La subasta récord de la obra de Frida Kahlo celebrada en Nueva York ha reescrito una parte de la historia del arte. Su autorretrato surrealista El sueño (La cama) alcanzó los 54,7 millones de dólares y se convirtió en la pintura más cara jamás vendida de una artista mujer.
Más que una simple cifra, el resultado de esta subasta récord de la obra de Frida Kahlo abre una conversación profunda sobre el lugar que ocupa la artista mexicana en el mercado y sobre el magnetismo simbólico que despierta su obra.
Una puja histórica en Sotheby’s
La subasta récord de la obra de Frida Kahlo tuvo lugar en el icónico edificio The Breuer, ahora sede de Sotheby’s. Allí, un comprador anónimo —representado por Anna Di Stasi, responsable del departamento de Arte Latinoamericano— se impuso en una puja que partía de una estimación de entre 40 y 60 millones.
El precio final confirmó lo que muchos esperaban. La subasta récord de la obra de Frida Kahlo iba a romper todos los registros de una artista mujer, desplazando del primer puesto a Georgia O’Keeffe, cuyos 44,4 millones parecían imbatibles desde 2014.
La pintura ya pasó por Sotheby’s en 1980 por solo 51.000 dólares. Ese salto refleja cómo el valor cultural, político y emocional de Kahlo ha crecido hasta convertirla en un fenómeno global. La subasta récord de la obra de Frida Kahlo confirma ese ascenso meteórico.
Frida Kahlo domina el ranking de artistas mujeres
Uno de los aspectos más llamativos de esta subasta récord de la obra de Frida Kahlo es que no es la única pieza suya entre las más cotizadas. Su cuadro Diego y yo ocupa el tercer puesto con 34,9 millones, reforzando la percepción de que Kahlo ya no es solo un símbolo cultural, sino una fuerza dominante en el mercado del arte.

Por debajo aparece Joan Mitchell. Y, entre las artistas vivas, destaca Marlene Dumas con Miss January, subastada recientemente por 13,6 millones. Pero la subasta récord sitúa a la mexicana en una categoría muy distinta: la de un icono cuyo legado trasciende fronteras y épocas.
Un cuadro cargado de vida, muerte y simbolismo
Según Sotheby’s, El sueño (La cama) fue pintado en 1940, en un contexto especialmente complejo para la artista. La subasta récord de la obra de Frida Kahlo ha devuelto al foco una obra atravesada por el dolor físico, la relación turbulenta con Diego Rivera y la manera en que Kahlo integraba la muerte en la vida cotidiana.

El cuadro muestra a Kahlo dormida, envuelta en una manta dorada, mientras un esqueleto —adornado con dinamita y flores— reposa sobre los pilares de la cama. Ese símbolo, una calaca tradicional, no se presenta como una amenaza sino como un acompañante. La subasta récord de la obra de Frida Kahlo ha vuelto a subrayar esta visión: la muerte no como final, sino como un elemento íntimo, cotidiano y creativo.
Los tonos azulados y lavanda, la ruptura de la lógica espacial y el contraste entre lo doméstico y lo metafísico convierten la obra en una de las más potentes de su carrera. No sorprende que la subasta récord haya despertado el interés de coleccionistas de todo el mundo.


