Despertarse desorientada, desnuda, confundida, sin entender qué ha ocurrido, pero con la intuición de que sabes lo que no recuerdas. Las agresiones sexuales con sumisión química crecieron un 75 por ciento de 2021 a 2022. El Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses analizó en 2022 1.648 agresiones sexuales con sospecha de sumisión química (casi cinco al día) frente a las 950 de 2021.

En apenas un año los casos crecieron un 75 por ciento
Un crecimiento aterrador, que sin embargo, no se ha traducido en un seguimiento más exhaustivo de este tipo de violencia sexual. Por ejemplo, en 2021, de las 3.001 agresiones sexuales analizadas, se sospechó de sumisión química en 994 de ellas, y el 72 por ciento resultaron positivas en toxicología. No obstante, en las estadísticas oficiales del Ministerio del Interior solo figuran 64 casos ese año. En 2020 se contabilizaron 39 casos, 59 en 2019 y no hay datos de 2022.
Otro dato. En septiembre de 2023, el Ministerio de Justicia distribuyó órdenes de usar kits toxicológicos en todo el país, un gesto que ilustra la preocupación por el alza de casos. De hecho, Justicia, basándose en el estudio del Instituto Nacional de Toxicología, estableció que el 31 por ciento de las violaciones se vinculan con sumisión química, tres de cada de diez.
El 13,4 por ciento de las víctimas de agresiones sexuales grupales estaba bajo alguna forma de sumisión química
Hace apenas unos meses, en enero, el Ministerio del Interior publicó un estudio de violencia sexual grupal que revela que en las agresiones sexuales múltiples, con más de un agresor, el 13,4 por ciento de las víctimas estuvo bajo alguna forma de sumisión química durante el ataque.
¿Qué ocurre entonces? ¿Por qué no se realizan estudios anuales más detallados si es obvio que ses ha convertido en un problema grave de violencia contra las mujeres?
Sustancias volátiles que duran poco tiempo en el organismo
Lo cierto es que no se sencillo detectar estas sumisiones químicas. Primero porque, en general, este tipo de sustancias son volátiles y pueden detectarse en el organismo solo apenas unas horas después de la ingesta. Lo que complica la confirmación si la víctima no es consciente de lo que le ha ocurrido en un breve espacio de tiempo.

El caso de la joven que dio negativo
Además, en estos exámenes toxicológicos se buscan sustancias concretas, pero puede ser que no identifiquen las menos conocidas. La psicóloga experta en trauma, Noemí Álvarez Boyero trata en consulta a víctimas de violencia sexual y recuerda el caso de una joven, que acompañada por amigas en un local de ocio, se pidió una copa y enseguida empezó a sentirse rara, no tenía fuerza en las piernas y se sentía mareada.
Sus amigas enseguida la llevaron a un centro médico y le hicieron los análisis pertinentes que dieron negativo. Pero ni ella ni sus amigas tienen duda alguna de que sí le echaron algo en la bebida y así se lo comunicó un policía de forma extraoficial. “Es obvio que algo le dieron. Tomar una copa en ayunas, ni aunque lleves mucho sin beber produce este tipo de síntomas”, insiste Álvarez Boyero.
En verano es cuando más se cometen este tipo de delitos
Un dato también revelador es que las violaciones con sumisión química se cometen sobre todo en verano, en julio, agosto y septiembre. La mayoría en locales de ocio, bares y discotecas. En cuanto a la prevalencia de las agresiones sexuales por territorios, Baleares, La Rioja y Canarias son las comunidades con la tasa más elevada. A la cola figuran Aragón, Cataluña y Castilla-La Mancha.
Del estudio de 2022 se estableció que el 93 por ciento de las víctimas de agresión sexual con sumisión química son mujeres. La edad media es de 26 años aunque había más de 300 menores. En el 60 por ciento de los casos, en mil exactamente, la franja de edad es de 18 a 34 años.