El proceso

Una mayoría de 89 votos y tres días para la fumata blanca

En la Capilla Sixtina, donde se instala un sistema de inhibidores de frecuencia para evitar que se filtre información de lo que ocurre o que los cardenales reciban noticias del exterior

FOTODELDIA Ciudad del Vaticano, 02/05/2025.- Técnicos instalan una chimenea en el techo de la Capilla Sixtina en la Ciudad del Vaticano, este viernes, antes del cónclave para elegir un nuevo Papa que comenzará el 7 de mayo. EFE/ETTORE FERRARI

Apenas quedan unos días para que la Iglesia católica celebre uno de los momentos más trascendentales de su historia reciente: después de la renuncia de Benedicto XVI y su convivencia, durante una década, con el papa Francisco, fallecido el pasado 21 de abril, los cardenales vuelven a la Capilla Sixtina para elegir a un nuevo pontífice que, esta vez, no tomará posesión con su sucesor aún en vida.

Así, el próximo 7 de mayo, los purpurados menores de 80 años volverán a sentarse bajo la bóveda del Juicio Final no solo para elegir un nombre, sino una dirección para este siglo XXI: o la firmeza doctrinal del pasado o la apertura y sinodalidad del papa Francisco. Aquí, toda la información que debes tener acerca del cónclave.

Los participantes

En esta ocasión participarán en el cónclave 133 cardenales electores, el 80% de los cuales ha sido nombrado por el papa Francisco. Había 135 purpurados convocados, pero tanto el español Antonio Cañizares, arzobispo emérito de Valencia, como el keniata John Njue desestimaron asistir por motivos de salud.

El lugar

El cónclave tiene lugar en la Ciudad del Vaticano. Concretamente, las votaciones se celebran en la Capilla Sixtina, donde se instala un sistema de inhibidores de frecuencia para evitar que se filtre información de lo que ocurre o que los cardenales reciban noticias del exterior. También Casa Santa Marta, la residencia donde vivía el papa Francisco y donde se alojarán los cardenales durante el proceso, está totalmente aislada: no pueden tener móviles, se cortará el internet y no habrá prensa.

La Capilla Sixtina

El juramento

El pasado 29 de abril, el Vaticano anunciaba que el 5 de mayo, a las 15:00 horas, la Capilla Paulina acogería el juramento de los oficiales y del personal del cónclave. Es decir, todos aquellos que participarán en él, de un modo u otro, deben hacer un juramento de secreto absoluto según el documento Universi Dominici Gregis. Romper este juramento supone la excomunión automática.

Deberán prestar juramento ante el cardenal Kevin Farrell, camarlengo: el secretario del Colegio Cardenalicio; el maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias; los ceremonieros pontificios; el eclesiástico elegido por el Cardenal que preside el Cónclave para que le asista en su oficio; los religiosos adscritos a la Sacristía Pontificia; personas religiosas de diversos idiomas para confesiones; médicos y enfermeras; los ascensoristas del Palacio Apostólico; el personal encargado de los servicios de comedor y limpieza; el personal de floristería y servicios técnicos; los encargados del transporte de los Electores desde Casa Santa Marta hasta el Palacio Apostólico; el coronel y un mayor del Cuerpo de la Guardia Suiza Pontificia, destinados a la vigilancia en las inmediaciones de la Capilla Sixtina; el director de los Servicios de Seguridad y Protección Civil con algunos de sus colaboradores.

El proceso

El cónclave estará presidido por el cardenal secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, junto al camarlengo Kevin Farrell, quien será asistido por otros tres cardenales elegidos por sorteo: el alemán Reinhard Marx, el filipino Luis Antonio Tagle –uno de los “favoritos”– y el francés Dominique Mamberti.

La primera votación podrá realizarse la misma tarde del 7 de mayo o puede posponerse al día siguiente. Para realizar las votaciones, cada cardenal recibe una papeleta con la frase Eligo in Summum Pontificem (“Elijo como Sumo Pontífice…”) que deberán rellenar con el nombre de su elección. Para dejarla en la urna, uno a uno pasan bajo el altar del Juicio Final y la depositan diciendo Testor Christum Dominum, qui me iudicaturus est, me eum eligere, quem secundum Deum iudico eligi debere (Juro por Cristo, el Señor, que me juzgará, que voto por quien creo que debe ser elegido, según Dios).

Para que el nuevo papa sea elegido se necesitan dos tercios de los votos (en este caso, 89 de 133). Si después de la primera votación no se logra, hay hasta cuatro votaciones por día: dos por la mañana y dos por la tarde. Si después de tres días continúa sin haber nadie elegido, hay una pausa en el proceso de votaciones para rezar durante un día. En este caso, el cardenal presbítero más antiguo pronuncie un discurso. Si después de esto hay siete votaciones más y tampoco se logra que haya nuevo Papa, la votación se suspende nuevamente y el cardenal obispo más antiguo realiza su discurso. En el extraño caso de que, tras siete votaciones, continuase sin haber Papa –pues hablaría de una Iglesia desunida– vuelve a haber un día de reflexión y oración.

La fumata

Tradicionalmente, después de cada sesión de votación, las papeletas se queman en una pequeña estufa de hierro, cuyo humo sale por la chimenea instalada sobre la Capilla Sixtina: negro, si no hay consenso; blanco, si la Iglesia tiene nuevo Papa. Sin embargo, las confusiones que tuvieron lugar en otros cónclaves –como el de Juan Pablo II y el de Benedicto XVI, cuando el humo salió gris– han llevado a que en esta ocasión se vaya a contar con dos estufas. Una, la tradicional, donde se quemarán las papeletas, y otra auxiliar que emitirá (químicamente) el humo del color adecuado. Además, para evitar confusiones, las campanas de San Pedro repicarán cuando la fumata sea blanca.

El nuevo papa

Una vez obtenido el apoyo de, al menos, 89 electores, al elegido se le preguntará: ¿Acceptasne electionem de te canonice factam in Summum Pontificem? (¿Acepta usted su elección canónica como Sumo Pontífice?). Si acepta, se le pregunta por su nombre como pontífice. Desde allí se retira a la sacristía, conocida como la Sala de las lágrimas, donde se le reviste por primera vez como papa.

El cardenal protodiácono, Dominique Mamberti, será quien pronuncie las palabras: Anuntio Vobis Gaudium Magnum: Habemus Papam. Tras decir el nombre del papa –como cardenal y su nombre pontificio–, aparece el nuevo pontífice, quien pronunciará unas palabras y su bendición.

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