Opinión

Las pulseras antimaltratadores fallan, pero Gaza

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El Ministerio de Igualdad se ha convertido, lamentablemente, en un altar mayor consagrado a la chapuza, en un trasunto macabro de Pepe Gotera y Otilio, en el mejor bote salvavidas para un sinfín de delincuentes machistas. La aplicación de la infame Ley del Sólo Sí es Sí excarceló a cientos de violadores y redujo las penas de estos por miles, y los fallos de las pulseras telemáticas para maltratadores, según la Fiscalía del imputado Álvaro García Ortiz de Delgado de Garzón, provocaron “una gran cantidad de sobreseimientos provisionales o fallos absolutos”. La ministra de la cosa, Ana Redondo, le quita hierro al asunto: la cifra de afectados ronda el 1%; o sea, que si la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género contabiliza unos 4.700 dispositivos activos de media entre junio y diciembre, hablamos de unos 50. Cuatro pipas para la titular de la cartera de Igualdad. Que se lo cuente a Rocío, la mujer maltratada que declaraba este viernes en Artículo 14: “Me he sentido muy humillada, bloqueada, derrumbada. Dolida por la justicia, por la policía, por el sistema y por la sociedad”.

El sistema Cometa es un meteorito enclenque. Las advertencias sobre los fallos llegaron a Igualdad desde que la adjudicación del servicio cambió de empresa: de Telefónica, que subcontrataba con Securitas Direct, a la UTE (unión temporal de empresas) entre Vodafone y Securitas. Según El Mundo, el juicio de valor firmado por un alto cargo de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género suspendió con un 3,6 sobre 10 el “Plan de transición de salida del servicio”. En el documento publicado en la Plataforma de Contratación Pública puede leerse: “En cuanto a los trabajos para la transición presenta un diseño deficiente, una planificación poco detallada y una asignación de recursos deficiente”. La última Memoria Anual de la Fiscalía General del Estado, presentada oficialmente en septiembre por el propio García Ortiz, destapó “una gran cantidad” de absoluciones a maltratadores por los “múltiples fallos” de las dichosas pulseritas. Consciente del follón, la Fiscalía difundió un comunicado en el que subrayaba que “las víctimas estuvieron protegidas en todo momento” y que “las incidencias se concentraron en un periodo del año”. Como informaba el compañero Alejandro López de Miguel, ni Fiscalía ni Igualdad habían precisado aún cuántas absoluciones y sobreseimientos se produjeron por estas “incidencias”.

Envuelto en la bandera palestina, vivía el Gobierno días de vino y rosas, aprovechando la carnicería perpetrada por Netanyahu en Gaza para arrinconar las investigaciones que afectan a Begoña Gómez y a David Sánchez, o el caso Koldo/Ábalos y sus infinitas ramificaciones, que tanta mella estaban haciendo en el electorado femenino, por eso de los audios en los que se repartían lumis, etcétera. El presidente Pedro Sánchez, que inició septiembre con el aspecto de un gemelo de Nosferatu con tuberculosis, experimentó en los últimos días una mejoría tremenda y, sobre todo, reconquistó el tablero político, mandaba en el baile. A Feijóo le pilló con el pie cambiado; a Abascal, frotándose las manos. Ahora, la ineptitud de la tripulación gubernamental puede abrir un boquete más que complicado en el galeón de La Moncloa. Mientras, los canallas brindan y sus víctimas tiemblan. Pero Gaza.

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