En Aragón se esconde un lugar que parece sacado de un cuento medieval. Un rincón que, a pesar de su valor histórico, belleza natural y autenticidad, ha permanecido fuera del foco turístico y mediático por lo general. Un encantador pueblo de Teruel, donde el tiempo parece medirse de otra forma, y la vida cotidiana conserva tradiciones que en otros sitios ya se han perdido.
Está tan aislado, es tan poco transitado y tiene un trazado medieval tan complejo, que muchas de sus callejuelas aún no han sido registradas por los coches de Google Street View.
Este encantador pueblo de Teruel es historia viva
La localidad recibe el nombre de Puertomingalvo. Cuenta con apenas 100 habitantes censados, y pertenece a la comarca de Gúdar-Javalambre, al sureste de Aragón. Este pequeño tesoro fue declarado Conjunto Histórico-Artístico. Sus calles empedradas, su castillo del siglo XII y sus casas de piedra perfectamente conservadas cuentan historias de reconquistas, caballeros templarios y vida rural auténtica.
Sus orígenes son íberos, según una serie de huellas de este pueblo encontradas por la zona. El Imperio Romano y los musulmanes también ocuparon el área, hasta su posterior reconquista cristiana y su acta fundacional en el año 1202. Su nombre actual proviene de esta época: “Puerto” por su ubicación entre montañas, y “Mingalvo” por el legado de un caballero musulmán en la región, cuyo nombre era Ben Galvón.
Su castillo es uno de los mejor conservados de la provincia. Domina el paisaje desde una colina y ofrece unas vistas panorámicas que te dejan sin aliento. Sus habitantes dicen que en él se firmaron pactos secretos, y que su torre fue testigo de más de una batalla. Aunque esto último no es tan secreto, debido a su pasado y a su estratégica ubicación. Los restos de su muralla también merecen una parada.
Una escapada rural con mucha historia y un entorno privilegiado
Este encantador pueblo de Teruel es el punto de partida perfecto para rutas de senderismo, BTT o simplemente para perderse entre bosques de pinos y sabinas. Muy cerca se encuentra el nacimiento del río Mijares, un rincón mágico con el que reflexionar con un silencio y una paz casi absolutos. En invierno, su cercanía con las pistas de esquí de Valdelinares lo convierte en una opción muy atractiva para quienes buscan nieve sin hospedarse en lugares masificados.
Aparte del castillo, también se puede visitar la Iglesia Virgen de la Purificación y San Blas (s. XVIII), las Ermitas de San Bernabé y Santa Bárbara (s. XV) y otros rinconcitos con mucha historia como el Ayuntamiento Gótico (s. XIV).
Respecto a la gastronomía, comer bien sin complicaciones y sin precios disparatados es más sencillo que en muchos otros lugares. Migas, ternasco al horno, embutidos caseros y truchas del río Mijares componen una oferta gastronómica simple, deliciosa y 100% aragonesa. Todo acompañado, cómo no, con un vino de la tierra, para terminar de cerrar un menú espectacular. Una genial manera de cerrar la visita a uno de los pueblecitos medievales más bellos de nuestro país.
Desde 1982, Puertomingalvo ostenta la distinción de Bien de Interés Cultural, un reconocimiento que protege su valioso patrimonio histórico y arquitectónico. Tres décadas después, en 2013, su encanto fue nuevamente reconocido al incorporarse a la prestigiosa red de Los Pueblos más Bonitos de España, un sello que confirma su belleza, autenticidad y singularidad.