Un refugio para jóvenes en riesgo de suicidio

Un libro, una conversación y una red de personas comprometidas ha dado lugar a un proyecto único en España: Casa Maná, un refugio para acompañar a jóvenes con conducta suicida en su proceso de recuperación y búsqueda del sentido a...

Un libro, una conversación y una red de personas comprometidas ha dado lugar a un proyecto único en España: Casa Maná, un refugio para acompañar a jóvenes con conducta suicida en su proceso de recuperación y búsqueda del sentido a la vida. El hogar ha abierto sus puertas este mes y ofrece un programa “de vida con sentido” a través de un plan terapéutico personalizado con actividades adaptadas en su proceso: ocupacionales, espirituales, de ocio y tiempo libre.

La periodista y comunicadora Marta Nieto fue el origen de esta iniciativa al publicar una novela inspirada en su experiencia personal, Habla (2024), donde exponía la necesidad urgente de crear un recurso especializado para jóvenes en crisis emocional. La escritora manifiesta: “Para mí el suicidio de una sola persona es el fracaso de toda la sociedad”. Nieto opina que el proyecto pone los cimientos para que “este problema se erradique lo antes posible”.

El Barómetro Juventud, Salud y Bienestar 2025 recoge que el 43% de los y las jóvenes ha tenido alguna vez ideas suicidas, mientras que el 56% no las ha experimentado nunca; el 7,6% revela tener ideas de suicidio con frecuencia; el 11,4% ha llegado a considerar o planear realmente el suicidio y hasta un 6,2% declara haberlo intentado.

El documento, elaborado por Fundación Mutua Madrileña y Fad Juventud ofrece uno de los diagnósticos más amplios y detallados sobre la salud mental, el bienestar psicológico y el malestar de la juventud española entre 15 y 29 años, y señala la soledad no deseada, aislamiento y exclusión que sufren los jóvenes. “El 26,5% de los y las jóvenes de 15 a 29 años siente soledad no deseada con frecuencia o continuamente y solo el 11,7% no la ha sentido nunca. La soledad afecta especialmente a mujeres y a quienes tienen entre 20 y 24 años”, informa.

Esta soledad se trata en Maná a través de su centro de día en el que se ofrece un espacio de apoyo y pertenencia. La integradora social Nicole Martínez explica que para demostrar que “sigues teniendo pertenencia a un grupo” en la casa se llevan a cabo diferentes actividades: deportivas, en la huerta, artísticas… Marta Nieto ensoñó la residencia como un lugar para hablar, “para expresar lo que sentimos y luchar contra este drama”. “Un sitio donde sentirse entendido y recuperar la confianza en la vida”, exclama Nieto. En estos días que la casa lleva abierta ya ha atendido a varias personas, una de ellas destacó: “No necesitaba que me curaran, necesitaba que alguien se sentara conmigo en medio del caos y me dijera: no estás solo”.

Un hogar que cubre la deshumanización sanitaria

“Sobre todo, lo que Casa Maná viene a cubrir es ese vacío que no cubren las administraciones públicas: un acompañamiento continuado, no hospitalario, 24 horas al día, 7 días a la semana”, comparte la presidenta de Alianza para la Prevención del Suicidio, Jennifer Humanes. El espacio puede ser un hogar temporal, para jóvenes de 18 a 30 años, o un centro de día, para adolescentes y jóvenes de 14 a 30 años.

Agostina Vincenzini acudió el pasado jueves 27 a la inauguración del retiro con la esperanza de apoyar un proyecto que hubiera ayudado a su hermano que falleció el año pasado al quitarse la vida con 27 años. “Un lugar así creo que lo podría haber ayudado un montón”, lamenta Vincenzini, y narra: “Mi hermano en el primer intento le indicaron internarse en un centro hospitalario, que era súper hostil y cuando llegó vio toda gente medicada, un lugar bastante duro y no quiso entrar. Por eso pasó a internación o seguimiento domiciliario, con la familia”. La diseñadora argentina desea que “se replique Casa Maná, no solo en España, sino en el mundo”, ya que asegura: “el suicidio es una problemática de la sociedad en general”.

 

Casa Maná: la semilla de un sueño y un esfuerzo colectivo

La semilla del libro de Marta Nieto encontró tierra fértil en la unión de Fundación Acrescere y La Niña Amarilla. Jenifer Humanes relata cómo de una conversación con Cristina Martínez, secretaria de La Niña Amarilla, comenzó a dar forma la idea que planteó Nieto en su libro: crear un espacio real para acompañar y sostener a chicos y chicas que atraviesan momentos de alta vulnerabilidad.

“En la prevención del suicidio no somos muchos, y eso, además de todos los contras, tiene el ‘pro’ de que nos conocemos entre nosotros”, comenta Humanes. Así, la también responsable de proyectos de la Fundación Acrescere, propuso la idea a su presidente, Alejandro Martínez. La fundación no dudó en llevar adelante el proyecto, “incluso sin financiación, invirtiéndolo todo”, celebra y lamenta Humanes. Desde la organización buscan financiación para costear los gastos de la residencia a quién necesite el programa.

Casa Maná es el resultado de la colaboración estas asociaciones que luchan en España contra el suicidio, incluida La Niña Amarilla, asociación fundada por tres comunicadoras que se unieron por la necesidad de hablar sobre las muertes por suicidio desde la prevención, de romper con los estigmas, de romper con el silencio a través de la comunicación. El proyecto recibió el impulso definitivo de sus fundadores, Alejandro Martínez y la psicóloga Blanca Arregui, ahora directora de Casa Maná.

Desde la organización recuerdan que el suicidio no es un fracaso individual, sino “un desafío social que nos interpela a todos”. El centro está compuesto por un equipo multidisciplinar que aborda de una manera “integral” el suicidio, ya que, como explica Jenifer Humanes: “El suicidio es multicausal, no responde a una única causa y que es multifactorial”.

El equipo está dirigido por un comité de expertos entre los que se encuentran: Blanca Arregui Minchero, Jenifer Humanes, Alejandro Martínez, Cristina Martínez, Marta Nieto, Magdalena Pérez -psicóloga clínica coordinadora de la Unidad ConectaSuic en La Rioja-, Aurelia González Alonso -psicóloga clínica facultativa del Cuerpo Nacional de Policía y responsable del área de Prevención del Suicidio del Teléfono de la Esperanza-, y Sergio Tubio, presidente de la Asociación Internacional de estudios de bomberos y psicología de emergencia (AIB).