La cadena detrás del Big Mac y los Chicken McNuggets está apostando fuerte por un nuevo mercado: el de las bebidas premium personalizadas. Lejos de conformarse con el clásico café negro o los refrescos tradicionales, McDonald’s busca ahora conquistar el paladar —y el feed de Instagram— de la Generación Z, una cohorte de consumidores jóvenes exigentes, hiperconectados y con gustos cambiantes.
En septiembre, la compañía lanzará en cientos de locales de EE. UU. una nueva línea de bebidas que incluyen Creamy Vanilla Cold Brews, Popping Tropic Refreshers y “refrescos sucios” (bebidas con jarabes y toppings como frutos secos, cremas y sabores personalizados). Con este movimiento, McDonald’s se suma a una tendencia creciente dentro del mundo de la comida rápida, donde marcas como Taco Bell, Wendy’s, KFC o Burger King están ampliando sus cartas con bebidas frías altamente compartibles en redes sociales.
Charlie Newberger, director de bebidas y postres de McDonald’s apunta. “Todas las tendencias van en la misma dirección, y podemos decir que la impulsa la Generación Z”. Y es que esta generación, nacida entre 1997 y 2012, cuando se inventó el teléfono inteligente, no busca solo una bebida, sino vivir una experiencia que pueda compartir.
Una generación que redefine el café
Mientras generaciones anteriores veían el café como un ritual matutino funcional, la Generación Z lo ha transformado en una forma de autoexpresión. Los cold brews, los lattes helados con leche de avena, las infusiones con jarabes de caramelo, matcha o lavanda, e incluso las opciones sin café como el chai o el té de ube, son ahora las estrellas en los pedidos de cafeterías y cadenas de comida rápida.
Este cambio no es solo estético. El cold brew es más suave en acidez, ideal para jóvenes con conciencia de salud. Además, es una bebida que se adapta al ritmo acelerado de vida: se puede llevar, tomar en cualquier momento del día y personalizarla al gusto.
La “cultura del pequeño capricho” —como se le ha llamado a esta tendencia— se basa en encontrar pequeñas indulgencias asequibles que ofrecen placer sin romper el presupuesto. Para muchos jóvenes, una bebida fría y llamativa es la alternativa perfecta para salir a cenar o gastar en productos más caros.
El caso CosMc’s: un experimento necesario
A finales de 2023, McDonald’s lanzó CosMc’s, una cadena derivada con una estética de ciencia ficción y un menú enfocado en bebidas personalizadas. Aunque el proyecto cerró en mayo de 2025, dejó valiosas lecciones. CosMc’s ofrecía una amplia gama de opciones, desde frappés con sabor a churro hasta lattes con cúrcuma, pero el público no respondió como se esperaba a algunas de las propuestas más “atrevidas”. Sin embargo, Newberger considera que el experimento fue exitoso en términos de aprendizaje porque permite entender qué sabores funcionan, qué tan lejos se puede innovar y cómo adaptar las bebidas al ecosistema operativo de McDonald’s.
A partir de este aprendizaje, la compañía lanzará en otoño un nuevo piloto con unas 10 bebidas en 500 restaurantes de EE. UU., especialmente en Wisconsin y Colorado, enfocándose en sabores populares y opciones de personalización más eficientes.
El poder de la personalización y la estética
Para la Generación Z, pedir una bebida es un momento de autoexpresión. Según estudios recientes, el 75% de los jóvenes entre 18 y 34 años personalizan sus cafés con jarabes, toppings o leches vegetales. Además, ya no se trata solo de café: muchas de las bebidas más populares en cadenas como Starbucks o Chamberlain Coffee no contienen cafeína, sino té verde, lavanda, chai o matcha.
Las redes sociales han jugado un papel crucial en este fenómeno. TikTok e Instagram están llenos de videos mostrando rainbow lattes, cold brews con espuma de caramelo, o frappés con sprinkles de colores. El hashtag #ColdBrew acumula millones de vistas, y los consumidores jóvenes buscan bebidas que sean tan sabrosas como fotogénicas.
McDonald’s entra al juego con estrategia
McDonald’s sabe que este nuevo mercado representa una oportunidad de negocio multimillonaria. Estiman que el mercado de bebidas podría alcanzar los 100 mil millones de dólares en regiones como Estados Unidos, Canadá, Europa y Australia. Y a diferencia de los productos de comida, las bebidas premium ofrecen un mayor margen de ganancia y requieren menos ingredientes perecederos.
Para no repetir los errores del pasado, la compañía enfoca en reducir la complejidad operativa, adaptar los sabores a cada mercado: limón y menta en Europa, frutos rojos y cítricos en EE.UU. Ofrecer bebidas que puedan integrarse fácilmente en las cocinas existentes y crear productos que encajen con los valores y estilo de vida de la Generación Z.
Lejos de ser una moda estacional, la preferencia por bebidas frías, dulces y personalizadas refleja una transformación cultural profunda. La Generación Z está rompiendo con la sobriedad del “café puro” de las generaciones anteriores. Ya no hay vergüenza en pedir un latte con espuma de vainilla y glitter comestible. De hecho, eso es precisamente lo cool.
El café ya no es solo una bebida, es una experiencia. Y las grandes cadenas están tomando nota. Dutch Bros, por ejemplo, eliminó los recargos por leches vegetales. Starbucks ha ampliado su menú de bebidas frías. Y McDonald’s, con sus nuevos refrescos coloridos y cafés helados, busca convertirse en un competidor serio en este nuevo panorama. La Generación Z ha democratizado y diversificado la cultura del café, llevando a las grandes marcas a adaptarse o quedarse atrás. Y en este juego de sabores, y estética, las reglas ya no las escriben los baristas, sino que las dicta TikTok.