Caso Pionero

Violencia de género, vientres de alquiler y un niño sin madre

La filiación de un pequeño de casi tres años se encuentra en un limbo legal porque el padre retiró el consentimiento a su mujer para que lo adoptase tras ser acusado de malos tratos

Los vientres de alquiler están prohibidos en España. Si una pareja decide tener un hijo fuera de nuestra fronteras a través de este método una sentencia judicial y cierta documentación permite inscribirlos legalmente sin mayor problema. Se alega en estos casos el interés superior del menor, sin embargo al ser un procedimiento casi automático sin investigaciones ni análisis se dan situaciones indeseables donde el bienestar de ese bebé queda en entredicho. María Encarnación Valero lo sabe. Ella recurrió a estos servicios en Ucrania con su marido hace tres años. Él fue quien puso el material genético porque ella no podía facilitarlo, este dato es importante porque marcará el curso de la historia.

Cuando llegan a España a él le inscriben como padre del niño porque biológicamente es su hijo, pero ella tiene que comenzar un proceso de adopción y su marido firma un consentimiento para que se lleve a cabo. Mientras la burocracia hace su parte, María Encarnación Valero denuncia a su marido por violencia de género y es en este momento cuando se tuerce todo. Como represalia por acusarle de malos tratos, él le deniega a María el consentimiento para la adopción y desde hace casi tres años hay un niño en España que no tiene madre, comparte apellidos con su padre y no tiene seguridad social, según cuenta María. Se trata de un caso pionero que se ha atascado en los juzgados mientras ella lleva dos años sin ver a su hijo. Así lo explican sus abogadas Nuria Sánchez Madueño y Pilar Morales García que apuntan el desamparo del niño tras el cambio de opinión del padre.

“Era un príncipe azul”

La historia de María Encarnación y su marido comienza hace más de una década. Él era amigo de su anterior pareja y ya entonces su obsesión por ella era obvia. Cuando Valero rompe su relación, su marido se convierte en su paño de lágrimas hasta el punto de que se hacen novios. “Era de película Disney, idílico, la pareja ideal. Había encontrado a mi príncipe azul”, recuerda. Al tiempo se casan y como María Encarnación tiene unos problemas graves de salud que la impiden tener hijos recurren a otros métodos para ampliar la familia. Fue una decisión consensuada y fue ella quien sufragó los gastos. Valero explica que “aguantó muchas cosas” y que lo hizo por su “deseo de ser madre”.

El viaje a Ucrania a recoger el bebé se complicó. Viajaron los padres de María Encarnación ella y su marido. El pequeño nació con Covid y su situación requirió de ingreso hospitalario, no podía respirar. Además, había estallado la guerra y esta malagueña recuerdala tensión  y la incertidumbre antes de que el consulado le facilitase un salvoconducto para volar de vuelta a España.

El padre desaparece cinco meses y medio

Una vez aquí comienzan las gestiones para filiar al niño. El marido acude al registro civil de Málaga e inscribe a María Encarnación como madre. Al tiempo, la actitud de su pareja con los cuidados del pequeño y con ella se hace insostenible. Valero no aguanta más y denuncia un hecho puntual que se archiva en el juzgado por falta de pruebas. Ella explica que no quiso seguir adelante con el caso por “miedo”, “vergüenza” y porque su padre sufrió dolores en el pecho a consecuencia de su denuncia. “Decidí que mi padre no tenía que escuchar todas las cosas que tenía que contar”, recuerda.

Los siguiente cinco meses y medio tras la denuncia su marido desaparece. Ni se preocupa por el niño ni da señales de vida. Recordemos que el bebé arrastraba problemas de salud desde su nacimiento y fueron días de muchos médicos y cuidados. “Pasé un mal momento con el niño enfermo, de hospitales, aun así le informaba de todo. Las medicinas que tomaba, las cremas y siempre le decía que viniese a ver al niño. Él se dedicó a viajar y a acudir a fiestas. Lo sé porque lo veía por Instagram“, explica.

Lo que no esperaba María era lo que más tarde él mismo le verbalizó :”Ahora te voy a quitar al niño“. Por eso presentó ante el juzgado unas provisionalísimas, un tipo de medida cautelar de extrema urgencia. A la semana y media la justicia tomó una decisión que su suegra le comunicó por teléfono tras el enésimo incumplimiento de visitas, le quitaban al pequeño. En ese momento el bebé tenía ocho meses y no había visto apenas a su familia paterna, no los conocía. Valero pidió un proceso progresivo para que el bebé pudiese acostumbrarse al cambio, pero no atendieron a razones.

Un juez suspendió las visitas

Ante este revés, María Encarnación reclamó unas visitas para ella y sus padres con el niño que le fueron concedidas en un juzgado, le correspondían los martes, jueves y fines de semana alternos, pero nunca le dieron al pequeño, incluso, cambiaron de domicilio para que ella no se presentase con la Policía. Su marido apeló y otro juez suspendió esas visitas, en esa sentencia no la reconoce ni como allegada. 

La batalla legal continuó y el nuevo juicio se aplazó porque habían recurrido al Supremo. Tecnicismos legales que juegan en contra de Valero. Ella sabe que el Tribunal Constitucional obligará a España a aprobar su adopción, pero no quiere esperar tanto tiempo sin ver a su hijo. Y así sigue, a la espera, mientras María Encarnación no ve a su hijo desde septiembre de 2022 y nadie le informa de cómo está.

Valero no solo lucha por recuperar al pequeño si no por mejorar sus condiciones de vida y cuidados. Su todavía marido trabaja de vigilante nocturno toda la noche y descansa por el día. Quien se encarga del niño son sus suegros, un matrimonio mayor con múltiples enfermedades que, según María Encarnación, no pueden atenderle de la mejor manera. “Teniendo una madre no es normal que se encarguen los abuelos, pero son más fuertes sus ganas de hacerme daño que el bienestar de su hijo“, se lamenta. Ahora mismo el caso descansa en el despacho de una jueza que tiene entre sus manos un caso pionero que creará jurisprudencia mientras un niño de casi tres años todavía no tiene madre.

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