Yolanda Díaz ha visto estrellarse su proyecto estrella contra la mayoría de PP, Junts y Vox, el “ensayo de gobierno” de Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal al que confrontó en una de sus jornadas más difíciles de sus 9 años en el Congreso de los Diputados.
Arropada por los sindicatos, movilizados a las puertas de la Cámara Baja, Díaz ha cargado con dureza contra el partido de Carles Puigdemont, acusándole de representar los intereses de la patronal frente a los trabajadores. Y de oponerse a una norma que considera “ganada en la calle”.
Desde el lunes, cuando Junts comunicó que mantendría su enmienda de totalidad e interrumpiría la tramitación del proyecto de ley, Díaz ha ido subiendo el tono contra el PP, pero se guardó la artillería contra los de Puigdemont para su intervención en tribuna. El PSOE, su socio de Gobierno, le reconoce que ha defendido sus posiciones “con toda la fuerza”.
“A los progresistas: nos quieren deprimidos, y yo les digo que nos van a encontrar luchando”. “Ustedes ofrecen bloqueo, miedo, obediencia a la patronal y bastante odio”, apostilló. Por 178 votos a favor y 170 en contra, la mayoría de la Cámara avaló las enmiendas de totalidad y condenó su norma.
Un proyecto negociado durante 11 meses
De hecho, ni sus gestos a la izquierda en un discurso con un fuerte componente de clase, ni tampoco la épica, logran tapar la conclusión del maratoniano pleno de más de 12 horas: su proyecto de ley, negociado durante 11 meses con los sindicatos y la patronal -los empresarios se descolgaron del acuerdo-, por el que ha peleado con los socialistas desde hace meses, ni siquiera ha llegado a su última votación en la Cámara.
Dirigentes del PSOE reconocían que Díaz “se ha adelantado” al asumir una cita arriesgada sin tenerla atada. Las dos alas del Gobierno intentan darle la vuelta, con distinto nivel de convicción. Incluso en la parte socialista del Ejecutivo dejaron ver que la vicepresidenta debería haber esperado hasta que hubiera “agua” en la piscina.
El desgaste de la figura de la Díaz era asumido por algunos dirigentes socialistas, mientras en el entorno de la fundadora de Sumar intentaba obviar la derrota. “Esto es movilizador para la izquierda y va a dar fuerza al Gobierno”, argumentaron. Sobre la capacidad de movilización que pueda tener la norma, hay quienes albergaban algunas esperanzas, pero nadie avaló que esto pueda dar oxígeno al Ejecutivo.
El plan de Díaz, según fuentes de Sumar, es aprobar vía decreto ministerial lo que corresponde al nuevo registro horario, para seguir negociando “con todos, incluida la patronal”, el resto de disposiciones de la norma. “Ahora, a seguir luchando”, insistieron. Díaz dejó la cámara sonriente, frente a los rostros serios de sus compañeros de filas. Muchos intentaron vender una suerte de victoria. No escondían que el discurso, en parte, iba dirigido a mantener cohesionada su interna.
Moncloa celebra que mantenga el diálogo con Junts
El PP enfatiza la “derrota” de Díaz: “Es todo puro teatro”
En la bancada azul la escuchaban los cuatro ministros de Sumar, y sólo dos con carnet socialista. El PP no dejó pasar la ocasión de hacer ver que la habían dejado “sola”. Hurgando en la herida, el portavoz económico del PP, Juan Bravo, le espetó que el Gobierno no la acompañó porque “sabían que había derrota”. El PP acusó también a Díaz de traer a la Cámara Baja un proyecto de ley “invadido por la ideología” y la acusó de “buscar un titular y olvidarse de los trabajadores”.
De hecho, desde la cúpula popular insisten en su “derrota”. “Es todo puro teatro”, avisan fuentes de la dirección nacional a Artículo14 tras oír las críticas a Junts. Esto no pasó desapercibido en las filas populares, donde vaticinan fisuras con el PSOE. “No creo que al Gobierno le guste el tono que empleó con Junts”, aseveraron.
Sumar testó el apoyo del PP a la norma
Evitar la imagen de la derrota era la obsesión de Sumar. Ello les llevó incluso a testar “in extremis” un posible apoyo del PP. El Ministerio de Trabajo intentó abrir esta vía de negociación en varias ocasiones, tal y como ha podido confirmar este diario de fuentes gubernamentales y del PP.
El último intento se produjo la pasada semana, cuando desde Trabajo contactaron con la oposición para concertar una reunión y testar la posibilidad de que votaran a favor de la medida. Fue poco antes de que Junts confirmara el sentido de su voto.
Fuentes del PP explican a este diario el motivo del rechazo a la reunión que ofreció Sumar. “Desde el Gobierno se tanteó de manera informal pero no con carácter previo a la aprobación del texto en Consejo de Ministros”. Ese motivo es el que ha llevado a los populares a confirmar su voto en contra de la ley de la reducción de la jornada laboral. “Cuando hay un texto que se somete a votación ya no hay capacidad de negociar nada“, censuran en el PP. Aun así, la posibilidad de negociar habría existido en el trámite parlamentario, pero la reducción de jornada ya ha descarrilado.