El juez Adolfo Carretero fulmina el intento de Íñigo Errejón de tumbar la causa de Elisa Mouliaá aduciendo presunto delito de coacciones e intimidación y rechaza investigarla penalmente por tales delitos. Su defensa denunció a la presunta víctima de agresión sexual porque se publicaron unas conversaciones de WhatsApp con Soraya García, la anfitriona de la fiesta a la que asistieron el político y la actriz donde, presuntamente, comenzó la agresión.
En el intercambio de mensajes de audio de WhatsApp Mouliáa decía preocupada: “Tía, me das miedo. Me da miedo que declares en mi contra. ¡Que tengo una hija y soy mamá soltera!”. E insistía a su amiga: “Lo único que te estoy diciendo es que facilites un poco la movida, ¿sabes? Y si se archiva, que se archive por falta de rotundidad ante lo que la Justicia requiere, pero no por denuncia falsa, porque falsa no es, tía”, reiteró
Según ha podido saber Artículo14, Carrertero considera que en esa conversación no hay presión. Que se enmarca en la relación natural de “dos amigas íntimas que comentan los sucedido”. Reconoce que en el transcurso de la conversación hay “una confrontación de pareceres, en ocasión fuerte”. Pero subraya que la presunta agresión se produjo en la intimidad y que el testimonio de Mouliáa no ha variado y es corroborado en parte por la testigo aunque tenga una versión“en muchos aspectos contradictoria” con la suya.
Por último, añade el juez: “Hablar con un testigo amigo antes de la declaración no constituye una amenaza o intimidación máxime cuando la testigo declaro lo que tuvo por conveniente en su declaración y no aparece que fuera muy influida por la Sra Mouliaa, si no más bien lo contrario”.
También descarta imputar por los mismos delitos a Errejón por hablar previamente con Borja Valls, otro de los testigos de la fiesta y pareja de Soraya García.