Alvise Pérez, del trono de la machosfera al banquillo

El fundador de Se acabó la fiesta declara ante el Supremo por supuesta estafa y financiación ilegal, entre otros delitos. Analizamos cómo caló en la generación Z con su discurso

Alvise Pérez.
KiloyCuarto

Hace poco más de un año, Alvise Pérez irrumpió en la política europea por la puerta grande gracias a los 800.000 votos y los tres escaños que obtuvo en las elecciones al Parlamento Europeo. Encontró una rendija para colarse por la extrema derecha con su partido recién creado, Se acabó la fiesta (SALF). Lo hizo como elefante en una cacharrería, con un discurso descaradamente sexista, despreciando a las mujeres, generando ruido con mensajes fáciles y promesas vanas y atacando verbalmente a cualquiera que le desafiase.

Hoy, este sevillano de 35 años declarará ante el Tribunal Supremo por una causa que investiga “la supuesta financiación ilegal, estafa, apropiación indebida, blanqueo de capitales y falsedad documental” relacionada con la campaña de su plataforma en las elecciones europeas”, según nos dice Carlos Aránguez. Su despacho se ha personado en este proceso penal, que implica también a Álvaro Romillo Castillo, alias CryptoSpain, “en representación de las numerosas víctimas que creyeron en los consejos de este falso gurú financiero que se vanagloriaba de saber cómo eludir el pago de impuestos”, explican desde el despacho.

El eurodiputado Luis Pérez Fernández, conocido como Alvise, a su llegada al Tribunal Supremo.
EFE/Javier Lizón

CryptoSpain contaba con el apoyo de Alvise en algunas de las reuniones en las que se promocionaba esta macroestafa. “Como acreditaremos en la investigación, Alvise recibió por ello 100.000 euros de CrytoSpain, fondos que habían sido injustamente expoliados a las víctimas que representamos en este procedimiento”, explica Aránguez. Existen dos causas paralelas. Una, seguida ante la Audiencia Nacional, y otra ante el Tribunal Supremo, puesto que Alvise es aforado por su condición actual de eurodiputado.

El eurodiputado sevillano, que apenas supera ya el 1% en la intención de voto, niega todo y se presenta como víctima de una persecución política y judicial. Es su alegato frente a cualquier acusación. ¿Cómo llegó hasta aquí? Sin tener un gran carisma, supo explotar el descontento que hervía en las redes sociales desde un sector tan poroso como es la juventud y necesitado de sentido de pertenencia.

No le costó que se identificasen con él. Se presentó como un líder populista, con rasgos comunes a otros de los que van emergiendo en estas dos últimas décadas. Entre ellos, el narcisismo. De hecho, quiso registrar el partido con su propio nombre, cosa que prohíbe la legislación española. Caló especialmente en la machosfera, ese amplio espacio digital de masculinidad tóxica donde proliferan los discursos misóginos y sexistas desde una radicalización violenta.

El eurodiputado español Alvise Pérez asiste a un debate sobre ‘La guerra en la Franja de Gaza y la situación en Oriente Medio’ en el marco de la sesión plenaria del Parlamento Europeo en Estrasburgo, Francia.
EFE/EPA/TERESA SUAREZ

Más que calar, diríamos que la asaltó y la cebó con una narrativa vacua y mensajes superficiales, pero hábilmente preparados para viralizarse en las redes sociales. Se sirvió de las técnicas del marketing de saldo para generar impacto y una conexión emocional muy directa. Usó memes, expresiones coloquiales y frases cortas. sin más ánimo que provocar mucho ruido y de manera inmediata.

Detrás de la simpleza existe una estrategia muy calculada para movilizar a esas bases ultraconservadoras que interpretan la igualdad como amenaza. En su discurso aboga por derogar la Ley Integral de Violencia de Género y vincula las violaciones grupales con la inmigración. En la rueda prensa posterior a las elecciones europeas del 9 de junio de 2024, declaró que su apoyo electoral estaba basado en las mujeres que sufren violaciones de “manadas extranjeras”.

Cuando se le preguntó si residiría en Bruselas como eurodiputado, contestó: “No voy a ir a país fallido como Bruselas (en lugar de Bélgica), en donde solo hay islamistas, inseguridad y violaciones”. Sus disputas con Irene Montero, eurodiputada de Podemos, intercambiándose lecciones políticas y de moral son bastante bochornosas.

Alvise Pérez y el aforamiento - Política
Luis ‘Alvise’ Pérez durante su discurso después de las elecciones
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Y a pesar de su misoginia, no le falta apoyo femenino. De sus 800.000 votantes, 200.000 fueron mujeres. Con un 25% de respaldo femenino, queda claro que su base electoral es mayoritariamente masculina, pero aun así sorprende ese porcentaje. El grupo más receptivo fue el de mujeres de 18 a 24 años desencantadas o afines a él ideológicamente.

En general, el 12% de los que le apoyaron son menores de 24 años, con un elevado uso de las redes sociales y con tendencia al voto de protesta. Sigue siendo su grupo más fiel. El siguiente segmento de edad está entre los 25 y 34 años, que representan un 11%. Son, sobre todo, varones con gran desafección política y hartazgo social que se entusiasmaron con el estilo provocador y conspiranoide de esta estrella digital.

El eurodiputado Luis Pérez Fernández, conocido como Alvise, atiende a los medios en los alrededores del Tribunal Supremo.
EFE/ Javier Lizón

Alvise inició su carrera política como asesor de Toni Cantó en Ciudadanos, aunque enseguida giró hacia una estrategia más populista y a menudo incendiaria desde Telegram, X y TikTok, sus espacios políticos. Escaló rápido y, aunque ha sido condenado por calumnias y vulneración del honor, su conducta es recurrente y se victimiza en cada proceso judicial.

Ante la posibilidad de que el fenómeno de los influencers y figuras como la de Alvise monopolicen la política española, los partidos van impulsando un cambio de paradigma en sus formas de comunicación para llegar a las generaciones más jóvenes con información relevante presentada de manera atractiva.