“Los fondos europeos Next Generation son, también, otros Presupuestos”. El lunes, Pedro Sánchez volvió a comprometerse con la presentación de unos Presupuestos Generales del Estado, después de dos ejercicios seguidos prorrogando las cuentas de 2023, que vienen de la anterior legislatura. Incidió en que, pase lo que pase, tanto si logra aprobarlos como si no, tiene intención de agotar los casi dos años que le quedan de mandato.
Y, en previsión del futurible naufragio de las nuevas cuentas, el presidente del Gobierno no perdió de vista el “carril” de las transferencias y los préstamos extraordinarios que Bruselas desplegó tras la crisis provocada por la pandemia de covid-19. Hasta el punto de que llegó a presentarlos como una suerte de plan b, una fuente de recursos que atenúe la ausencia de las cuentas públicas.
En una comparecencia en La Moncloa para hacer balance del curso político, Sánchez reeditó el lunes la promesa que él y su Ejecutivo ha repetido durante el último año, que nunca han querido dar por enterrada. Pese a la evidencia de que no contaban con los apoyos necesarios, y de que no estaban dispuestos a llevar unos Presupuestos a la Cámara Baja sabiendo que los números no cuadraban.
Ya postergaron este compromiso con las fallidas cuentas públicas para 2025, y también tiraron la toalla con los Presupuestos para 2024, dada la inesperada convocatoria de elecciones en Cataluña. En ninguno de los dos casos llegaron siquiera a aprobar sus cifras en Consejo de Ministros, por lo que estos números nunca llegaron al Congreso. Pese a estos precedentes, a que asumen que contentar a la vez a sus socios de izquierdas y de derechas en un mismo ejercicio presupuestario es tremendamente complicado, Sánchez insiste en que lo pelearán.
De hecho, en Moncloa ya reconocen que van muy “justos” para hacerlo en tiempo y forma, y ni siquiera han aprobado la senda de estabilidad en el Consejo de Ministros para su posterior votación en la Cámara Baja. Sacar adelante la votación de la senda, aprobar las cuentas en el Gobierno y después llevarlas al Congreso es harto difícil antes del 1 de octubre, cuando expira el plazo para presentarlas como mandata la Constitución.
La foto de Puigdemont, asumida desde hace un año, pero aún sin fecha
“Tenemos una herramienta fantástica para la transformación, el crecimiento económico, la creación de empleo y la modernización de nuestro país, que son los fondos europeos”, reivindicó el presidente en su comparecencia de cierre del curso político. De hecho, sacó pecho por la reciente recepción del quinto desembolso, por valor de 24.137 millones de euros de estos fondos. España y el resto de estados miembros van desbloqueando estas inyecciones económicas cuando demuestran a Bruselas el cumplimiento de determinados hitos.
España ha recibido ya cerca de 55.000 millones de euros en transferencias no retornables, lo que le sitúa a la cabeza del ránking de recepción de estas partidas, como presume Sánchez. El presidente no se detiene tanto en que la UE ha dejado de desembolsar unos 1.100 millones de euros en este pago por el incumplimiento de algunos compromisos (fundamentalmente por no impulsar un impuesto al diésel y por no compensar debidamente a los funcionarios interinos). El tanque de oxígeno europeo tampoco es infinito; España ya ha asumido cerca de un 70% de los fondos que no debe devolver a Bruselas.
Con una mano, Sánchez vende las bondades de esta herramienta, más allá de sus objetivos originales. Con otra, vende su esfuerzo por negociar unos Presupuestos, y afirma que se reunirá con todos los “interlocutores” políticos cuyos votos necesita, entre ellos Carles Puigdemont. Hace más de un año que el presidente se abrió a esta fotografía con el líder de Junts per Catalunya, pero Moncloa exige contrapartidas. Y la condiciona a que el expresident fugado resuelva su situación procesal.
Además, Junts (7 votos) es un hueso duro de roer, pero Podemos (4) es quien más distancias marca con Sánchez, y este lunes repitió que la legislatura está “finiquitada”. Su secretaria general, Ione Belarra, repite desde el 18 de junio que la legislatura está “muerta”.
Que habían enfriado la relación con el Ejecutivo era más que evidente, pero el informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil sobre Santos Cerdán, exnúmero tres del PSOE hoy en prisión provisional, supuso la voladura de los últimos puentes. Luego llegó el voto en contra de Podemos y de Junts al decreto anti apagón, la derrota que sufrió el Gobierno en el pleno extraordinario de hace una semana. Había intentado rebajar el riesgo al mínimo, y no fue suficiente.
Por otra parte, Sánchez señala que los fondos europeos sirven como plan b, pero tampoco esconde que las cuentas prorrogadas le satisfacen. “Tenemos unos buenos Presupuestos”, sostienen fuentes del Ejecutivo. Las mismas que también predican las bondades del maná europeo. Y que repiten que la situación de la economía y del empleo es “excepcional” para justificar que la ausencia de nuevas cuentas públicas no impedirán que la legislatura siga su curso.
No se descartan cambios en el Consejo de Ministros
Otra de las preguntas que ni el presidente ni su equipo más cercano quieren contestar es si efectivamente llevará a cabo la crisis de Gobierno que le han reclamado incluso en el PSOE. A más tardar, cuando el presidente andaluz, Juanma Moreno, convoque elecciones (a finales de 2025 o principios de 2026 si no hay sorpresas), la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, dejará el Consejo de Ministros para centrarse en su faceta de líder y candidata andaluza.
Esta salida, plantea un dirigente autonómico, podría servirle de excusa para una remodelación más profunda, que le permita sustituir a algunos de los ministros más erosionados. Para rearmar el Gabinete e intentar dar impulso al resto de la legislatura. A su vez, otro de los interlocutores socialistas consultados recuerda que cuando el caso Koldo se cobró la carrera política de Cerdán, el presidente aceptó con prontitud ejecutar cambios en el PSOE, pero inicialmente se resistió a asumir modificaciones e impulsar medidas desde el Ejecutivo. Intentaba contener esta mancha en el partido.
Es habitual que desde Moncloa afirmen que el presidente está contento con el trabajo de todos los ministros, pero ellos mismos conocen de dónde vienen. La mayor crisis de Gobierno en la era Sánchez, en julio de 2021, se llevó por delante a la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, al propio José Luis Ábalos (ministro de Transportes y secretario de Organización del PSOE) y al que era jefe de Gabinete del presidente, Iván Redondo. Incluso los ministros asumen que únicamente Sánchez tiene en su cabeza estos cambios, y que sólo soltará prenda en el momento oportuno. No se atreven a descartar este escenario.
En cualquier caso, no será hasta después de las vacaciones de verano. Sánchez mantiene este martes su habitual despacho con el Rey, Felipe VI, en el Palacio de Marivent (Palma de Mallorca). Viajará tras el último Consejo de Ministros del curso, que servirá para aprobar un real decreto ley con los permisos de natalidad y de cuidados pactados con Sumar, que en 30 días debe ser convalidado en el Congreso. A partir de esta última reunión, esperan poder bajar el diapasón durante varias semanas, para no recuperar el ritmo hasta finales de agosto. Temen que en septiembre volverán a venir curvas.