CONTRACRÓNICA

Illa quiere que la Generalitat sea Fotocasa

El 'president' usa el cartucho de la primera sesión del debate de política general para anunciar la construcción de 210.000 viviendas

Debate de política general en el Parlament
Illa, antes de intervenir en el debate de política general en el Parlament
Efe

Todos los presidentes buscan su lugar en la historia. Los de la Generalitat, por ejemplo. Pujol quiso ser constructor (del autogobierno de Cataluña); Maragall se metió a diseñador (de una Cataluña asimétrica); Montilla se ofreció como mecánico (tras los fallos de diseño de la Cataluña asimétrica); Mas sintió la llamada de ser piloto (de una Cataluña que podía volar sola); Puigdemont no solo se veía piloto, sino astronauta (de una Cataluña ingrávida); Torra se conformó con ser  radiooperador del astronauta (de una Cataluña sin nadie al volante); Aragonès vio que faltaba un broker de seguros (de una Cataluña accidentada y mal aterrizada); e Illa, sereno y analítico, cambió el paso después de tanta aventura y concluyó que, ahora mismo, lo necesario es un director general inmobiliario (de una Cataluña normalizada).

La lectura del presidente de la Generalitat es que en Cataluña sobran las emociones y faltan pisos. Sobra épica y faltan trenes. Sobran los proyectos para actualizar los servicios y faltan presupuestos. Quienes no sobran son los inmigrantes, dio a entender Illa ayer durante la sesión inaugural del debate de política general en el Parlament de Cataluña. “Cataluña es suficientemente grande para que quepa todo el mundo y demasiado pequeña para que sobre nadie. Hago mías estas palabras del presidente Tarradellas”, parafraseó desde la tribuna.

El eje ideológico de Illa

Citando a Tarradellas, Illa mostró su naturaleza sin complejos. No ha venido a inventar nada, sino a recuperar lo mejor de otros tiempos. Lo suyo ni es abanderar los grandes hits de la izquierda, ni es confrontar ideológicamente con la derecha (solo con la ultraderecha). Así que el president, entre otras cosas, defendió que la seguridad “también es de izquierdas” y subrayó que los delitos, los robos con violencia y las ocupaciones han bajado en Cataluña desde que gobierna.

Salvador Illa, ayer, durante el debate de política general en el Parlament
Efe

Repitió en varias ocasiones durante su discurso que “Cataluña se ha puesto en marcha” tratando de elevar las licitaciones de obras públicas, por anodinas que resulten. Habló de nuevos parques de bomberos, edificios judiciales, centros de atención primaria y comisarías a lo largo y ancho del territorio. Pero, claro, ninguna de todas estas licitaciones van a servirle a Illa para atar la mayoría parlamentaria que necesita para aprobar los Presupuestos de la Generalitat 2026.

Financiación y Palestina

Así que el presidente de Generalitat se aplicó con ERC y los Comuns, que son los dos partidos que firmaron su investidura. Reconoció modestamente que necesita apoyos y prometió buscarlos con tesón. “No me gusta eternizar los debates, pero sí llevarlos con paciencia para llegar a acuerdos”, dijo Illa, prometiendo así espacio a sus aliados para que luzcan sus exigencias.

A ERC le prometió ser fiel al “compromiso troncal” que adquirió en su investidura respecto a la financiación singular. Todavía no ha trasladado su propuesta, pero lo hará. Y a los Comuns, ahora volcados contra la guerra de Israel, les anunció un programa para promover las estancias temporales de palestinos en Cataluña dirigidas a “estudiantes, pacientes hospitalarios y profesionales, entre otros”.

Vivienda, vivienda, vivienda

Pero, en realidad, Illa quiere fiar su suerte como president a aumentar el parque de vivienda hasta que palidezcan Fotocasa e Idealista. Por eso anunció la construcción de unas 210.000 viviendas en toda Cataluña (entre el 40% y el 50% de las cuales serán de protección oficial). El president dobló así la apuesta realizada en estas mismas fechas el pasado año, cuando comprometió 50.000 pisos.


Dijo, además, que piensa incentivar la colaboración publico-privada y con el tercer sector para lograr este objetivo de 210.000 viviendas después de haber estudiado ya las áreas disponibles para la Cataluña de grúas que ha concebido. No quiere dejar a nadie fuera de este esfuerzo, así que el president tendió la mano a promotores inmobiliarios, administradores de fincas y sector privado en general para conseguir el hito constructor.

Se acabó la carrera espacial en Cataluña. La Cataluña de las hormigoneras está en marcha.

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