Daniel Waterman tenía 22 años, un futuro lleno de planes y una gran emoción por su próxima paternidad. Su pareja se llamaba Leigha y tenía 24 años. Vivían en Florida y un día decidieron hacer un viaje en carretera.
Tuvieron un terrible accidente y el vehículo quedó destrozado al chocar frontalmente con un árbol. Ambos resultaron heridos, pero Daniel fue quien se llevó la peor parte. Sufrió graves fracturas. “Lesión de la columna cervical, fractura de clavícula, fémur, cadera y diversos huesos faciales. Hematoma epidural, neumotórax con contusión pulmonar, contusión cigomática” fue el parte médico.

Estuvo entre la vida y la muerte durante meses. Hasta que un día logró salir del coma. Los familiares y amigos no podían estar más felices. Pero todo cambió cuando relató lo que realmente ocurrió. “No fue un accidente. Leigha se estrelló a propósito”.
Daniel todavía no podía hablar y el relato quedó plasmado en un cuaderno. “Ella conducía. Comenzamos a discutir por un mensaje que me envió una amiga”.
“De repente Leigha aceleró y yo intenté abrir la puerta. Entré en pánico. El coche iba a toda velocidad. Y entonces ella gritó: “¡No me importa lo que pase! ¡Te lo mereces!”. Eso es lo último que David recuerda.
Y repitió la frase que le atormentaba: “¡No me importa lo que pase! ¡Te lo mereces!”.
Los peritos que analizaron el accidente afirmaron que el vehículo iba a más de 150 km/h cuando colisionó. Y también revelaron que no hubo el menor frenazo.
Dos meses después, Daniel falleció. Leigha fue arrestada y acusada de homicidio.

En el interrogatorio insistió que no recordaba nada de lo que pasó antes del choque. En el juicio tendrá que enfrentarse a los expertos en reconstrucción de accidentes pero también a la voz de Daniel, que contó lo que pasó antes de morir.
“No permitiremos que el bebé crezca con una madre que hizo esto” afirmó el abuelo. “Estamos luchando por la custodia de la niña y le enseñaremos quién era su padre”.
Un coche, una frase, una mala decisión. A pesar de todo, una vida sigue adelante: la de su hija. Crecerá sin su padre. La madre de Daniel prometió que harán lo posible para tenerla con ellos.


