El Gobierno ha convertido el derecho al aborto en su gran causa contra el PP y Vox. Es vox populi en los mentideros políticos que este verano el Ejecutivo buscó por activa y por pasiva posibles asuntos con los que marcar la agenda y el aborto no estaba entre ellos. Pero los movimientos del Partido Popular, especialmente el madrileño, que cada vez se acerca más a las posiciones de Vox, han forzado un giro que el Gobierno ha aprovechado.
Es un error de libro de los populares y Pedro Sánchez lo ha convertido en un asunto central de la agenda política contra la derecha ahora. El Ejecutivo cree que este asunto es perfecto para demostrar la derechización del PP y su entrega a Vox y por eso ha aceptado lo que Sumar le propuso hace un año y entonces rechazó.

Esta semana se ha abierto la primera puerta para presentar una reforma de la Constitución para incluir como derecho la interrupción voluntaria del embarazo. La fórmula es añadir un apartado al artículo 43 que obliga a todos los poderes públicos a garantizar este derecho reconocido en la ley de 2010 y ratificado en el año 2023 por una sentencia del Constitucional. El tribunal tardó nada menos que 13 años en decidir sobre la constitucionalidad de esta ley, que Mariano Rajoy decidió dejar como estaba a pesar de gobernar con mayoría absoluta.
El PP no termina de aclararse con el aborto y esto también llama mucho la atención. En el año 2010 como en 1983, volvió a recurrir la ley al Constitucional con un texto muy duro que elaboraron Soraya Sáez de Santamaria y Federico Trillo contra la norma de José Luis Rodríguez Zapatero, y volvió a perder.
Desde entonces, Feijoo ha intentado sepultar este asunto, y ni siquiera se ha tratado en el último congreso del PP porque siempre que sale provoca divisiones. Ahora, la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso y el alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, están en clara competencia con Vox y tienen mucho interés en el voto cristiano y evangélico clave entre muchos inmigrantes latinoamericanos nacionalizados.
Ni siquiera teniendo en cuenta este cálculo electoral que convendría a los populares madrileños se entiende la complacencia de algunos dirigentes del PP a nivel nacional con la ultraderecha de Vox sobre un asunto que no supone el menor problema para la sociedad española. El 83% de los ciudadanos y el 60% de los votantes que apoyan al PP y Vox están de acuerdo con la ley. El problema final es para Núñez Feijóo, que no termina de ver como enterrar de nuevo el asunto consciente de que el aborto es demasiado delicado para un partido que está atrapado entre un voto más liberal y otro más reaccionario.

El Gobierno está cómodo en el enfrentamiento con Díaz Ayuso y la respuesta de Pedro Sánchez a los bandazos del PP ha sido pasar a la ofensiva. La propuesta de llevar el derecho al aborto a la Constitución es un golpe en la mesa ante el desafío de Ayuso y pone en jaque a Feijóo.
¿Por qué? La tramitación en la Cortes va a obligar al Partido Popular a definir la posición del partido y este es el objetivo de Moncloa: que los populares queden retratados con su voto ante su electorado femenino y ante las votantes de izquierdas. Y aunque la decisión de Sánchez sea una estrategia para acorralar al líder de la oposición no quita que sea oportuna y necesaria ante la ola internacional ultrarreaccionaria que se jacta y hace bandera del retroceso de derechos que pensábamos que se creían consagrados.
Hace tiempo que la sociedad española aceptamos que el aborto es un derecho. Tenemos una legislación que lo avala y unas administraciones que a veces la incumplen. Por eso es necesario protegerlo. Hay que blindar el derecho de las mujeres a decidir con plena autonomía sobre su embarazo.
“Váyanse a abortar a otro lado”, dijo hace unos días la presidenta de la Comunidad de Madrid. Quizá para las mujeres más jóvenes puede pasar desapercibida la carga emocional que tiene la frase. Pero muchas de nosotras recordamos como si fuese ayer la dificultad que tenían muchas mujeres españolas, que tenían que viajar a Londres para poner fin a un embarazo no deseado. Eso las que tenían dinero para costearse la operación y el viaje porque las que no podían hacer frente a este desembolso tenían que ser madres contra su voluntad. Es una generación que todavía vive y que vivieron a las órdenes de un marco normativo que decidía por ellas y les obligaba a ser lo que no querían ser. Ahora que todo parecía olvidado, el aborto vuelve a la actualidad informativa con planteamientos muy extravagantes que no tienen ningún tipo de respaldo científico. Ni un paso atrás.