Noemí Álvarez Boyero es psicóloga sanitaria tiene un máster en sexología y terapia sexual y es experta en trauma y disociación. Forma parte de ITIPA, el Instituto de psicología integral y traumaterapia de Málaga. Atiende en consulta a muchas mujeres que han sufrido agresiones sexuales y varias de ellas tras haber sufrido sumisión química.
¿Cómo es para una mujer despertarse desorientada y sentir que ha sido víctima de una agresión sexual, pero no recordar nada?
Es muy duro. Si me veo desnuda la sensación de vulnerabilidad y de humillación es peor porque rápidamente mi cabeza intenta hacer un puzle del que no tiene piezas, porque no le viene ninguna imagen, ni ningún recuerdo a la cabeza. Entonces, a ese desconcierto no le podemos quitar mérito, parece algo muy común, pero la sensación de confusión da muchísimo miedo. Entras en pánico porque no sabes qué es lo que ha ocurrido. Es mucho más tremendo de lo que parece. No saber lo que han hecho con tu cuerpo es demoledor emocionalmente. Esa sensación de falta de control de lo que han hecho contigo es muy humillante.

La culpa y la vergüenza suelen aparecer en las víctimas de agresiones sexuales, cuando encima ha sido por sumisión química, es como más desconcertante, porque tampoco recuerdas bien cómo has llegado hasta ahí, ni recuerdas bien lo que ha pasado. Entonces, esos efectos se multiplican.
¿El no tener recuerdos ayuda o empeora la recuperación de la víctima?
El no saber qué ha pasado también puede afectar a la recuperación. Es muy doloroso porque cuando eres consciente de que has sufrido una agresión, pero no recuerdas los detalles da muchísima inseguridad porque te imaginas todas las barbaridades que te han podido hacer. También el hecho en sí de que sea tan sencillo que te puedan drogar. Muchas veces cuando trabajamos con ellas en consulta es muy curioso porque, aún en ese estado, es como si el cuerpo recordara cosas.
¿El cuerpo recuerda la agresión aunque la víctima no lo haga?
No tenemos todas las respuestas de cómo el cuerpo almacena los recuerdos, pero puede ser, depende del tipo de sustancia, que queden rastros y hay personas que hablan detalladamente de sensaciones. Somos capaces de percibir estímulos, aunque no estemos en estado de conciencia. Es lo que le pasa a los los bebés. Hace 25 años, cuando estudiaba la carrera, nos decían que no guardaban memoria porque no tenían todavía desarrolladas ciertas áreas y lo que luego descubrimos fue justo lo contrario, almacenan memorias sensoriales.
¿Qué sienten en su cuerpo estas mujeres?
Tuve un caso de una chica a la que agredieron cuando estaba dormida. Al poco tiempo, empieza a desarrollar un dolor horrible en la cadera sin causa médica que lo justifique y la mandan a consulta por eso. Cualquier situación que genera cierta alerta al cerebro hace que te vuelva la sensación física, es una como ocurre con la memoria del estrés post traumático, es como una memoria que está deteriorada y lo que hace es que se revive y las memorias pueden ser, normalmente las tenemos con imágenes, con palabras, viendo la secuencia, pero otras veces solo notan sensaciones corporales, eso es lo que llamamos memorias corporales cuando están alteradas por un tema traumático, es muy curioso como el cuerpo lo nota.
Las mujeres en consulta me cuentan, por ejemplo, impulsos motores con la cadera, con la parte baja de la espalda, a veces incluso en un brazo. Se ve que la situación le hizo o le quería sugerir que hiciera un gesto que cuando la persona no consigue realizarlo se almacena como una especie de memoria dañada a nivel somático.
¿Es más difícil para la víctima denunciar este tipo de agresión sexual?
Es muchísimo más complicado que encontremos denuncias por sumisión química que por otro tipo de agresiones porque a la persona la duda se le hace tremenda. Son procesos muy complicados porque no tiene la parte del relato de la víctima y además, como ellas saben que no tienen ese relato, con mucha menor posibilidad van a denunciarlo, porque ¿qué van a denunciar?
¿Cómo hay que tratar a una víctima que ha sufrido una agresión sexual con sumisión química?
Darles apoyo porque si encuentras fortaleza de alguna forma y te vas a comisaría denuncias con muchísima más inseguridad, porque no sabes qué estás contando. Por eso es tan sumamente grave el tema de hacer público el nombre de una víctima porque si ya de por sí su relato dentro de su cabeza es cuestionable, cuanto más juicio público se hace, más difícil es para ella misma creerse o entender qué está haciendo.
Sería un poco lo contrario, se le ha de explicar siempre que se va a investigar lo que ha ocurrido, que su trabajo está muy bien hecho, que es poner esto en manos de la Policía, de quién proceda, sí, pero quitarle sensación de culpa. No cuestionarla tipo ‘¿pero estás segura? No tienes nada’.
¿Tenemos un problema con las agresiones por sumisión química?
Noto que se está diluyendo mucho el tema, sobre todo desde los famosos pinchazos. Al final, agredir a alguien por sumisión química puede ser simplemente agredir a alguien que esté bajo los efectos del alcohol o las drogas. Y esto es súper importante, porque parece que se nos ha olvidado. Estoy viendo una chica que está consumiendo alcohol y la incito a que continúe drogándose o continúe bebiendo.
Esto es muy peligroso. Al final, igual que hablamos de la víctima perfecta, en la sumisión química se está creando también como una especie de fantasía donde alguien te va a drogar con una sustancia en concreto y de una forma determinada. No, no. También es agredir a alguien por sumisión química cuando estamos hablando de una mujer que está bajo los efectos de una sustancia, aunque la haya tomado por propia voluntad.