Rosalía, icono mundial de la música, anda inmersa en la promoción de su nuevo disco tres años después de su último trabajo. El silencio siempre crea expectación, sobre todo cuando callan este tipo de figuras a las que solo les hace falta abrir la boca para que todo el mundo pegue la oreja. La catalana, además de haber demostrado de sobra ser una artista como la copa de un pino, desde el principio entendió que el marketing y las campañas de lanzamiento, ese esfuerzo previo de creación de expectativas, es una parte importante e indispensable de su propio oficio. Un vehículo que ara el terreno para que su música llegue mejor y más lejos a sus seguidores.
Es una artista transgresora, que ha hecho de la innovación y la vanguardia la bandera de su talento. Como todos los grandes creadores, tiene una obsesión con no estancarse, con no encorsetarse en un solo género ni quedarse a vivir en una etiqueta. Le gusta explorar, tocar todos los palos, absorber sonidos de otras culturas y hacerlos suyos, llevarlos a su terreno y a su universo melódico para darles otra vida y acompasarlos a nuestro presente. Sus temas son temas del hoy, pero embriagados de las notas que triunfaron en el ayer.

Tiene ese componente de curiosidad que la lleva a estar en una constante búsqueda, alberga en su ser esa falta de complejos, en el mejor sentido del término, y esa flexibilidad estilística que la ayuda a abarcar mucho terreno. Sabe que uno de sus puntos fuertes es que no es previsible, que nosotros sabemos que vamos a escuchar a Rosalía, pero que no tenemos claro lo que vamos a escuchar. Lo que nos lleva a prestar más atención si cabe a cada pirueta que dibuja. En el universo de la comunicación, y la música no deja de ser una de las formas más bellas que ha inventado el ser humano para comunicarse, es de vital importancia conseguir ese estatus, al que muy pocos acceden, por el que haya una predisposición por parte de la audiencia de recibir la información que se le quiere transmitir. Si eres una persona curiosa, es porque has transitado por los caminos del misterio. Si has hecho pisadas por los senderos del misterio, la gente buscará y seguirá las huellas de tus pasos con extrema curiosidad.
Vivimos en una época en la que se ha manoseado en exceso el uso de la transgresión, en la que se ha popularizado la polémica y se ha confundido la rebeldía con la chabacanería, la ironía con el insulto, el desmarque de lo usual con el fuera de juego de lo pretendidamente zafio. El ruido a cualquier precio, sin un rumbo y un sentido más allá que lo soporte, que le dé un motivo, que lo presente como el preludio de algo mayor, hace más pobre a una sociedad. El ruido sin trasfondo solo lleva al caos, y el caos es la escalera perfecta para que ascienda la mediocridad.
Rosalía utiliza la excentricidad, a veces en dosis mayores de las recomendadas por los fabricantes, pero lo hace con una dirección. Sabiendo que trae entre manos un producto de calidad, lo suficientemente trabajado como para que respalde su performance. Arriesga, pero lo hace consciente de que está creando una tendencia, que es ella la que está marcando el paso de la industria y no la que está siendo pastoreada por ella. Esta es otra de las claves de su éxito, que siempre sabe del lugar que parte, que entiende que, desde la cima, que es su actual casilla de salida, hay que apuntar a volar, no al suelo.

No sé si tendrá vértigo o no lo tendrá, lo más seguro es que sí. Todos lo tenemos cuando hay algo en juego a lo que le hemos dedicado mucho tiempo y esfuerzo, pero lo importante es que no lo demuestra, que está entregada en su show, que transmite una confianza a través de su sonrisa que hace que sus seguidores vayan predispuestos al disfrute. Cómo será la seguridad que irradia, que una de las acciones que ha llevado a cabo en este nuevo lanzamiento es publicar en sus redes sociales una partitura con las notas de uno de los singles que va a sacar. Este post no sólo se viralizó en segundos, sino que provocó que en minutos todo internet se inundara de vídeos de sus seguidores sacando con sus instrumentos la melodía del tema. Es genial, una manera novedosa y brillante de instalar en la cabeza una canción que ni siquiera ha salido, haciendo que todos nos imaginemos dónde pondrá Rosalía la voz, cuál será su siguiente giro.
Hay mucho que aprender de esta artista intergeneracional que ha conseguido reunir a su alrededor a gente de distintos países y distintas a edades, que desata la locura allá donde va. Podrían tomar nota todos nuestros políticos, y en vez de hacerse los guays y los modernos el día que saque el disco publicando un vídeo chorra bailando, creyendo que así se humanizan y se meten en el bolsillo al electorado joven, comenzar a aplicarse el cuento de que si conocemos las partituras de las canciones que quieren tocar podremos valorar mejor la calidad de su música. Que el ruido por el ruido no trae más que caos. Y que el caos es el ascensor por el que sube la mediocridad. Merecemos representantes públicos que además de provocar con el insulto, la descalificación y la más burda mentira, tengan un plan. Un plan para hacer de este país un lugar mejor y más bonito. Tra trá.