado su desarrollo.
El crecimiento de Forestalia y sus grandes cifras
El crecimiento de Forestalia ha sido sostenido y ambicioso. Los últimos datos oficiales, correspondientes a 2022, sitúan su facturación en 97,7 millones de euros y su plantilla en 285 personas. Unas cifras que consolidan a Fernando Sampercomo uno de los grandes empresarios del sector energético español.
Parte de ese éxito se explica por la capacidad de Forestalia para atraer inversores de primer nivel. En 2021, Amancio Ortega, a través de su family office Pontegadea, adquirió por 245 millones de euros la mitad de ocho parques eólicos en Zaragoza promovidos por la compañía de Fernando Samper.
El desarrollo acelerado de Forestalia también ha generado una fuerte contestación social. Los proyectos eólicos y fotovoltaicos impulsados por Fernando Samper, en su mayoría concentrados en Aragón, han provocado la movilización de plataformas vecinales y colectivos ecologistas contrarios a las macroinstalaciones.
En total, los parques en distintos grados de desarrollo superan los 10.000 megavatios y contemplan la exportación de energía a través de seis grandes autopistas eléctricas hacia La Rioja, Castilla y León, País Vasco, Cataluña y la Comunidad Valenciana. Aunque cuentan con aval ministerial, estos planes han situado a Forestalia en el centro del debate político y han motivado la creación de una comisión de investigación sobre las renovables en las Cortes de Aragón.
Inmobiliario, hostelería y nuevos proyectos
Más allá de Forestalia, Fernando Samper ha reforzado su apuesta por el sector inmobiliario en Zaragoza. Entre sus operaciones más destacadas figuran la compra del edificio de oficinas de la calle Joaquín Costa, 4. Así como inmuebles emblemáticos en la plaza de España y en Puerta Cinegia.
La diversificación empresarial del entorno familiar también se extiende a la hostelería y la jardinería. En Villanueva de Gállego reabrió el complejo Sella tras una profunda remodelación y, más recientemente, adquirió Viveros Montecarlo con el objetivo de reflotar la empresa.
Su último gran proyecto apunta al futuro digital. Un campus de centros de datos en Alfamén, Botorrita y Magallón, que refuerza el perfil estratégico de Fernando Samper como empresario a largo plazo.