La Liga Nacional de Fuerza se estrenó el pasado año en el primer campeonato femenino tras años coronando al hombre más fuerte de España. Después de mucho insistir a su coordinador, Emilio, y conseguir que otras cuatro mujeres quisieran sumarse, Noemí Arberola cumplió su sueño: participar en la competición por ser la mujer más fuerte.
El 27 de abril de 2024, el Recinto Ferial de la Aldehuela de Salamanca acogía una competición abierta al fin, también a ellas. Las pruebas, las cinco mismas que para los hombres. Arrastre de furgón de 1.500 kg, levantamiento de barra de 40 kg por encima de la cabeza con dos repeticiones, transporte de Yugo de 160 kg a lo largo de 15 m en un tiempo inferior a un minuto, levantamiento de Bola de 60 kg y el llamado paseo del Granjero con 52 kg en cada mano a lo largo de 15 metros.
Tanto era importante para ella ese logro que lo dejó para siempre grabado en su piel “me tatué la fecha para no olvidarlo jamás” nos comenta la que logró ser la cuarta mujer más fuerte de España. “no subí al podio por muy poco”, recuerda.
Más, después de saber que aquella era la primera pero también la última edición en la que podría tomar parte.
Un párkinson precoz
Porque a sus 44 años, y tras un verano de síntomas que pensó que eran debidos al estrés, Noemí fue diagnosticada de párkinson, una enfermedad neurológica del movimiento, que le impedirá volver a la Liga Nacional de Fuerza como atleta, “aunque podré ir como juez” nos explica, “eso sí, se me ha quedado la espina de arrastrar una cabeza de camión porque en mi competición hacíamos arrastre de furgón”, apunta “pero mi neurólogo ya no me deja”.
Entre sus mayores logros: arrastrar 200 kg en yugo por 10 metros, levantar 150 kg en peso muerto tres veces, y cargar maletas de hasta 65 kg. La piedra más pesada que ha levantado ha sido de 90 kg. “Mis amigas siempre me dicen que les haga la mudanza” comenta entre risas.
Todo empezó en Crossfit
Para esta catalana el deporte siempre estuvo en su vida, primero a través del taekwondo, luego, gracias al crossfit conoció la fuerza y a su entrenador David Jiménez con el que comenzó a meterse de lleno en el mundo “strongman”.
Se dio cuenta de que no había una competición específica para mujeres y ahí es cuando más avivada sintió su motivación. “Este es un deporte extremo, llevas a tu cuerpo al límite“, nos explica, también, que cuando consigues superar pesos inimaginables, la sensación es única.
“La fuerza en España no está tan extendida para las mujeres, al contrario de lo que ocurre en Europa”, los motivos “muchas mujeres se esconden por vergüenza o miedo, pero podrían dar el paso y atreverse”, señala. “Yo a toda mujer fuerte que veo le animo a que compita“, explica.
“Si los ayuntamientos diesen más visibilidad a las mujeres, se podrían organizar más competiciones femeninas”, apunta. Porque a pesar de que el párkinson le haya transformado su día a día a “entrenamientos más suaves, natación y meditación”, su voluntad es la de que toda la mujer que quiera, experimente la fuerza.