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“Academia de la esperanza”: el refugio que protege a los huérfanos de Gaza

Organizaciones israelíes, americanas, europeas y palestinas apoyan varios centros en la franja que dan educación, comida y tratamientos a 5.000 huérfanos. Profesoras, doctoras y psicólogas palestinas asisten a los menores necesitados

Niños gazatíes intentando coger algo de comida

De lo que apenas se habla tras la entrada en vigor del plan de paz de Donald Trump es del futuro de los niños en la Franja de Gaza. Además de los cerca de 20.000 menores que se estima que murieron por los bombardeos israelíes, una generación entera estuvo privada de educación durante dos años de guerra, malviviendo como desplazados dentro de su propio territorio. Sus heridas difícilmente cicatrizaran.

Asi Garberz, israelí de 38 años residente del kibutz Ramot Menashe, tuvo su primer hijo en plena guerra. “La mezcla de ambos eventos (la guerra y su hijo) me removió la vida, entendí que no podía permanecer en silencio”. Coordinador de un grupo que defiende los derechos laborales y líder de un proyecto de liderazgo conjunto árabe-judío, Garberz tiene experiencia en resolver problemas estructurales.

“Salvar a los niños”

Esta vez, el reto era mayor. “Lo que realmente quería era detener la guerra, traer de vuelta a los secuestrados y sacar a Hamás del mundo. Pero al darme cuenta de que no tengo poder para influir, entendí que nuestro futuro aquí depende de si niños a mi alrededor sobreviven la próxima semana, mañana o este día. Si los niños viven o mueren aquí, y si existe una norma que los proteja. Así surgió la idea de salvar a los niños“, cuenta este israelí al diario Ha’aretz.

Gaza
Una niña gazató en plena destrucción en Ciudad de Gaza, tras el anuncio del alto el fuego
Efe

La idea inicial de Garberz era salvar a niños huérfanos de Gaza y establecer un centro de recuperación fuera de la Franja. Contactó organizaciones humanitarias, donantes y diplomáticos, pero había demasiadas barreras. Contactó con el profesor David Hassan, neurocirujano palestino-estadounidense de California, que se movilizó para salvar niños gazatíes, pero también se topó con complicaciones. Decidieron unir fuerzas.

La “Academia de la esperanza”

El pasado agosto, se estableció en la céntrica localidad gazatí de Deir al-Balah la “Academia de la esperanza”, que acoge a unos 600 niños que perdieron a sus padres en la guerra. Los residentes reciben dos raciones diarias de comida caliente, asistencia médica y apoyo psicológico. Se le llama academia porque también hay profesores que empezaron a dar clases en pleno conflicto. En total, hay un personal de 24 mujeres, entre maestras, doctoras o psicólogas. Hace dos semanas, se abrió un centro similar en Jan Yunis, que acoge a otros 1.500 huérfanos y da empleo a 50 empleadas. Ya hay planes para abrir un tercer y cuarto centro: el plan es apoyar a 5.000 huérfanos.

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Israelíes observan la franja de Gaza desde Sderot
Efe

La academia pionera de Deir al-Balah está formada por cinco grandes tiendas de campaña. Hay alumnos en edad de guardería y educación primaria, que vienen desde el campo de refugiados adjunto. Los heridos -incluidos en silla de ruedas- son acompañados por profesionales. Disponen de comida básica, mayormente arroz o pasta. La carne o el pescado, así como las duchas, parecen un sueño lejano. Recientemente, recibieron material higiénico, para prevenir las enfermedades de piel derivadas de meses sin lavarse.

Las clases de matemáticas, árabe, arte o ciencia son la principal actividad, que termina a las 3 de la tarde. No obstante, muchos niños se quedan hasta el anochecer. Nadia (nombre ficticio) es una niña de 12 años que perdió a sus padres, y desde la primavera de 2024 se hace cargo de sus hermanos, que tenían entonces 7, 3 y 1 año. Su supervivencia depende de ella. La apertura de la “Academia de la esperanza” salvó a los cuatro, que reciben suficiente comida para sobrevivir. Pese a la ayuda, Nadia seguirá ejerciendo de “madre” prematura.

Una madre palestina huye con sus hijos tras un ataque aéreo israelí durante una operación militar israelí en la ciudad de Gaza
EFE/EPA/MOHAMMED SABER

La academia vio la luz gracias a una coalición de organizaciones americanas, europeas, israelíes y palestinas. World Central Kitchen (WCK) provee la comida, mientras que la agrupación israelí SmartAID, que provee soluciones tecnológicas en lugares que afrontan crisis humanitarias en el mundo, da formación a personal palestino sobre el terreno.

Israelíes que ayudan a los niños de Gaza

“Tengo un equipo de más de 200 israelíes que lo dan todo por los niños en Gaza, cuenta David Hassan. Garberz está al cargo de la cooperación internacional. Rina Naor, emprendedora tecnológica, maneja la logística para la distribución de alimentos. El profesor Dan Terner, experto en gastroenterología, aporta conocimientos necesarios para lidiar con incontables casos de desnutrición. El profesor Amit Goldberg, experto en Psicología, aporta su grano de arena como “israelí que está devastado por la situación”.

“No tengo ninguna experiencia en el ámbito humanitario”, reconoce Goldberg, que se sumó porque faltaba alguien para recaudar fondos en Estados Unidos. La mayoría de las donaciones llegan del estado judío. “Más de 1.000 israelíes ya donaron en la campaña, con una media de 140 dólares por persona”, aclara. Considera que se debe a que “muchos israelíes se sienten impotentes ante la situación”. De los 1.600 donantes, el 90% son de Israel.

Niñas
Las mujeres y niñas de Gaza, ante la amenaza del hambre
Efe

David Hassan creció en el seno de una familia palestina que emigró a California en 1967, también huyendo de la guerra. La “Academia de la esperanza” se impulsó tras una entrevista que concedió a Ha’aretz en mayo de 2024, tras visitar dos veces Gaza como voluntario médico. Describió los horrores que se vivía en los hospitales, con refugiados amontonados en los centros y enfermedades epidémicas fuera de control.

¿Un acto de la izquierda?

“Hacemos esto para poder decir que nuestro corazón no se endureció frente a tanto sufrimiento”, dice un donante israelí de la iniciativa. No obstante, también surge la polémica. “Las respuestas a los mensajes en las redes sociales son muy comprensivas y esto es evidente en el alcance de las donaciones, pero no se puede ignorar que el mainstream israelí percibe el rescate de niños que no son nuestros como una posición política, como un acto de izquierda. Insisto en que no lo es. Es una posición humana“, aclara otro participante.

Tamara Arda, cineasta israelí que trabaja en París y Berlín, produce vídeos con la participación de los niños de la academia y los distribuye a las escuelas de todo el mundo. “El objetivo es establecer la comunicación entre los niños de Deir el-Balah y otros niños de su edad, para que estén lo menos aislados posible”, dice. Como recuerdan los activistas que se manifiestan en Tel Aviv con retratos de niños gazatíes muertos, “un niño es un niño”. Y ante el horror, hay quienes apuestan por la humanidad.