Extremadura, epicentro del cultivo de tabaco en España, podría verse gravemente afectada por la nueva propuesta de la Presidencia danesa de la Unión Europea, que busca endurecer los impuestos sobre el tabaco calentado.
La iniciativa que nace en Dinamarca, que pretende gravar el tabaco calentado por peso y no por unidad, supondría un incremento fiscal del 132% respecto a la propuesta inicial de la Comisión Europea. Esto se traduce en una subida de hasta 1,80 euros por cada paquete de 20 unidades, poniendo en riesgo la competitividad de los productos alternativos al cigarrillo convencional, según varios expertos.
El plan danés toca de lleno a España ya que el sector del tabaco aporta 3.750 millones de euros al PIB nacional y sostiene más de 61.500 empleos directos e indirectos en España. Extremadura concentra más del 98% del cultivo nacional de hoja de tabaco, con unas 20.000 familias vinculadas a la actividad. Solo en esta región, el sector genera un valor añadido de 70 millones de euros al año y es fundamental para la cohesión social y territorial.
La fuerza de Extremadura en este sector hace que el tabaco se exporte más que el aceite de oliva y se sitúa entre las principales partidas agroalimentarias de la región. En 2024, Extremadura exportó el 74% del tabaco que produjo, alcanzando cerca de 70-80 millones de euros anuales en ventas al exterior.
Por comparación, el aceite de oliva puro exportado desde Extremadura en 2024 fue de 222 millones de euros, pero el rendimiento por hectárea del tabaco (14.000 €/ha) es muy superior al del olivar (1.000 €/ha). Además, el tabaco extremeño es reconocido internacionalmente por su calidad y sostenibilidad, y gran parte se destina a la fabricación de productos de tabaco calentado en Europa. La reciente certificación oficial permite que la hoja extremeña se emplee en estos productos, consolidando su papel en la cadena de valor europea.
Consecuencias en España
Según expertos, el mayor impacto se daría en el empleo y en la economía rural ya que el aumento de impuestos podría reducir la demanda de tabaco calentado, afectando la venta de hoja nacional y poniendo en peligro miles de empleos rurales. Pero equiparar fiscalmente los productos de menor riesgo al tabaco tradicional también limitaría la innovación y condenaría al sector productor a depender únicamente del cigarrillo convencional.
Subir los impuestos siempre es una llamada de atención para el contrabando, que ven como un incentivo para entrar con producto ilícito como ha pasado en los últimos meses en Francia, que una subida de impuestos ha dejado al país con más del 40% de tabaco ilegal, con los daños que conlleva a la hora de recaudar impuestos.
Exigencias sector del tabaco
Ante este plan, el sector del tabaco es claro a la hora de pedir “una regulación equilibrada que permita la innovación y la supervivencia del cultivo, reconociendo su importancia económica y social para Extremadura y España”.
La propuesta danesa establece que un kilogramo de tabaco no quemado pague un 67% más que el tabaco quemado (360 euros frente a 215 euros para cigarrillos convencionales). Además, la imposición por kilogramo ya recauda más impuestos para mayor peso, lo que penaliza la innovación en productos alternativos.


