Opinión

Carlota Bustelo: la Constitución también tiene nombre de mujer

Carlota Bustelo - Sociedad
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La Constitución española lleva nombres de mujer. Entre ellos, luminoso y valiente, destaca el de Carlota Bustelo García del Real, una de las 21 diputadas y 6 senadoras que participaron en la redacción y aprobación de la Constitución de 1978, en una época en la que las mujeres apenas representaban el 6 % de los cargos electos. Y, sin embargo, su voz y su determinación fueron decisivas.

Carlota fue una pionera. Diputada por Madrid, primera directora del Instituto de la Mujer en 1983 y miembro del Comité de la CEDAW de Naciones Unidas, dedicó su vida a la defensa de los derechos de las mujeres, la igualdad y la justicia social. Pero, sobre todo, fue una mujer coherente y valiente, capaz de enfrentarse incluso a su propio partido cuando creyó que no se estaban dando pasos suficientes para lograr tales conquistas. Siempre incansable.

Susana Ros y Carlota Bustelo.

Plantó cara al poder y renunció a ir en la lista electoral del Congreso en un puesto de salida porque no había más mujeres. Ese gesto, poco común en la política, fue toda una lección de ética y de sororidad. No solo hablaba de feminismo, además lo practicaba.

Ese talante solidario, de apoyo y empoderamiento colectivo entre mujeres, tan difícil de ejercer, fue para Carlota su forma de vida: unidad, compañerismo y complicidad. Su ejemplo deja claro que el feminismo no es solo una ideología, sino una práctica cotidiana de unión, hermanamiento y justicia.

Tuve el privilegio de compartir con ella la última manifestación del 25 de noviembre a la que acudió, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Allí estaba, firme, sonriente, con la misma fuerza de siempre. También hace un año, el 5 de octubre de 2024, disfruté a su lado, cuando, por fin, en la Sala Constitucional del Congreso, se inscribieron los nombres de las mujeres que participaron en la redacción de nuestra Carta Magna. Fue un día histórico.

Esa misma semana, desde la tribuna del Congreso, defendí una Proposición no de Ley para reconocer públicamente a todas ellas, las Constituyentes, mujeres que nos abrieron el camino hacia la igualdad y la libertad. Lo hice con emoción; con la convicción de que nuestra democracia les debía tan merecido homenaje.

Otro de mis encuentros con Carlota me retrotrae a la presentación del documental sobre ‘Las Constituyentes’ de Oliva Acosta. Ese trabajo que, sumado al material elaborado por el Instituto de las Mujeres en 2019, permitió que nuevas generaciones conocieran la magnitud de su aportación. Carlota supo y quiso que la historia también debía contarse con nombre de mujer.

Ya en 2025, hace poco más de un mes, la Universitat Jaume I de Castellón celebró el primer curso universitario de verano dedicado a “Las Constituyentes”, un espacio de memoria, reflexión y reconocimiento. Una iniciativa que busca ser replicada en otras instituciones universitarias de España para que las nuevas generaciones comprendan que la igualdad no fue un regalo, sino una verdadera conquista.

El reconocimiento no es solo simbólico. Es un acto de justicia democrática. Porque voces como la de Carlota Bustelo despertaron la conciencia política de las mujeres en España y sentaron las bases de una democracia igualitaria. Gracias a ellas, las mujeres empezamos a ser ciudadanas de primera, con derechos y representación.

Carlota Bustelo, diputada socialista en la Legislatura Constituyente y primera directora del Instituto de la Mujer. EFE

Carlota entendió como pocas que la igualdad no es un complemento de la democracia, sino su núcleo. Defendió que no se puede ser constitucionalista sin ser feminista. Porque ser feminista es defender la igualdad entre mujeres y hombres, los derechos y libertades compartidas; es practicar la justicia social.

Las mujeres socialistas —y todas las feministas de este país— le debemos mucho. Le debemos ser capaces de ejemplificar una política de servicio público, entrega y lealtad. Le debemos saber trasladar la certeza de que el feminismo transforma las instituciones y hace mejores las democracias.

Carlota se ha ido, pero con nosotras se queda para siempre su compromiso político, su coherencia y su bondad. Sonrío al recordarla, aunque me cueste contener las lágrimas. Su nombre está grabado para siempre en la historia de España, del socialismo, de las mujeres y de las feministas.
Su legado vive en cada derecho conquistado, en cada joven feminista que alza la voz, en cada mujer que hoy puede decidir libremente sobre su vida.

Porque sí, la Constitución, la vida, la política, el feminismo, tiene nombre de mujer.
Y uno de esos nombres, ya eterno, el de Carlota Bustelo García del Real.

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