Opinión

Nadie lee nada, ni siquiera lo de Mourinho

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Es posible que ya lo hayan leído estos días, porque es uno de esos casos bendecidos por la viralidad. Y curiosamente, en el origen está el deseo de explorar ese concepto, el grial de los medios modernos. Una periodista argentina, Leticia Martín, publicó hace unos días en el periódico ‘Perfil’ un artículo titulado “Nadie lee nada”: “Vivimos en una sociedad de logros medidos a partir de un término médico. Lo que identifica al éxito es la gran capacidad de contagio: que algo se difunda con gran rapidez en las redes”.

 

Para demostrar justo eso, que “nadie lee nada”, Martín detalló en su texto la deuda que ‘Perfil’ mantiene con ella: no cobra desde hace siete meses. El texto fue publicado en la versión impresa y en la digital, aunque fue eliminado en esta última. Finalmente, ‘Perfil’ decidió volver a publicarla, no sabemos si para rentabilizar la comentada viralidad, no fueran a pasar los clicks de largo.

Yo, por si acaso, leí la columna de Leticia Martín, pues llegué a sospechar que se tratara de una suerte de juego de espejos y en realidad el artículo tampoco dijera eso, lo que sería la prueba suprema de que nadie lee nada, ni siquiera quienes pretenden lamentarlo.

En sus columnas de ‘As’, Alfredo Relaño suele tirar de una frase atribuida a Manuel Azaña: “En España, la mejor manera de guardar un secreto es escribir un libro”. Puede parecer una exageración, pero gracias a lo de Leticia Martín y ‘Perfil’ me ha venido a la cabeza un caso que lo demuestra.

En abril de 2014, casi un año después de que José Mourinho abandonara el Real Madrid, los medios españoles comenzaron a publicar unas extrañas informaciones. Extrañas, sobre todo, porque hacían alusión a sucesos acaecidos —presuntamente— tres años antes, nada menos. Según nuestra prensa, ‘The Times’ había desvelado que Mourinho llamó “traidores” e “hijos de puta” a sus jugadores, porque la alineación blanca se había filtrado a la prensa a horas antes de un partido contra el FC Barcelona.

Algunas informaciones se limitaban a citar a ‘The Times’ como fuente de la información; al parecer, sin preguntarse a cuento de qué venía esto tres años después. Otros detallaban que el incidente aparecía reflejado en ‘The Special One: the dark side of Jose Mourinho’, un libro de inminente aparición. Y en algún medio podía leerse que se trataba de “un libro escrito por el periodista Diego Torres que próximamente verá la luz”.

Efectivamente, el incidente había sido recogido por Diego Torres, periodista de ‘El País’, en un libro. Se titulaba ‘Prepárense para perder’ y se había publicado en España medio año antes.

“The Times’ ha tenido acceso a algunos extractos del libro ‘The Special One: el lado oscuro de José Mourinho’”, publicaban algunos medios en España. En Inglaterra tenían acceso a algunos extractos y los habían exprimido. Aquí teníamos el libro entero y, al parecer, no habíamos leído ni la solapa.

Por si el ridículo no era suficiente, el incidente de los “traidores” no era nuevo. Torres lo había publicado —sin lo de “hijos de puta”, es cierto— en ‘El País’ casi tres años antes y, de hecho, constituye uno de los capítulos esenciales de su obra escrita. Se trata, efectivamente, del mítico artículo titulado ‘El baño de Red Bull’, y no me gustaría rematar este artículo sin recordar un pasaje inolvidable:

“Presa de una emoción intensísima, Mourinho cogió una lata de Red Bull y la arrojó contra la pared. Al estrellarse, el recipiente se partió y liberó el líquido gaseoso con un efecto de lluvia. Bañados con esta bebida energética con sabor a frutos del bosque, azúcar y cafeína, algunos jugadores se quedaron perplejos. Otros lo observaron con indiferencia”.

Uno no se explica por qué el personal está dejando de leer.

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