la corona

La relación “real” entre el Rey y Sánchez

La Dana, Notredame, Paiporta, el funeral del Papa... y ahora el apagón eléctrico. ¿Qué hay de cierto en los supuestos desencuentros sucesivos entre la Corona y Moncloa?

Felipe VI y Pedro Sánchez
Kiloycuarto

Los continuos infortunios a los que se enfrenta España en intervalos de tiempo muy cortos: el Covid, la Dana, el apagón… traen a la palestra de forma sistémica las cuestionadas relaciones entre las dos instituciones más altas del Estado; Corona y Gobierno.

El último episodio que dejó a España y a Portugal durante 12 horas sin electricidad ha sido el ejemplo más reciente. Pese a que desde Zarzuela se informó de que “el Rey y el presidente del Gobierno mantienen contacto permanente desde el inicio del apagón”, los movimientos sucesivos generaron controversia. Felipe VI presidió el Consejo de Seguridad Nacional extraordinario en el Palacio de la Moncloa, y no en Zarzuela como es habitual. Es más, apenas una semana antes hizo lo propio, en un contexto distinto -el Consejo informó al Monarca de la estrategia a seguir en Defensa-, y se celebró en la sede de la Casa del Rey. Fuentes de la Corona calificaron “de sentido común” el cambio de escenario, sin lecturas añadidas.

Reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad Nacional, presidido por el Rey en Moncloa tras el apagón/Efe
Efe

Zarzuela negó así un desencuentro entre la Casa y el Gobierno, y basó el hecho de que el Rey se hubiera desplazado y no el Ejecutivo “para facilitar la operatividad del Consejo dadas las circunstancias especiales que lo aconsejan”. Pese a que ninguna de las dos instituciones ahondaran más en la argumentación, la modificación del modus operandi evitó que 13 ministros se movilizaran a Zarzuela para luego regresar inmediatamente a Moncloa para celebrar el Consejo de Ministros.

Probablemente, el hecho no hubiera dado para más de no ser por el relato de desencuentros que se ha asentado desde la época del Covid. En la pandemia, los tradicionales despachos semanales entre el Jefe del Estado y el presidente del Gobierno que se celebran en Zarzuela se suspendieron, y desde entonces no se han retomado con la presencia y la fluidez deseada. Según la costumbre, el jefe del Ejecutivo se desplaza al despacho del Rey una vez por semana para informar de la agenda del Ejecutivo -según la Carta Magna, el Jefe del Estado debe estar informado-, lo que no se produce de manera formal desde entonces.

Apenas una semana antes del apagón, la ausencia de Sánchez en el funeral del Papa  se leyó como un desplante al Jefe del Estado. Los Reyes encabezaron una delegación de la que formaron parte el ministro de Presidencia, Félix Bolaños; la vicepresidenta primera Yolanda Díaz; la ministra de Hacienda María Jesús Montero y el jefe de la Oposición, Alberto Núñez Feijóo. Desde la Casa del Rey no se entró en el hilo de acusaciones y se negó nuevamente un malestar dentro de la Casa por la ausencia de Sánchez. Una forma de actuar de la Institución que mira más allá del presente, y busca marcar su sello propio sin entrar en controversias que no le benefician. En definitiva, los Reyes fueron y cumplieron su papel, lo que haga el Ejecutivo es cosa de Moncloa.

Los Reyes saludan a Albares antes de subir al avión rumbo a Italia, tras la polémica con Notre Dame
Efe

Además de estas polémicas en contextos mediáticos, la ausencia del Gobierno en distintos actos institucionales, como la entrega de la cartas credenciales al Rey por parte de los nuevos diplomáticos en el Palacio de Oriente, no facilita la imagen de buena relación. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, no acude. El ministro traslada a un asunto personal una cuestión de Estado, dado que no mantiene una buena relación con el actual Jefe de la Casa, Camilo Villarino, a quien negó el destino de embajador en Moscú.

A finales de 2024, durante la inauguración de la reapertura de la catedral de Notredame, la ausencia de los Reyes en una cita que reunió tanto a Jefes de Estado como presidentes de Gobierno generó un nuevo revuelo mediático, azuzado por el malestar filtrado por Albares en cuanto a que no habría sido informado de la falta de representación española. En el avión rumbo a Italia con motivo de viaje de Estado de los Reyes, tanto el Gobierno como la Casa del Rey enterraron el hacha de guerra, alegaron una cuestión de malentendido y Zarzuela negó un desencuentro. El evento internacional coincidió con la preparación del viaje, y desde la Casa del Rey se asumió el error.

Esta coyuntura tuvo lugar apenas un mes después de la catástrofe que provocó la Dana en Valencia el 29 de octubre. Nuevamente, el Ejecutivo de Sánchez filtró su malestar a los medios por haber ido a Paiporta a arropar a los ciudadanos y conocer los efectos devastadores de la riada en la región. La frustración de los vecinos de la localidad provocó que arrojaran bolas de barro y demás “armas” contra los Reyes, Sánchez, y el presidente de la Comunidad, Carlos Mazón. El hecho de que Don Felipe y Doña Letizia se quedaran en el lugar, mientras Sánchez lo abandonó protegido por su escolta, generó las críticas de la opinión pública contra el presidente del Gobierno y, por el contrario, la verdadera proclamación del Rey. Sánchez aseguró haber aconsejado al Monarca no ir pese a las circunstancias, pero el Jefe del Estado insistió en que debía estar junto a aquellas personas que habían perdido todo.

Las continuas publicaciones en cuanto a los plantones a la Casa por parte de Sánchez y los desencuentros, unos infundados y otros no, provocaron que Zarzuela a comienzos de año zanjara el asunto anunciando públicamente la “sintonía total” con Moncloa en cuanto a la programación de agenda, después de la polémica generada con motivo de la ausencia del Rey al primer acto de la serie de actividades oficiales preparadas por el Gobierno por los 50 años de la muerte de Franco. Felipe VI tenía programado en agenda la entrega de las cartas credenciales el 8 de enero y no presidió el acto de inauguración.

Desde su proclamación en 2014, Felipe VI se ha erigido como un Rey cuya prioridad es cumplir la Constitución. Asumir sus funciones y la política establecida por el Gobierno de turno. Dentro de esta línea, entrar en provocaciones sólo iría en detrimento de la Institución.