El controvertido abogado Emilio Rodríguez Menéndez ha fallecido en Madrid a los 75 años, según han confirmado fuentes cercanas a su entorno. Figura mediática y protagonista de innumerables titulares durante las últimas décadas, su nombre ha estado siempre asociado a la polémica, los tribunales y un modo de entender la abogacía tan mediático como excesivo.
Durante los años ochenta y noventa, Emilio Rodríguez Menéndez se convirtió en uno de los abogados más conocidos de España. No tanto por sus logros jurídicos como por los personajes que defendía.
Su carrera estuvo marcada por casos tan mediáticos como los de El Dioni, La Dulce Neus o el del desaparecido Nani. Se convirtió en lo que muchos llamaban el “abogado del diablo”. La exposición constante en los medios le catapultó a la fama, pero también lo situó en el ojo del huracán.
De abogado de famosos a personaje mediático
El propio Emilio Rodríguez Menéndez cultivó su imagen pública como un hombre de verbo afilado y gusto por el espectáculo. Fundó la revista Dígame, un semanario de prensa del corazón que acabó clausurado por vulnerar el derecho a la intimidad. La publicación protagonizó uno de los mayores escándalos periodísticos de la época al difundir una entrevista falsa con Antonio Anglés, uno de los implicados en el crimen de Alcàsser.
Su vida profesional se entrelazó con una sucesión de episodios judiciales. Fue suspendido en varias ocasiones por el Colegio de Abogados, condenado por intrusismo profesional y por ejercer sin habilitación. En 2023, un tribunal lo sentenció a cuatro años de prisión por estafa agravada y usurpación de funciones, después de engañar a varios clientes con supuestos negocios petrolíferos en Argentina.
Una vida rodeada de escándalos y excesos
A lo largo de su trayectoria, Emilio Rodríguez Menéndez acumuló enfrentamientos con jueces, fiscales, colegas y hasta con algunos de sus propios clientes. Su nombre estuvo vinculado a acusaciones por delitos fiscales y fue protagonista de una de las fugas judiciales más comentadas de los años noventa, cuando abandonó España para evitar el cumplimiento de una condena.
En 1999, sobrevivió a un intento de asesinato tras recibir varios disparos, un suceso que él mismo relacionó con un conflicto personal. Aquel episodio marcó el inicio de una etapa más discreta, aunque nunca dejó de ser una figura conocida, envuelta en titulares por nuevos procesos judiciales y declaraciones altisonantes.
Murió como vivió: en el centro de la controversia, tras haber hecho de su vida una continua batalla legal y mediática. Para muchos, fue un ejemplo de cómo la fama puede devorar a quien la busca; para otros, un símbolo de la España más sensacionalista y turbulenta. Sea cual sea la lectura, Emilio Rodríguez Menéndez deja tras de sí una biografía tan fascinante como contradictoria.