Testigo directo

Nadia Eid: “Gaza es como una montaña de escombros”

"Es catastrófico". Nadia Eid, trabajadora de Médicos Sin Fronteras, revela la destrucción y la precariedad que persisten tras el cese de la violencia

Gaza
Una niña gazató en plena destrucción en Ciudad de Gaza, tras el anuncio del alto el fuego
Efe

La primera fase del alto el fuego en la Franja de Gaza ha supuesto un respiro temporal para una población que lleva más de dos años sumida en una guerra. Con más de 67.000 personas fallecidas desde el inicio del conflicto, el cese de las hostilidades ofrece una pausa, pero no una solución. Las calles continúan sepultadas bajo los escombros, los hospitales funcionan al límite de su capacidad y la población vive con un temor persistente: que la violencia vuelva a estallar en cualquier momento.

En este contexto, Médicos Sin Fronteras (MSF) trabaja sobre el terreno proporcionando atención médica de emergencia. Nadia Eid, integrante del equipo de coordinación médica de la organización en Gaza, describe una realidad marcada por la destrucción y la incertidumbre.

“Esto es catastrófico”

Nadia Eid relata la situación del territorio. Aunque muchos fuera de la región creen que el final de la guerra permitirá un retorno a la normalidad, ella lo desmiente con crudeza: “Probablemente muchos han oído que la guerra finalmente ha terminado en Gaza y que la gente podrá volver a su vida normal. Lamentablemente, esto está muy lejos de la verdad, y la realidad sobre el terreno cuenta una historia muy diferente”.

La magnitud de la destrucción es difícil de imaginar, “Gaza es ahora como una montaña de escombros” asegura Eid. Según explica, la mayoría de las personas han perdido sus hogares y sobreviven en tiendas de campaña improvisadas, sin acceso a agua potable, alimentos básicos ni productos de higiene. “Así que, aunque la guerra haya terminado por ahora, la gente no puede volver a sus hogares. Esto es catastrófico”, añade.

Camiones que transportan ayuda proporcionada por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) circulan por Khan Younis, en el sur de Gaza.
EFE

Un sistema sanitario colapsado

MSF y otras organizaciones humanitarias intentan sostener un sistema de salud gravemente dañado. “El sistema de salud está prácticamente colapsado. Muchos hospitales y centros de atención primaria han sido directamente atacados. A diario, en nuestros centros de salud, recibimos cientos de pacientes y no tenemos capacidad para atenderlos a todos”, relata Eid. La reconstrucción de la infraestructura sanitaria llevará años, y la falta de recursos multiplica el sufrimiento. “Nos llevaría una eternidad poder tratar a cada persona, y no contamos con los recursos suficientes para hacerlo”, confiesa.

La situación personal tampoco deja espacio para el duelo. “Hemos perdido familiares, pero no hemos tenido el privilegio de llorarlos ni de consolar a nuestros seres queridos más cercanos”, explica.

Avanza la “fase dos” del plan de paz

Mientras la población lucha por sobrevivir, la diplomacia internacional se mueve. Donald Trump, anunció esta semana el inicio de la “fase dos” de su plan de paz para Gaza, subrayando que “el trabajo no está hecho”. La nueva etapa incluye la desmilitarización del enclave, el despliegue de una fuerza internacional de estabilización y un ambicioso plan de reconstrucción con apoyo de países árabes.

Camiones que transportan ayuda proporcionada por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) circulan por Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza.
EFE

Sin embargo, el acuerdo enfrenta tensiones. Aunque la primera fase permitió un intercambio de rehenes y prisioneros, Hamás ha devuelto sólo cuatro de los 28 cuerpos de rehenes fallecidos, incumpliendo parte de lo pactado. Esta situación ha generado fricciones entre las partes y ha ralentizado la apertura de pasos fronterizos para la entrada de ayuda humanitaria.

Las Naciones Unidas han reclamado tanto a Israel como a Hamás que respeten el acuerdo para permitir la entrada sostenida de combustible, gas y suministros esenciales. El jefe humanitario de la ONU, Tom Fletcher, advirtió que la ayuda “no puede utilizarse como moneda de cambio” y exigió abrir más cruces fronterizos y permitir el acceso de miles de camiones con asistencia cada semana.

“Debemos restaurar la confianza y la esperanza a través de acciones concretas”, señaló Fletcher, quien insistió en que la seguridad de las familias y la protección de los niños serán la verdadera prueba del acuerdo de paz.

Una reconstrucción monumental

Mientras tanto, maquinaria pesada enviada por Catar ha comenzado a despejar escombros en las principales calles de Gaza para permitir el retorno progresivo de desplazados internos. Las autoridades locales estiman que la reconstrucción requerirá al menos 70.000 millones de dólares, de los cuales 20.000 millones deberían invertirse en los próximos tres años para hacer viable la vida en el enclave.

El alcalde de Gaza ha anunciado campañas para habilitar viviendas temporales antes de la llegada del invierno, mientras organizaciones internacionales coordinan esfuerzos logísticos. Sin embargo, la entrada de materiales y suministros sigue siendo un obstáculo central.

Un hombre con un hatillo con sus pertenencias pasa ante varias excavadoras del Ayuntamiento de la ciudad de Gaza.
EFE/ Ahmad Awad

“Este sufrimiento continuará”

Para quienes viven en Gaza, el alto el fuego no ha traído paz, sino una pausa frágil. “En lo personal, lo peor es la incertidumbre. No sabemos qué va a pasar. Todas las personas en la Franja de Gaza tienen un miedo profundo a que la guerra vuelva a reanudarse, lo que sería nuestra peor pesadilla”, confiesa Nadia Eid.

“Siento una profunda tristeza por todas esas personas que han sufrido heridas que les cambiarán la vida, por todos esos niños que han perdido extremidades, que tienen piernas o brazos amputados. Así que, aunque la guerra haya terminado, este sufrimiento continuará”, concluye. Su deseo es claro: “Solo espero que este alto el fuego se mantenga y que podamos, finalmente, llegar al verdadero final de esta guerra”.

TAGS DE ESTA NOTICIA