La muerte de Emilio Rodríguez Menéndez ha devuelto a la actualidad el nombre de uno de los abogados más controvertidos de la historia reciente de España. Su trayectoria estuvo marcada por una mezcla explosiva de fama, escándalo y exceso mediático. A lo largo de más de cuatro décadas, se convirtió en un personaje habitual en los platós de televisión, los periódicos sensacionalistas y los juzgados. Su manera de entender la abogacía —tan teatral como combativa— lo convirtió en una figura pública, más próxima al espectáculo que al ejercicio jurídico.
Detrás del personaje hubo una larga lista de casos judiciales que marcaron época, algunos de ellos relacionados con los crímenes más mediáticos de la España de los años noventa. Del robo del furgón blindado de El Dioni al escándalo del crimen de Alcàsser, Emilio Rodríguez Menéndez supo moverse entre la justicia y la prensa con una habilidad tan polémica como rentable.
El Dioni y el inicio de la fama mediática
Todo comenzó a finales de los años ochenta, cuando Emilio Rodríguez Menéndez asumió la defensa de Dionisio Rodríguez Martín, más conocido como El Dioni. En julio de 1989, este vigilante de seguridad se fugó con un furgón de la empresa Candi cargado con más de 298 millones de pesetas. El robo, su huida a Brasil y la posterior captura se convirtieron en un fenómeno mediático sin precedentes.
El abogado aprovechó la popularidad del caso para convertir a su cliente en una celebridad. El Dioni apareció en programas de televisión y concedió entrevistas en exclusiva, siempre de la mano de Rodríguez Menéndez, que comprendió antes que nadie el poder del espectáculo judicial. Aunque la estrategia no evitó la condena, sí marcó el inicio de una nueva etapa en la que el abogado dejó de ser un simple defensor para transformarse en protagonista mediático.

El caso del Dioni fue, en cierto modo, el punto de partida de su marca personal: la de un abogado capaz de convertir un delito en un relato televisivo, y a su cliente, en una figura de la cultura popular.
El caso del Nani: un misterio sin resolver
Otro de los episodios más conocidos de Emilio Rodríguez Menéndez fue su implicación en el llamado caso Nani, uno de los mayores escándalos policiales de la Transición. Santiago Corella, apodado El Nani, desapareció en 1983 tras ser detenido por la Policía Nacional acusado de robo. Nunca más se volvió a saber de él.
El abogado defendió a la familia de Corella y acusó abiertamente a la policía de torturas y encubrimiento. Sus declaraciones y su agresiva estrategia mediática contribuyeron a que el caso se convirtiera en un símbolo de la impunidad policial en aquellos años. Sin embargo, la causa judicial se cerró sin esclarecer la desaparición y sin condenas firmes.
Para Rodríguez Menéndez, el caso del Nani fue una plataforma para consolidar su imagen como abogado combativo y desafiante del sistema. Alguien que no temía enfrentarse al poder ni a las instituciones. Pero también fue el inicio de su enemistad con parte del estamento judicial, que empezó a verlo como un agitador más que como un jurista.
“La Dulce Neus”, la asesina mediática
En los años noventa, Emilio Rodríguez Menéndez volvió a ocupar portadas al hacerse cargo de la defensa de Neus Soldevila, conocida como La Dulce Neus. La mujer había sido acusada de participar en un crimen pasional en el que murió su amante.
El caso despertó enorme interés por la mezcla de sexo, violencia y celos. Y el abogado supo explotar esa atención pública con su estilo característico: entrevistas, ruedas de prensa y declaraciones altisonantes que mantuvieron el tema en los medios durante meses.
El proceso judicial fue largo y complejo. Pero lo que realmente quedó en la memoria colectiva fue la presencia constante de Rodríguez Menéndez ante las cámaras, denunciando supuestas irregularidades y convirtiendo el juicio en un espectáculo mediático. Con este caso, el abogado terminó de consolidar su reputación como especialista en lo escandaloso.
El escándalo del crimen de Alcàsser y la entrevista falsa
Si hay un episodio que resume la polémica en torno a Emilio Rodríguez Menéndez, ese es el del crimen de Alcàsser. En 1992, tres adolescentes —Miriam, Toñi y Desirée— fueron secuestradas, torturadas y asesinadas, un crimen que sacudió a toda España. La cobertura mediática del caso fue tan excesiva como morbosa, y el abogado jugó un papel central en uno de sus capítulos más vergonzosos.

Rodríguez Menéndez era entonces propietario y director de la revista Dígame, una publicación sensacionalista que se dedicaba a cubrir casos judiciales con tono de tabloide. En pleno auge del caso Alcàsser, la revista publicó una entrevista falsa con Antonio Anglés, el principal sospechoso fugado, en la que se le atribuían confesiones inventadas. La manipulación fue tan grave que el escándalo llevó al cierre de la publicación y a nuevas denuncias contra el abogado-editor.
Ese episodio selló definitivamente su imagen de personaje mediático sin escrúpulos. Lo que había empezado como ambición por destacar en el mundo legal terminó convirtiéndose en una espiral de provocaciones y conflictos éticos.
La prensa, los juicios y la caída
Con el paso del tiempo, Emilio Rodríguez Menéndez se transformó en un símbolo de una época en la que la frontera entre la información y el espectáculo se desdibujó. A finales de los noventa, su carrera entró en declive. Acumuló sanciones del Colegio de Abogados por ejercicio irregular, fue condenado por intrusismo y estafa, y protagonizó una fuga de película al abandonar España para eludir una condena.

Pese a todo, continuó dando entrevistas y presentándose como víctima de una persecución judicial. En 1999 sobrevivió a un intento de asesinato —recibió varios disparos en la calle—, un episodio que él mismo vinculó a conflictos personales y profesionales. Aquella experiencia no lo apartó del foco, sino que reforzó el mito del abogado perseguido y superviviente.
Durante los años 2000 y 2010, su nombre volvió a aparecer en distintos procesos judiciales. En 2023 fue condenado a cuatro años de cárcel por estafa agravada y usurpación de funciones, al fingir negocios internacionales para captar dinero de varios clientes. Esa sentencia fue la última gran noticia sobre él antes de su fallecimiento.