Fuerzas Armadas

Esther Yáñez, la primera mujer al mando de un buque de guerra en España

La historia de la primera mujer al mando de un buque de guerra en España refleja el cambio que vivió la Armada en su apertura a la igualdad

Esther Yáñez - Defensa
Una fotografía de Esther Yáñez.
Archivo

Durante siglos, el mar fue territorio de hombres. En sus cubiertas ondeaban banderas, sí, pero también tradiciones que no admitían otra voz que la masculina. Hasta que un día, una joven de San Fernando, Cádiz, decidió cambiar el rumbo. Esther Yáñez no soñaba con ser pionera, pero lo fue. En 2005 se convirtió en la primera mujer al mando de un buque de guerra en España, el patrullero Laya. Con ello rompió uno de los últimos techos de cristal que quedaban en las Fuerzas Armadas.

De querer ser médica a hacer historia en la Armada

Esther Yáñez González-Irún nació en 1971 en el seno de una familia vinculada al mar. Creció en una ciudad que respira salitre y disciplina militar, pero su vocación inicial no apuntaba a los astilleros. Quería estudiar Medicina. Sin embargo, en 1988, cuando las Fuerzas Armadas españolas abrieron sus puertas a las mujeres por primera vez, algo cambió dentro de ella.

“Mis padres se asustaron terriblemente cuando les dije que quería seguir la carrera militar, ya que era emprender un camino hasta entonces desconocido para las mujeres”, recordaría años más tarde en La Voz de Galicia. Y no dejó pasar la oportunidad.

Ingresó en la Escuela Naval Militar de Marín en 1990. Una institución donde hasta entonces nunca se había formado una mujer. Las miradas de asombro fueron inevitables. En los primeros meses, el silencio en los pasillos hablaba más que las palabras. Pero ella resistió. Sabía que su presencia significaba algo más que un logro personal. Era la prueba viviente de que la igualdad podía navegar.

Dos años después, se embarcó en el buque-escuela Juan Sebastián Elcano para dar la vuelta al mundo. Aquella experiencia marcaría su vida y su visión del mar. En una travesía de meses, Esther Yáñez aprendió lo que significa convivir en una tripulación dominada por hombres, soportar la presión del mando y hacerse respetar sin levantar la voz. En cubierta, mientras el océano rugía, se forjaba el carácter de una futura capitán.

La primera mujer al mando

En 2005, su nombre volvió a hacer historia. Esther Yáñez asumió el mando del patrullero Laya, un buque de guerra de la Armada Española. Aquel nombramiento no fue solo un ascenso; fue una revolución silenciosa. Por primera vez, una mujer dirigía un barco militar, tomaba decisiones estratégicas, daba órdenes en maniobras y respondía por la seguridad de toda una tripulación.

No faltaron los titulares ni la expectación mediática. Muchos querían ver cómo reaccionaría la marinería ante una mujer al mando. El Laya patrulló las costas españolas y participó en misiones internacionales bajo su dirección. En cada maniobra, Yáñez demostró que el mando no entiende de sexos.

Una carrera de servicio y coherencia

Tras su paso por el Laya, Esther Yáñez continuó ascendiendo en la estructura de la Armada. Participó en misiones humanitarias, como la desplegada tras el huracán Mitch en Centroamérica. Y ejerció distintas responsabilidades en unidades logísticas y operativas. Su carrera se convirtió en un mapa de constancia: cada destino, un puerto conquistado.

En 2021 alcanzó un nuevo hito: se convirtió en la primera mujer capitán de navío de la Armada Española, el rango previo a contralmirante. Un ascenso que cerraba un círculo iniciado tres décadas antes, cuando aquella joven cadete cruzó por primera vez las puertas de Marín.

Su trayectoria no solo habla de méritos individuales, sino de transformación institucional. Hoy, más de mil mujeres sirven en la Armada en distintas categorías. Hay oficiales, suboficiales, marineras y técnicas. Pero cuando Esther Yáñez empezó, eran apenas unas pocas, dispersas y sin referentes. Ella fue el espejo en el que pudieron mirarse las demás.