Guerra en Gaza

“Se espera de nosotros que salvemos vidas mientras las nuestras se consumen lentamente”

Médicos sin Fronteras avisa: la hambruna también les afecta a ellos. La ONG internacional explica que en Gaza ya no solo los civiles están en riesgo extremo, los sanitarios también

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El pequeño gazatí Mohamed Motawaq, de tan solo 18 meses, de cuerpo esquelético pasa los días en Gaza en brazos de su madre, Hidaya al Mutauaq, un mujer viuda, de 30 años, sin apenas leche y otros productos básicos por las restricciones que Israel
Efe

La situación de hambruna en la Franja de Gaza está alcanzando un nivel crítico.  Cientos de miles de personas se encuentran en una situación extrema por el bloqueo a la ayuda que existe por parte de Israel.

La disponibilidad de alimentos ha alcanzado nuevos mínimos en toda la Franja, afirman desde Médicos sin Fronteras.  Las dificultades para comer en ella son enormes, y es una crisis que afecta a personal sanitario y a pacientes enormemente. Dos coordinadores médicos en la Franja de Gaza, Caroline Willemen y Abu Abed Moughaisib, han compartido su testimonio.

“Ni siquiera hay leche de fórmula para los bebés de la UCI de neonatales”

“Muchos pacientes de los centros sanitarios de Gaza ya no reciben alimentos; la situación es más desesperada que nunca. En los últimos días, las cocinas comunitarias, que proporcionan comida al personal y a los pacientes, no han podido suministrarla en algunos de los centros en los que trabajamos”, reconoce Caroline Willemen.

Madre
El niño palestino Yazan Abu Foul, que sufre de malnutrición, junto a su madre Naima, en el campo de refugiados Al Shati, al este de Gaza.
EFE

Dentro de los centros hospitalarios donde todavía hay alimentos disponibles para los pacientes, “solo hay productos básicos para unos pocos días, sin la variedad de nutrientes necesarios para la recuperación o la curación. En todos nuestros centros de la Franja de Gaza, asistimos impotentes al agravamiento de las consecuencias médicas de esta escasez”.

Los días 19 y 20 de julio, “las salas de pediatría y maternidad del Hospital Al Helou, donde trabajan los equipos médicos de MSF en el norte de Gaza, no pudieron facilitar alimentos” a las mujeres y los niños. “Algunos días ni siquiera hay suficiente leche de fórmula para los 23 bebés de la unidad de cuidados intensivos neonatales”, insiste Willemen.

En el Hospital Nasser, en el centro de la Franja, “actualmente hay 168 pacientes ingresados en las salas de pediatría y maternidad que no pudieron recibir alimentos los días 20 y 21 de julio”.

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Los cadáveres de varios palestinos yacen en el hospital Al-Shifa tras haber sido asesinados a tiros en un punto de distribución de alimentos
Efe

Esta falta de alimentos también afecta al personal médico. “Nuestros colegas palestinos viven ahora en condiciones tan precarias que, aunque pudieran permitirse la comida, no podrían almacenarla. Tienen que ir día tras día al mercado para conseguir algo alimentos. Si no hay nada en el mercado, no comen. Sin embargo, a pesar del hambre y el agotamiento, nuestros compañeros y compañeras siguen trabajando en circunstancias inimaginables”.

La situación alimentaria “es tan grave que cada día nos preguntamos si los pacientes de los hospitales a los que prestamos apoyo y el personal médico que los atiende podrán comer algo. Estamos desesperados. Como potencia ocupante, las autoridades israelíes tienen la obligación de proporcionar ayuda a la población de Gaza. En estos momentos, la están matando de hambre de forma deliberada”.

Hambre
El Hospital de la Sociedad Benéfica de Amigos del Paciente de Ciudad de Gaza está atestado de madres ojerosas y niños cabezudos con cuerpos demasiado pequeños; ojos hundidos, tripas hinchadas y brazos diminutos
Efe

“Se espera de nosotros que salvemos vidas mientras las nuestras se consumen lentamente”

“Así es como el hambre destruye tu cuerpo: en las primeras 6 a 24 horas, el azúcar en sangre baja. El cuerpo quema el glucógeno almacenado para mantenerse con vida. De 1 a 3 días, ya no hay glucógeno. La grasa se convierte en cetonas para alimentar el cerebro. El cuerpo está ahora en modo de supervivencia, lo llamamos”, explica Abu Abed Moughaisib.

“De 3 a 5 días, los músculos comienzan a desmoronarse, el cuerpo sacrifica su propio tejido, incluso el corazón, sólo para sobrevivir. Es entonces cuando los niños dejan de llorar, pero nunca pensé que lo experimentaría de primera mano como lo estoy haciendo ahora”.

Durante los últimos meses, “he estado sobreviviendo con una comida al día. Y en las últimas jornadas, incluso he comido una vez cada dos días, no porque no pueda permitírmelo sino porque no hay nada que comprar y los mercados están completamente vacíos”, confiesa Abu Abed Moughaisib.

“Y no soy el único. Atendemos a pacientes que se mueren de hambre mientras nosotros mismos empezamos a pasar hambre.  Los conductores de ambulancias que transportan heridos y pacientes también se mueren de hambre. Se espera de nosotros que salvemos vidas mientras las nuestras se consumen lentamente. No se trata sólo del hambre, sino de la lenta destrucción de la vida, la dignidad y la humanidad. Esto tiene que acabar. Utilizar la comida, el agua, la ayuda, como arma en esta guerra es del todo inaceptable”.

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