Opinión

Esperpento propalestino con etarra, ministra y cobarde

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La Vuelta ciclista a España, otrora ruido blanco televisivo de nuestras siestas, se ha transformado en un escrache deleznable contra el equipo Israel-Premier Tech. Corpúsculos propalestinos piden su expulsión por la carnicería de autor que Netanyahu perpetra en Gaza. La demanda es una chorrada hija de su tiempo: imagínense, hace treinta años, a manifestantes pidiendo la expulsión liguera del Athletic de Bilbao o de la Real Sociedad por los asesinatos cometidos por la banda terrorista ETA. A pandillas de zumbados interrumpiendo los partidos o irrumpiendo en los entrenamientos ciscándose en Txapote o en Josu Ternera. No, ¿verdad? Varios ciclistas han denunciado que se sienten en peligro. “Estamos haciendo nuestro trabajo”, lamentó el italiano Simone Petilli, “y si esto sigue así, nuestra seguridad no está garantizada”. El director del equipo israelí, el español Óscar Guerrero, declaró este miércoles: “Que te llamen asesino o hijo de puta no es agradable, es algo que te duele”.

De nuevo, España se manifiesta como una deformación grotesca de la civilización europea, o sea, como un esperpento. Valle le hace decir a Max Estrella que “el sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada”. Por ello, un tipo como Ibon Meñika sólo puede ser español. El portavoz pacifista de la asociación Gernika Palestina, que clama contra el “genocidio” de Israel en Gaza, fue detenido en 2006 por la Guardia Civil portando noventa bonos de sesenta euros con el sello y anagrama de ETA. Cinco meses después, el juez Pedraz ordenó su puesta en libertad previo pago de una fianza de 12.000 lereles. Posteriormente, fue uno de los 47 acusados que reconocieron en la Audiencia Nacional haber actuado a las órdenes de la colmena criminal. Tras aceptar la condena, declaró que la aceptación de las penas –tres años y medio de cárcel– no suponía reconocer la legitimidad de la Justicia española. El miércoles, con cuatro ertzainas contusionados, tres detenidos y varios identificados, hizo “una valoración positiva de lo que se vio”.

Ese mismo día, la ministra Sira Rego, en pleno éxtasis antisemita, tiró de hipérbole definiendo al boicot como una “lección de humanidad” y señalando que las manifestaciones son pruebas del “compromiso con la paz y los derechos humanos”. “En Palestina”, escribió en X, “más de 63.000 personas ya no se sienten ‘en peligro’ porque han sido asesinadas por Israel. Basta ya”. Cabe recordar que la titular de la cartera de Infancia y Juventud, en la misma red social, publicó el siguiente tuit: “Palestina tiene derecho a resistir después de décadas de ocupación, apartheid y exilio. Frente a quienes hoy defienden volver al castigo colectivo bombardeando la Franja de Gaza, urge defender el derecho internacional. La única solución es el fin de la ocupación”. Junto a Ernest Urtasun, votó en el Parlamento Europeo en contra de condenar la masacre de Hamás del 7 de octubre. Dios quiera que no haya muertos en La Vuelta. En menudo compromiso metería al presidente Sánchez.

En mi opinión, el personaje más lamentable de semejante sainete es el director técnico de La Vuelta. La razón es muy sencilla: se digiere mejor el sectarismo, por terrible que sea, que la cobardía. El fulano responde al nombre de Kiko García, navega mal que bien en el sí pero no y, como los alemanes que hace cosa de un siglo prefirieron mirar hacia otro lado, apunta que “solución sólo hay una”: “Nosotros no la podemos tomar, pero de manera temporal y priorizando la seguridad de todos ante esta solución, pues entendemos que sería esta; que el propio equipo Israel se diera cuenta de que, estando aquí, no facilita la seguridad de todos”. Si es que las visten como putas, le faltó añadir.

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