La artrosis es una enfermedad articular degenerativa que puede llegar a provocar dolor, hinchazón y rigidez. Esta enfermedad suele afectar a toda la articulación y a los tejidos que la rodean, explica la Organización Mundial de la Salud (OMS). La artrosis afecta es más frecuente en articulaciones de la rodilla, la cadera, la columna vertebral y la mano.
Según las estadísticas de la OMS cerca de 528 millones de personas en el mundo ya padecían artrosis en 2019. Esto significó un aumento del 113% desde 1990.
Por otra parte, la Sociedad Española de Reumatología estima que cerca de siete millones de personas padecen de esta enfermedad en España. Además, la previsión es que, con el progresivo envejecimiento de la población, esta patología se convertirá en una de las principales causas de discapacidad y pérdida de calidad de vida.
Sin embargo, no se trata únicamente de un problema de personas mayores. También puede aparecer en adultos jóvenes debido a lesiones, obesidad o predisposición genética.
Cómo afecta la artrosis a una persona
La doctora Laia Orpinell, especialista en Reumatología en el Hospital Universitari Sagrat Cor, explica que la artrosis se produce por el desgaste del cartílago que recubre las superficies articulares. Este cartílago funciona como un “cojín” que permite que los huesos se deslicen suavemente.
Cuando se deteriora, los huesos rozan entre sí, provocando inflamación, dolor, rigidez y pérdida de movilidad. Además, el cuerpo genera pequeños crecimientos óseos llamados osteofitos, que también agravan las molestias. La enfermedad puede interferir en actividades tan cotidianas como caminar, subir escaleras o levantar peso. En algunos casos, incluso el reposo no alivia los síntomas.
Cuáles son los tratamientos
Aunque no existe una cura definitiva, sí hay opciones que ayudan a controlar los síntomas y retrasar la progresión. La doctora Orpinell explica que los principales tratamientos incluyen algunos fármacos. “Utilizamos analgésicos, antiinflamatorios, opiáceos menores en casos concretos, y corticoides, ya sea orales o inyectados en la articulación”, detalla.
También existe una intervención con infiltraciones de ácido hialurónico, que lubrica la articulación, y con plasma rico en plaquetas (PRP), que estimula la reparación del tejido dañado.
Por otra parte también se puede hacer rehabilitación y fisioterapia en momentos puntuales para “mantener la movilidad, fortalecer la musculatura y controlar el dolor”, explica la experta.
Y, en los casos en los que la enfermedad ya está más avanzada y cuado los tratamientos conservadores no son suficientes también se puede recurrir al uso de prótesis. “Se plantea la substitución de la articulación de la zona afectada mediante prótesis”, asevera la doctora Orpinell.
Cómo vivir el día a día con artrosis
Más allá de los tratamientos médicos, la adaptación de hábitos diarios resulta clave. La doctora Orpinell advierte que se trata de una enfermedad de difícil control analgésico, pero subraya que hay estrategias eficaces para mejorar la calidad de vida. “Mantener un peso saludable, evitar terrenos irregulares o escaleras, no utilizar tacones altos, hacer pequeños reposos a lo largo del día con las piernas estiradas, practicar natación y evitar levantar peso”, recomienda la especialista.
Aunado a esto, la doctora Orpinell explica que hay algunos casos de lumbalgia que se pueden tratar en una visita al podólogo. “La revisión con un podólogo que realice un estudio de la marcha y plantillas puede ser útil en casos de lumbalgia, dolor causado por artrosis de pies, caderas o rodillas”.
Con un buen abordaje terapéutico y cambios en el estilo de vida, la artrosis puede manejarse mejorando la movilidad y reduciendo el impacto en la vida cotidiana.