Pedro Sánchez coincide con Yolanda Díaz en un acto público después de ausentarse del Congreso, junto con todos los ministros socialistas menos dos de ellos, durante el debate en el que se consumó la destrucción de su ley estrella: la reducción de la jornada laboral. Lo habitual es que el presidente no esté presente en el hemiciclo cuando no tiene que intervenir, pero además el jefe del Ejecutivo se dejó ver asistiendo a un estreno de cine (El Cautivo, de Alejandro Amenábar), prácticamente a la misma hora. Coincidieron en la sesión de control, a primera hora, pero no en el debate ni en la votación del emblema político de Sumar.
La propia Díaz intentó restarle importancia a las ausencias de Sánchez y de la mayoría de sus compañeros socialistas en el Consejo de Ministros, durante una entrevista en Onda Cero, el jueves. “No solo no me sentí sola, sino que me apasionó lo que hice porque esta es una medida que está ganada en la calle” dijo. Los cuatro ministros de Sumar sí la escuchaban.
Esta situación no pasó desapercibida en sus filas, como tampoco han podido obviar los mensajes del PSOE y del ala socialista del Gobierno. Les sorprendió la dureza de la vicepresidenta segunda con Junts. De hecho, voces del Gobierno celebraron que Díaz volviera a subir a tribuna para tender la mano al partido de Carles Puigdemont. En las filas del socio mayoritario siguen mordiéndose la lengua: “Ya sabemos cómo es Junts”; “Hay que entenderlos”.
Díaz llevaba meses evitando criticarlos, intentando preservar las conversaciones que el PSOE veía perdidas desde hace semanas. Y el miércoles, con el naufragio de su norma estrella, decidió confrontarlos con dureza. Su retorno al discurso con más componentes de clase fue aplaudido en sus filas, que hoy reconocen que esto no basta para tapar la derrota parlamentaria. Algunos de ellos tampoco se esperaban que fuera tan directa con Junts.
Y, aunque digan que apuestan por no hacer sangre, porque es la vicepresidenta quien debía tener la batuta, en el PSOE son rotundos sobre la decisión de Díaz de forzar la votación sin tener los votos atados: “Se adelantó”; “Se equivocó”, apuntan. “Se lo advertimos”, apostilla un dirigente. Según fuentes socialistas, esto explica en parte la ausencia de ministros del socio mayoritario en la bancada azul.
También expresan dudas sobre la estrategia de Díaz de intentar darle la vuelta a la situación para obviar la magnitud del golpe, centrando todos los focos en PP, Vox y Junts, que votaron en contra. En público, de momento, mantienen el cierre de filas y no se salen de este carril.
Para distintos dirigentes de Sumar, el PSOE nunca ha tenido prisas por aprobar esta norma, ha ido “arrastrando los pies” y “poniendo palos en las ruedas” durante meses. Por eso les costó tanto aprobarla en Consejo de Ministros, recuerdan. Y por eso insisten en que no salen tan dañados como quienes han votado en contra de una ley que tiene un enorme apoyo incluso entre los votantes de quienes la boicotearon, a juzgar por las encuestas.

Maíllo asume la “derrota” y pide volver a presentar la ley con las alianzas “más atadas”
El discurso de Díaz, que oficialmente no ha confirmado que aspira a volver a ser candidata de su espacio en las próximas generales, incluyó varios guiños a la interna. En fondo y en forma, apuntan distintos interlocutores del PSOE, buscaba volver a su anterior etapa: la de ministra de Trabajo que supo destacar (2021-2022), antes de sufrir un importante desgaste al ponerse a los mandos de la alianza de partidos Sumar. La tensión en esta alianza se acrecienta, y lo hará más a medida que se acerquen las citas con las urnas. Y algunos de sus aliados han aprovechado para recordárselo.
El jueves, en declaraciones desde la feria de Albacete, el líder de IU, Antonio Maíllo, no dejó pasar la ocasión de mandarle algunos recados. Defendió la aprobación del nuevo registro horario lo antes posible (Díaz ya ha iniciado los trámites, y no necesita al Congreso). También reclamó volver a presentar ante la Cámara Baja el resto de disposiciones de la norma (entre ellas, la reducción de 40 a 37,5 horas semanales), pero cuando tengan “más atadas las alianzas y la garantía de que salga adelante”.
Y, aunque Díaz venda este fracaso como un golpe a los trabajadores, y no al Ejecutivo, el líder de IU pidió “no asumir de manera derrotista” la “derrota parlamentaria de ayer”. “Estamos aquí para aumentar derechos, para no paralizarnos en los obstáculos que ponen esas derechas, sea española o sea catalana”, advirtió.

La intensa agenda del presidente
Sánchez acudió a la ciudad natal de la vicepresidenta para intervenir en la ceremonia de botadura de la fragata F-111, que fue amadrinada por la Reina Sofía, en el astillero de Navantia. Ahí se refirió al crecimiento y la creación de empleo que registra España, “como ningún otro país europeo”. La agenda oficial del presidente no recoge ninguna otra cita en Galicia este viernes, está vacía; la de Díaz incluye tres actos en la provincia de Ourense.
Horas antes, el jefe del Ejecutivo presentaba el plan de formación ante emergencias en centros escolares, en Cuenca. Es casi el ecuador de la semana para el también líder del PSOE, que el domingo arropará a María Jesús Montero, vicepresidenta primera y candidata a las elecciones andaluzas, en otro acto en Málaga.
En sus filas repiten que el presidente ha vuelto con fuerza de las vacaciones, dispuesto a mantener su decisión de agotar la legislatura. El caso Santos Cerdán, que ha llevado a su exnúmero tres a prisión provisional por su supuesta participación en una trama corrupta, amenazó hace un par de meses con tumbar sus planes de aguantar hasta 2027, pero el jefe del Ejecutivo rechazó “tirar la toalla”.
Ni se contemplan elecciones, ni dice planear una crisis de Gobierno en otoño, como le han reclamado algunas voces de su partido, ni se plantea otro escenario si no aprueba los Presupuestos Generales del Estado para 2026. Sánchez se ha comprometido a presentarlos, y hoy en Moncloa repiten que la dureza de Díaz con Junts, socio imprescindible, no truncará sus planes. “No afecta”, repiten. Podemos se anticipa aún más duro de roer.
El jueves, en el acto en la ciudad de la vicepresidenta, Sánchez se refirió a Ferrol como “una ciudad que ha sabido resistir y ha sabido resucitar”. Y entre los aliados de la vicepresidenta hay quienes defienden que Díaz ha buscado hacer lo propio con su llamada a movilizar a la izquierda frente “al ensayo de un Gobierno entre PP y Vox”, como se refirió al fiasco de la votación del miércoles.