Rebeca Carrasco, psicóloga: “Si no se le corrige, un niño que acosa será un adulto maltratador”

La psicóloga Rebeca Carrasco explica que "los padres critican el acoso, pero si el acosador es su hijo, prefiere justificar su comportamiento"

Pintadas en el colegio Las Irlandesas en Sevilla en el que estudiaba Sandra, la joven que se suicidó el pasado martes en Sevilla, este viernes.
EFE/ Jose Manuel Vidal

La ola de indignación que ha desatado el suicidio de Sandra, la niña sevillana de 14 años acosada por sus compañeros, es síntoma de un malestar que atraviesa a las familias, los centros educativos y la sociedad entera. Rebeca García Carrasco observa que ante la crueldad hay un silencio con una consecuencia muy directa: llegamos tarde.

La sociedad lamenta cada suicidio infantil, pero ¿nos faltaría entenderlo como un fracaso colectivo?
No diría fracaso porque equivaldría a que es irreparable. Sí deberíamos asumir como sociedad la responsabilidad de trabajar de cara al futuro. Existe una gran necesidad de educar en valores y marcar límites. Hoy los proyectos educativos y modelos de crianza no van por este lado.

¿Qué está ocurriendo con el acoso escolar?
Hay muchos factores que intervienen. Faltan modelos educativos a nivel social y familiar que favorezcan la empatía y el respeto. Sin ellos, lo que estamos observando es que los niños y adolescentes repiten las dinámicas violentas del entorno y que la presión del grupo puede más que la libertad individual para rechazar ciertas conductas.

¿Qué lleva a los adultos a ver el dolor sin sentirlo como propio?
Miramos hacia otro lado cuando no nos tocan lo nuestro. Los padres critican el acoso, pero si el acosador es su hijo, prefiere justificar su comportamiento como cosa de críos o se regocija porque prefiere que sea acosador a acosado. Por otra parte, cada vez más se toma el TDAH para encajar en este trastorno el incumplimiento de las reglas, la agresividad o el infligir daño a un compañero.

¿El niño acosado no despierta compasión, sino vergüenza colectiva?
Hemos perdido sensibilidad. No educamos en la diferencia, aunque esa diferencia sea un talento.

¿Qué señales emite un niño con pensamiento suicida?
Sufrimiento, tristeza, silencio. Si encontrase un espacio seguro de expresión emocional, aliviaría ese sufrimiento. Nos encontramos casos en los que el niño que habla de su agresión acaba recibiendo más burla, más insultos y agresiones. Por esto, necesitamos crear mecanismos serios donde la vulnerabilidad no se castigue.

¿Qué se puede esperar de un menor acosador?
Si no se le corrige su conducta, será un adulto maltratador. Me viene a la memoria El señor de las moscas. Sin una estructura social, aflora la crueldad del ser humano, provocando un caos sin control.

¿Deberían endurecerse las penas para estos menores?
Sobre todo, debería haber consecuencias. Este tipo de conductas no pueden quedar impunes y lo que está claro es que no se puede esperar que el castigo venga de las familias. Por sí mismo, un adolescente que ha hecho mal no va a corregirse. No encontrará la necesidad de hacerlo mientras no vea que en su comportamiento lleva implícita una pena. Un adulto que aparca en doble fila, aunque moleste, lo seguirá haciendo mientras no le llegue una multa. Y ante la ausencia de consecuencias, seguirá jactándose de sus actos.

¿Hay unos rasgos comunes en los acosadores escolares?
Puede existir una epigenética, la huella violenta de un padre violento, pero existen otros factores que llevan a causar daño a un compañero. Especialmente las dinámicas que le rodean, la ausencia de referentes morales y el consumo de contenidos en las redes sociales. Son menores que crecen inseguros y faltos de autoestima. Necesitan verse reforzados en el grupo y buscan la diferencia en su entorno, lo que ellos consideran el “patito feo”, para crecerse y encontrar su liderazgo.

¿Cómo se puede revertir?
Enseñar a los niños que ver el mal y callar te hace cómplice. Formar a profesores y familias en detección temprana y en corresponsabilidad. Necesitamos que la profesión docente sea realmente vocacional para que se involucren, en lugar de mirar hacia otro lado. Nos falta mucha información para tomar conciencia. Es urgente tomárselo en serio para que exista un proyecto real que de verdad funcione.

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