peEn el norte de la Comunidad Valenciana, cerca del límite con Teruel, se esconde un acogedor pueblo de apenas 500 habitantes. Se trata de un pueblo medieval de Castellón, cuya principal particularidad es que tiene una plaza porticada única en España. Pero no es sólo eso lo que esconde, pues cuenta con un patrimonio histórico y natural enorme. Este abarca desde pinturas rupestres hasta restos de los romanos, y un entorno natural excepcional.
Forcall, el pueblo medieval de Castellón con una preciosa plaza
Forcall es un pueblo con una riqueza histórica muy poco común en España. Su origen se remonta a la época romana, como demuestran los restos de la ciudad de Lesera y la necrópolis de Sant Joaquim de la Menarella. Estos son sus yacimientos, que revelan la importancia estratégica de la localidad de en la antigüedad. Se llega a los dos de la misma manera, por unos senderos nada complicados.
Durante la Edad Media, Forcall floreció como un enclave clave en el área del Maestrazgo. De hecho, su trazado urbano aún refleja esa herencia medieval. El pueblo también fue escenario de la Guerra del Groc (1841 – 1844), un episodio de las guerras carlistas liderado por el legendario Tomàs Penarrocha, apodado El Groc del Forcall por su distintivo bigote rubio.
A día de hoy, curiosamente, su figura se celebra con una ruta turística señalizada con bigotes amarillos, con ubicaciones relacionadas con su leyenda.
Una plaza única y una fiesta local muy diferente

Esta historia de Forcall tiene su máximo exponente en su corazón, la Plaza Mayor. Data del siglo XVI, abarca más de 3.500 m² y cuenta con varios pórticos del medievo bastante bien conservados. Destacan algunos palacios tras dichos pórticos, como el Palacio de los Osset-Miro, el palacio de los Fort y la Casa de la Vila o Palacio de las Escaletes. Algunos son ahora hoteles rehabilitados.
A lo largo del pueblo se encuentran monumentos históricos que el paso del tiempo ha dejado en desuso, como molinos y lavaderos. En el ámbito religioso, destaca la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, la cual es renacentista y con elementos góticos. Destacan sus bellos frescos, tan inhabituales en iglesias de localidades pequeñas. Hay también varias ermitas e incluso un convento dominico abandonado. La historia, como se puede ver, se respira en cada rincón de este pueblo medieval de Castellón.
Forcall está rodeado por un entorno natural privilegiado. Los ríos Bergantes, Cantavieja y Caldés embellecen con sus aguas este lugar, e invitan a ser explorados a pie o a través de actividades acuáticas. Este paisaje montañoso ofrece numerosas rutas de senderismo, como La Muela de San Cristóbal, donde se pueden admirar las pinturas rupestres del Mas de Barberà. Estas son Patrimonio de la humanidad, y se pueden visitar con guía el primer fin de semana de cada mes de abril a noviembre.
La peculiar fiesta de Forcall
Por último, entre sus diversas fiestas, destaca La Santantonà. Estas se celebran en enero, en honor a San Antonio Abad, patrón de los animales. Ya consta que se realizara un evento similar desde la época medieval. Los actos de la festividad giran en torno a la bendición de los animales, la carne, la celebración del legado agricultor y ganadero, la representación de la vida del santo y el simbolismo del fuego. Los vestidos de “demonios” huyen de San Antonio y San Pablo en uno de los actos más importantes de la Santantonà, que es Bien de Interés Cultural desde 2012.
En definitiva, realizar una escapada a Forcall es llegar un lugar acogedor, lleno de historia y rodeado por naturaleza. Es un destino ideal para quienes buscan autenticidad medieval y belleza natural, siendo una parada obligatoria si se pasa por el norte de Castellón.