Si algo tiene Emily Blunt es que nunca defrauda. Puede pasar de ser la asistente más mordaz de la moda en El diablo viste de Prada a la heroína más aguerrida en Edge of Tomorrow, y ahora se mete de lleno en un ring emocional con The Smashing Machine, la esperadísima película de A24 dirigida por Benny Safdie.
La cinta, que llegará la próxima semana a los cines españoles, cuenta la vida del luchador de MMA Mark Kerr, encarnado por Dwayne Johnson, y la montaña rusa de adicciones, victorias y relaciones que marcaron su carrera. Emily Blunt interpreta a Dawn Staples, la pareja de Kerr, y lo hace con un nivel de entrega que ha dejado a crítica y público con la boca abierta. Cuando Blunt habló en Los Ángeles de lo que significó encarnar a Staples, reconoció que disfrutó el papel. “Me encantó que hubiera una mujer en medio de todo ese mundo violento del MMA. Había mucho que pasaba a puerta cerrada: lo que significa vivir con un luchador y estar con un luchador. Ese mundo tan absorbente”.

Lo cierto es que la actriz se tomó muy en serio el reto de dar voz a un personaje femenino que, lejos de ser decorativo, representa la complejidad de acompañar a alguien en la cumbre y en el abismo. “Llegué a conocer muy bien a Dawn, y fue muy generosa conmigo al compartir su historia, con todo su sistema meteorológico completo: los arrepentimientos, las erupciones, la naturaleza peligrosa de la relación a veces, y al mismo tiempo el amor profundo y la devoción que se tenían en un entorno imposible”.
Emily Blunt tiene claro que Dawn Staples no se parece en nada a las parejas de ficción que abundan en las películas románticas o biográficas. “Mi papel en The Smashing Machine es distinto a muchos otros que he hecho. He interpretado muchas relaciones ‘construidas’ en función de la historia de la película. Aquí tuve la oportunidad de mostrar el espectro completo de lo que realmente es una relación, con todos sus altibajos”. Ese “espectro completo” del que habla es lo que le da al filme una autenticidad casi incómoda, esa sensación de estar viendo no un guion, sino la vida misma, con sus luces y sus sombras.
Si algo dejó claro Emily Blunt al hablar de su personaje, es lo desgarrador del proceso. “Me sentí incómoda interpretando a alguien que no parecía ser la versión de película romántica de la novia. Da bastante miedo meterte en un personaje que puede llegar a quemarte. El otro miedo es que estas personas siguen vivas, y estás mostrando en pantalla sus vidas. Como actriz quieres hacer justicia a personas que han pasado por tanto”.

Uno de los grandes temas de conversación sobre la película fue la transformación de Dwayne Johnson. El actor, conocido por su físico imponente y su carisma, decidió “desaparecer” en el personaje de Kerr, algo que, según Emily, logró sin duda. “Dwayne es alguien que, como sabéis —no solo por su tamaño colosal, sino por quién es— nunca había podido realmente desaparecer. Y en esta película está irreconocible.”. Emily Blunt no escatima en elogios hacia su compañero de reparto. “Es una película increíblemente intensa, sí, centrada en la vida de este luchador real de MMA, Mark Kerr, en todas sus luchas con las adicciones y sus relaciones. Fue una experiencia increíblemente inmersiva, muy intensa, muy emocional de hacer, y él está extraordinario en la cinta”.
Cuando rodaron juntos Jungle Cruise, la complicidad entre Johnson y Blunt fue evidente, pero lo que nadie esperaba era que la segunda colaboración fuese en un drama tan descarnado. Ella misma lo resumió con cariño. “Lo quiero muchísimo, y nos lo pasamos genial en Jungle Cruise. Sabíamos que queríamos hacer otra cosa juntos. Creo que ninguno de los dos imaginó que sería un proyecto tan diferente como The Smashing Machine, y no puedo esperar a que la gente lo vea”. Su amistad previa se nota en pantalla, mientras Johnson se somete a una metamorfosis física y emocional, Blunt aporta el ancla, la voz que humaniza el caos. “Fue emocionante poder trabajar de esa manera con el estilo visceral de un director como Benny, tan espontáneo; los actores sentíamos que nos quitaba las barandillas de apoyo cada día”.

De Prada a Kerr, pasando por Mary Poppins: la reinvención constante
Es fácil olvidar que Emily Blunt lleva más de dos décadas conquistando la pantalla. Ha sido la mordaz asistente de moda en El diablo vista de Prada (papel que retomará en 2026 en la ansiada secuela), la esposa del físico más famoso del siglo XX en Oppenheimer (con nominación al Oscar incluida), la mujer intrépida en Jungle Cruise y hasta la bruja de Mary Poppins. Pero según ella misma reconoce, ningún papel se parece al de Dawn Staples. “Ha sido emocionante poder mostrar una mujer tan real. Esta vez no había un arco prefabricado ni un final de cuento. Era vida real, cruda y sin adornos”.
Lo fascinante de Emily Blunt es que, incluso cuando habla de abrirse en canal, no pierde ese brillo británico en la mirada ni esa ironía seca que convierte lo dramático en algo humano, casi cotidiano. Ella sabe emocionar con sutileza y elegancia. “Sí, he pasado meses interpretando el dolor más crudo, pero aún así puedo servirte un té con galletas cuando salgo del rodaje. Soy capaz de compartimentar mi vida personal y mi vida profesional”.
Con The Smashing Machine, Emily Blunt no solo demuestra que es capaz de meterse en cualquier piel, sino que se consolida como la actriz británica más versátil de su generación. Hollywood parece rendirse cada vez más a su talento. En un año donde abundan los estrenos espectaculares, The Smashing Machine se perfila como una película en camino a los premios del año. Y en el centro de ese torbellino está Blunt, recordándonos que la verdadera fuerza no siempre está en los músculos, sino en la capacidad de contar una historia con verdad.