En el marco de la segunda edición del congreso Creciendo Juntas, impulsado por Deoleo, Artículo14 inaugura una serie de entrevistas a mujeres que están transformando el sector oleícola.
En esta ocasión, la protagonista es Mª Teresa Reis, directora global de Calidad Producto en Deoleo, empresa líder mundial del aceite de oliva. Reconocida por su liderazgo en calidad alimentaria, su trayectoria profesional se distingue por la constante defensa de estándares de excelencia: desde la implementación rigurosa de protocolos de calidad sensoriales y de seguridad alimentaria hasta la integración de prácticas sostenibles que refuerzan la trazabilidad, la salud sensorial del producto y el respeto al origen agronómico.
En esta ocasión, el evento contará con la participación de 15 mujeres líderes que representan cada uno de los eslabones de la cadena de valor, desde el campo hasta la mesa. Las vivencias de estas 15 ponentes de reconocido prestigio, servirán para generar un espacio de diálogo en torno a la transformación del sector, los desafíos actuales a los que se enfrenta y las oportunidades que definirán su porvenir.
Forma parte de este encuentro: regístrate para participar de manera presencial en el Palacio de Orive (Córdoba) o para asistir de forma telemática a través de este enlace.
¿Qué fue lo que te atrajo de trabajar en la calidad del aceite de oliva y cómo recuerdas tus primeros pasos en este ámbito?
El aceite de oliva siempre ha formado parte de mi cultura. Desde pequeña, recuerdo a mis abuelos cuidando de sus olivos con dedicación y produciendo su propio aceite. He de reconocer que me apasionó darme cuenta de la complejidad que hay detrás de un producto tan cotidiano como lo es el aceite de oliva. La combinación entre ciencia, tradición y cultura fue lo que me llamó la atención. Para mí, el aceite de oliva no es solo un producto alimentario, es una expresión de identidad mediterránea. Mis primeros pasos me sirvieron para profundizar el entendimiento de cómo cada variable, desde el olivar hasta la botella, influye en la calidad final.
¿Qué supone para ti formar parte de una cadena de valor que representa tanto a nivel social, económico y cultural como el aceite de oliva?
Es una gran responsabilidad y un privilegio. El aceite de oliva genera empleo, fija población en zonas rurales y es parte esencial de nuestra dieta y cultura. Formar parte de esta cadena significa contribuir a preservar un legado milenario, pero también a proyectarlo hacia el futuro con estándares de calidad e innovación.
¿Qué significa “calidad” en el aceite de oliva más allá de las certificaciones oficiales?
La calidad va más allá de cumplir con parámetros científicos. Estamos hablando de sabor y aroma, pero también de autenticidad, trazabilidad, cercanía, sostenibilidad y respeto por el consumidor. Es transparencia en el etiquetado y compromiso con prácticas agrícolas responsables. En definitiva, es ofrecer un producto que emocione y que esté alineado con los valores del consumidor actual.
¿Se está invirtiendo lo suficiente en investigación e innovación para mantener la competitividad del aceite de oliva español?
Considero que se ha avanzado significativamente en investigación e innovación en el sector del aceite de oliva en España, lo cual ha sido clave para mantener nuestra posición de liderazgo mundial. Sin embargo, aún hay margen de mejora bajo mi punto de vista. La competitividad no se sostiene solo con volumen de producción, sino con conocimiento, tecnología y diferenciación. España está apostando cada vez más por la I+D en áreas estratégicas como la mejora varietal, la digitalización del campo, la sostenibilidad, la trazabilidad y el análisis sensorial avanzado. Estamos en un momento en el que invertir en investigación no es una opción, si no una necesidad para garantizar que el aceite de oliva español siga siendo sinónimo de excelencia, autenticidad y futuro.
¿Qué papel juega la innovación tecnológica en el control de calidad del aceite de oliva hoy en día?
La innovación tecnológica está transformando el control de calidad del aceite de oliva, haciendo los procesos más precisos, ágiles y transparentes. Herramientas como la espectroscopía NIR, la inteligencia artificial, la robotización y el blockchain permiten monitorizar parámetros críticos, anticipar la calidad según variables agronómicas, optimizar la eficiencia analítica y garantizar una trazabilidad confiable para el consumidor. Todo ello contribuye a decisiones más informadas y a productos más consistentes y seguros.
¿Consideras que el consumidor es plenamente consciente de lo que implica la calidad en un aceite de oliva?
Cada vez más, pero aún queda mucho por hacer en términos de divulgación. Creo que muchos consumidores desconocen aspectos como las diferencias entre categorías o el impacto del almacenamiento en la calidad. Es fundamental acercar el conocimiento técnico al lenguaje cotidiano, y conectar la calidad con valores como la salud, el origen y la sostenibilidad.
¿Está evolucionando la forma de innovar gracias al liderazgo femenino?
Yo diría que sí, de forma muy positiva. El liderazgo femenino aporta una visión más integradora, colaborativa y empática. Esto no significa que sea ‘mejor’ en términos absolutos, sino que introduce cualidades que complementan y enriquecen los procesos de innovación. En lo que a calidad respecta, esto se puede traducir en una mayor sensibilidad hacia el impacto social y ambiental, y en una forma de innovar que pone al consumidor en el centro. En la práctica, esto se convierte en decisiones conscientes, que no solo buscan eficiencia o rendimiento, sino también sostenibilidad, bienestar del consumidor y respeto por el entorno.
¿Cómo visualizas el futuro del control de calidad en el sector oleícola en los próximos años?
Lo visualizo como un sistema cada vez más automatizado, predictivo y conectado. Ya nos hemos dado cuenta del potencial de las herramientas digitales, las cuales permitirán integrar datos agronómicos, climáticos, fisicoquímicos y sensoriales, generando modelos predictivos que anticipen desviaciones y optimicen decisiones. La inteligencia artificial y el análisis de big data jugarán un papel clave en esta evolución.
¿Qué retos quedan pendientes para consolidar un ecosistema realmente igualitario en el sector?
Considero que la mujer desempeña actualmente un papel de liderazgo cada vez más visible y relevante en el sector del aceite de oliva en España. No obstante, para consolidar un ecosistema verdaderamente igualitario, es fundamental seguir derribando barreras culturales, visibilizar referentes femeninos que inspiren a nuevas generaciones, y fomentar activamente la formación técnica de mujeres en áreas clave del sector.
Es igualmente importante garantizar la igualdad de oportunidades en el acceso a puestos de decisión y liderazgo, no como una meta social, sino como un valor estratégico que impulsa la innovación, la competitividad y la sostenibilidad del sector.
Como mujer que forma parte de Deoleo, ¿qué opinión tienes sobre esta iniciativa?
Para mí, Creciendo Juntas es mucho más que un congreso, es una plataforma de visibilidad y de cambio colectivo. Representa el compromiso real de Deoleo con la igualdad de oportunidades, la diversidad y la inclusión, valores que también forman parte de nuestra cultura corporativa. Creo que iniciativas como esta son esenciales porque reconocen la contribución de las mujeres en todos los eslabones de la cadena de valor del aceite de oliva, desde el campo hasta la mesa, y al mismo tiempo nos proyectan hacia el futuro como motor de innovación, sostenibilidad y desarrollo rural.
Personalmente, me enorgullece que mi compañía lidere un foro que no solo celebra el talento femenino, sino que también inspira a las nuevas generaciones a seguir transformando el sector con una visión más equitativa, responsable y sostenible.