En el sur de la provincia de Álava del País Vasco, rodeado por los viñedos de la conocida como Rioja Alavesa, hay un pueblo medieval del vino con una tradición de siglos atrás. Este enclave medieval destaca por su muralla intacta, sus bodegas centenarias y su atmósfera que parece detenida en el tiempo.
Con apenas 1.500 habitantes, se trata de un destino imprescindible para los amantes del enoturismo, la historia y la arquitectura. Su ubicación estratégica sobre una colina, le otorga vistas panorámicas de los campos de vid, creando un paisaje que combina tradición y naturaleza digno de una escapada.
El pueblo medieval del vino en Álava, País Vasco
Con un origen ligado a la historia militar, Laguardia es un pueblo declarado Conjunto Monumental, y fue fundado en el siglo X como fortaleza del Reino de Navarra. Fue erigido por el rey navarro Sancho Abarca, y aún a día de hoy, le rodea buena parte de su muralla. En ella, aún se conservan cinco grandes puertas.
Las casas de piedra de sus calles aún conservan ese encanto del medievo, aún presente en los escudos heráldicos. Destaca entre sus monumentos la Casa de la Primicia, que servía como aduana del vino en su día.
Por supuesto, la villa contaba con un enorme castillo, el cual fue hogar de los Reyes de Navarra en numerosas ocasiones. Pero en el año 1875, lamentablemente, este fue derrumbado. Apenas quedan algunos restos del mismo, pero su principal vestigio es su muralla.
Destacan también sus dos iglesias: la principal, la de Santa María de los Reyes, que aún conserva un pórtico gótico con su policromía original intacta. Sus figuras y su retablo también son realmente bonitos. Y más pequeña, pero también acogedora, es la Iglesia de San Juan Bautista. Ha servido tanto de iglesia como de torre-fortaleza, con unas vistas increíbles a la sierra y a la propia Laguardia.
Una tradición enológica que viene de hace mucho tiempo
La crianza del vino viene de lejos en esta zona de Álava. Desde el siglo XV, este pueblo medieval del vino cuenta con varias bodegas, e incluso toda una red subterránea de ellas. Excavadas en las rocas, algunas datan del siglo mencionado, cuando ya se dieron cuenta de conservación y la temperatura constante favorable bajo las calles de Laguardia.
Hay bodegas que realizan visitas y catas de sus vinos de Denominación de Origen Rioja, como Bodega Casa Primicia y El Fabulista. Además, la población cuenta con Villa Lucía, un complejo con exposiciones y salas interactivas acerca del vino y de su crianza.
A las afueras, el visitante encuentra las Lagunas de Laguardia. Unos humedales de origen celtibérico, ideales para observar aves. La Sierra de Cantabria, donde se halla, es una cadena montañosa que separa la Rioja Alavesa de la Llanada Alavesa, ofreciendo rutas de senderismo con miradores espectaculares.
Entre toda esta naturaleza, hay varios restos históricos, que valen la pena visitar. Hay hallazgos del neolítico y etapas posteriores, como La Cueva de los Husos se utilizó durante milenios y dólmenes prehistóricos como el de La Hechicera. También quedan vestigios de la romanización, destacando un yacimiento muy completo llamado como Las Pilas del Camino de Logroño.
Laguardia es mucho más que un pueblo bonito: es una experiencia para todos los sentidos del ser humano, donde el vino, la historia medieval y la naturaleza ofrecen a quienes les visitan, una escapada memorable.