Cómo superar el síndrome postvacacional: claves para volver a la rutina con éxito

Volver de las vacaciones puede llegar a suponer un golpe muy duro para el cerebro por culpa del estrés post-vacacional, pero hay diversas formas de combatirlo

No saber desconectar del trabajo es uno de los principales problemas a la hora de coger vacaciones.

El final de las vacaciones suele traer consigo una mezcla de nostalgia y ansiedad que, en muchos casos, se traduce en lo que conocemos como síndrome postvacacional. No se trata de una enfermedad ni de un trastorno clínico, pero sí de un estado emocional que afecta a miles de personas cada año cuando toca retomar la rutina laboral o académica. Esa sensación de desgana, irritabilidad o falta de motivación puede hacer cuesta arriba el regreso al día a día, especialmente si el entorno de trabajo es exigente o poco gratificante.

El motivo es claro: el contraste entre la libertad de las vacaciones y la estructura rígida de la rutina cotidiana dispara síntomas como estrés, insomnio, nerviosismo, apatía o incluso falta de apetito. En los casos más intensos, puede llegar a provocar sentimientos de vacío o desesperanza, aunque lo habitual es que desaparezca de forma natural en un par de semanas.

Volver al trabajo después de las vacaciones es una de las tareas más duras para el cerebro.

¿Por qué ocurre el síndrome postvacacional?

Las vacaciones actúan como un paréntesis en el que se dejan de lado obligaciones, horarios y preocupaciones. Esa pausa permite ver con mayor claridad aspectos negativos de la vida diaria que, en medio de la rutina, solemos normalizar: jornadas demasiado largas, desplazamientos agotadores, tensiones con compañeros o un trabajo poco motivador. Al volver, estos factores se perciben con mayor intensidad, lo que genera rechazo inicial y resistencia emocional.

Los expertos señalan que el impacto es mayor en quienes no lograron desconectar durante el descanso —por ejemplo, si trabajaron a distancia o atravesaron problemas personales en sus vacaciones—. En estos casos, la sensación de frustración al regresar puede ser todavía más marcada.

Claves para volver a la rutina con éxito

Superar el síndrome postvacacional no significa eliminar el malestar de golpe, sino gestionar mejor la transición para que sea lo más llevadera posible. Estas son algunas estrategias respaldadas por especialistas:

  1. Planifica un periodo de adaptación: No vuelvas de viaje el día antes de incorporarte al trabajo. Reservar uno o dos días para ordenar la casa, recuperar horarios de sueño y reorganizarse facilita el regreso.

  2. Retoma poco a poco las obligaciones: Los psicólogos recomiendan empezar con tareas sencillas y progresivas en lugar de enfrentarse de inmediato a los asuntos más complejos. Así se reduce la sensación de agobio y se gana confianza al avanzar paso a paso.

  3. Mantén actividades placenteras: Incorporar pequeñas rutinas agradables —salir a caminar, practicar deporte, ver a amigos o dedicarse a un hobby— ayuda a compensar la carga emocional del regreso y mantiene la motivación alta.

  4. Cambia la perspectiva sobre el trabajo: Según Ayelet Fishbach, profesora de la Universidad de Chicago, un error frecuente es ver vacaciones y trabajo como polos opuestos. Entender que el empleo es también el medio que permite disfrutar de los momentos de ocio contribuye a una relación más sana con la rutina.

  5. Aplica técnicas de mindfulness: Ejercicios como la respiración consciente, la atención plena en las tareas diarias o la relajación muscular progresiva son herramientas sencillas y efectivas para reducir el estrés y mejorar la concentración.

  6. Conserva recuerdos de las vacaciones: Crear un álbum de fotos o escribir un diario de viaje prolonga los beneficios emocionales del descanso. Recordar experiencias positivas aporta serenidad y motiva a planificar nuevas escapadas.

Cuándo pedir ayuda

En la mayoría de los casos, el síndrome postvacacional desaparece por sí solo en unas semanas. Sin embargo, si la apatía, la ansiedad o la tristeza se prolongan en el tiempo e interfieren de forma notable en la vida personal o laboral, puede ser señal de un trastorno depresivo mayor. En ese caso, es recomendable acudir a un especialista para recibir orientación profesional.

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