Cuando se inicia un cónclave, el mundo gira la mirada hacia el corazón del Vaticano. Pero más allá del humo de la fumata blanca y el célebre “Habemus Papam”, existen espacios llenos de simbolismo y misterio que protagonizan este rito milenario de la Iglesia Católica. Desde la recogida residencia de Santa Marta hasta la monumental Plaza de San Pedro, cada rincón tiene una función específica en la elección del nuevo Pontífice. Estos son los lugares más importantes de este evento que comienza este miércoles y va a dictaminar al sucesor del Papa Francisco.
Los lugares claves del Cónclave
Santa Marta: el retiro de los cardenales
El punto de partida es la Casa Santa Marta, un edificio moderno dentro del Vaticano, convertido en residencia exclusiva para los cardenales electores desde el siglo XXI. A diferencia de épocas anteriores, donde debían alojarse en condiciones espartanas en el Palacio Apostólico, esta residencia ofrece privacidad y comodidad, con el aislamiento necesario para que la elección se realice sin injerencias externas. Aquí es donde los purpurados descansan, oran y reflexionan antes y después de cada votación.
Capilla Sixtina: el epicentro de la decisión
El trayecto hacia el momento decisivo culmina en la Capilla Sixtina, un lugar tan célebre por su arte como por su función eclesiástica. Bajo la mirada del imponente Juicio Final de Miguel Ángel, los cardenales emiten su voto en un ambiente de estricto secreto. La famosa estufa que emite humo negro o blanco comunica al mundo el progreso del cónclave, en un lenguaje ancestral que sigue llamando la atención y teniendo pegados a la pantalla a millones de fieles.

La Sala de las Lágrimas: el instante de la transformación
Tras el escrutinio final, cuando un cardenal acepta ser el nuevo Papa, se retira a una estancia íntima dentro de la misma Capilla Sixtina: la llamada “Sala de las Lágrimas”. Pequeña y discreta, esta habitación es testigo de un momento profundamente humano: la emoción del elegido ante la magnitud de su nueva misión. También es el lugar donde se viste por primera vez con la sotana blanca, símbolo de su nuevo rol como sucesor de Pedro.
Capilla Paulina: oración antes del anuncio
Antes de presentarse al mundo, el nuevo Papa se detiene en la Capilla Paulina para un momento de oración. Es una parada breve, pero cargada de espiritualidad, donde el nuevo Pontífice puede pedir fuerza y sabiduría. Este gesto subraya que su autoridad nace del discernimiento y no de la ambición personal.
Basílica de San Pedro: el nacimiento público de un nuevo papado
El acto culmina en la Basílica de San Pedro, el templo más emblemático de la cristiandad. Desde el balcón central, el cardenal protodiácono anuncia al nuevo Papa con la tradicional fórmula “Habemus Papam”. Minutos después, el Pontífice aparece ante la multitud reunida en la plaza y pronuncia su primera bendición Urbi et Orbi. Es en ese instante cuando su pontificado se convierte en realidad ante el mundo.
Plaza de San Pedro: el pueblo como protagonista silencioso
Aunque los fieles no participan directamente en la votación, su presencia en la Plaza de San Pedro tiene un peso simbólico innegable. Allí, creyentes de todo el planeta aguardan la señal del humo blanco y celebran la elección con esperanza y alegría. Esta plaza, concebida por Bernini como un espacio abierto que simula un abrazo, refleja el carácter universal del papado y la comunión entre el pastor y su rebaño.
