La condena del Tribunal Supremo al Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, ha activado de inmediato el protocolo interno de la Fiscalía. Según establece la ley, la persona llamada a asumir sus funciones de manera provisional es la teniente fiscal del Tribunal Supremo, un cargo que desde 2022 ocupa María de los Ángeles Sánchez Conde. Su nombre ha pasado en cuestión de horas del discreto segundo plano a ocupar la posición más delicada de la estructura del Ministerio Fiscal. Pero ¿quién es exactamente y qué perfil aporta a este escenario?
Una carrera de más de cuarenta años en la Fiscalía
María de los Ángeles Sánchez Conde ingresó en la Carrera Fiscal en 1982. Su trayectoria ha sido extensa y variada, con destinos en Cádiz, Barcelona, Bilbao, León y Madrid. Este recorrido le permitió acumular experiencia en diferentes jurisdicciones antes de dar el salto a un puesto de máxima exigencia: fiscal ante el Tribunal Constitucional. Un área donde se analizan derechos fundamentales y conflictos institucionales.
Su etapa en el Constitucional fue decisiva. Allí consolidó una reputación basada en la solvencia técnica, la precisión jurídica y la ausencia de protagonismo mediático. Estos rasgos han acompañado siempre su carrera y explican en buena parte por qué ha ocupado cargos de tanta responsabilidad dentro del Ministerio Fiscal.

El 31 de enero de 2022, María de los Ángeles Sánchez Conde se convirtió en la primera mujer en ocupar la Tenencia Fiscal del Tribunal Supremo, el segundo cargo más importante dentro de la Fiscalía española. Este puesto no es simbólico. Coordina la actuación de la Fiscalía ante el Supremo, participa en las decisiones estratégicas del Ministerio Fiscal y está llamada a sustituir al Fiscal General en caso de ausencia, incapacidad o —como sucede ahora— inhabilitación.
Su nombramiento fue recibido como un reconocimiento a su trayectoria. Pero también como un gesto de modernización institucional. Dentro del entorno jurídico, es una figura respetada por su rigor, su capacidad de diálogo y su independencia técnica.
Su papel en el caso García Ortiz
La situación actual coloca a María de los Ángeles Sánchez Conde en un papel especialmente relevante. La sentencia que inhabilita a Álvaro García Ortiz obliga a que sea ella quien asuma las funciones del Fiscal General de forma provisional mientras se resuelve su situación o el Gobierno nombra a un sustituto definitivo.
Este movimiento se produce, además, en un contexto sensible. Fue Sánchez Conde quien representó a la Fiscalía durante el juicio contra García Ortiz y quien solicitó su absolución. Esa posición evidencia que no forma parte del sector del Ministerio Fiscal que impulsó la acusación, pero también refuerza su perfil técnico: defendió una interpretación jurídica, no un posicionamiento político.

Una de las características más destacadas de María de los Ángeles Sánchez Conde es su perfil discreto. A diferencia de otras figuras del ámbito judicial, rara vez aparece en los medios y evita la exposición pública. Quienes han trabajado con ella coinciden en describirla como una fiscal de metodología meticulosa, prudente en sus valoraciones y especialmente cuidadosa en la aplicación del derecho.
Ese estilo puede ser clave en este momento. La Fiscalía afronta días de incertidumbre tras la sentencia del Supremo. La llegada de María de los Ángeles Sánchez Conde a la posición de mayor responsabilidad ofrece un perfil de continuidad y estabilidad. Su papel provisional se centrará en garantizar la normalidad institucional, evitar vacíos de poder y mantener la coordinación con el Gobierno y con la propia cúpula del Ministerio Fiscal.


