La serie de Netflix que enamora a todos y la comparan con ‘The White Lotus’

La llegada de 'Las cuatro estaciones' a Netflix apasiona a los suscriptores por su formato dramático y su impecable reparto

Las cuatro estaciones - Cultura
Imagen promocional del a serie 'Las cuatro estaciones'
Netflix

Netflix lo ha vuelto a hacer. En un panorama televisivo saturado de propuestas, ha lanzado una serie que se cuela sin esfuerzo en las conversaciones culturales del momento. Hablamos de Las cuatro estaciones, una comedia dramática que, desde su estreno el pasado 1 de mayo, ha conquistado tanto a la crítica especializada como a un público ávido de relatos inteligentes sobre las relaciones humanas.

A medio camino entre la calidez nostálgica y la melancolía del paso del tiempo, Las cuatro estaciones ha sido rápidamente comparada con la aclamada The White Lotus. Aunque ofrece un enfoque mucho más emocional y menos corrosivo.

Una historia que cambia con el clima

El título Las cuatro estaciones no es una mera metáfora ni un guiño climático: es una declaración de intenciones. La estructura de la serie se articula en torno a escapadas estacionales de tres parejas de amigos de toda la vida, cuya dinámica se ve alterada cuando uno de los matrimonios se rompe y el esposo aparece en la siguiente reunión con una joven pareja.

Como en las mejores comedias de enredo, la presencia de una figura externa desequilibra las viejas costumbres, expone grietas ocultas y obliga a los personajes a replantearse lo que daban por seguro.

En cada episodio de Las cuatro estaciones, el paso del tiempo se convierte en protagonista silencioso, con la naturaleza reflejando los conflictos internos de los personajes. La primavera está llena de promesas. El verano es caluroso y caótico. El otoño se tiñe de nostalgia. Y el invierno congela todo lo no dicho. Esta progresión emocional es uno de los puntos fuertes de una serie que no subestima nunca la inteligencia del espectador.

Un reparto coral en estado de gracia

Uno de los pilares sobre los que se sostiene el éxito de Las cuatro estaciones es su reparto. Tina Fey, Steve Carell, Will Forte, Colman Domingo y Kerri Kenney-Silver forman un conjunto que destila química, precisión cómica y una sensibilidad pocas veces vista en la televisión contemporánea. A ellos se suma Erika Henningsen, en el papel de la joven novia que lo trastoca todo. Y que se convierte en la inesperada brújula emocional del relato.

La interpretación de Carell como Nick, un hombre que deja a su esposa tras años de matrimonio para embarcarse en una nueva vida, añade un matiz de ambigüedad moral muy necesario. Su personaje, lejos de ser el antagonista fácil, representa el anhelo de reinvención personal que muchos sienten pero pocos se atreven a materializar. Las cuatro estaciones se atreve a humanizar todas las posturas, sin caer en el maniqueísmo.

Comparaciones inevitables: ¿la nueva ‘The White Lotus’?

Desde sus primeros compases, Las cuatro estaciones ha sido comparada con The White Lotus. Ambas series exploran la intimidad de pequeños grupos en entornos cerrados. Ya sea un resort de lujo o una casa rural en Vermont. Y ambas se sirven del escenario para poner al descubierto los vínculos, secretos y miserias de sus personajes.

Póster de Las cuatro estaciones - Cultura
Imagen promocional del póster de ‘Las cuatro estaciones’
Netflix

Sin embargo, mientras que The White Lotus adopta una mirada irónica, casi cínica, Las cuatro estaciones opta por la ternura. Por la compasión hacia seres que, aunque privilegiados, están perdidos en sus propios mapas emocionales.

Además, Las cuatro estaciones se desmarca por su tono más melancólico y por una narrativa que, aunque salpicada de humor, nunca pierde de vista el drama íntimo. En este sentido, podría decirse que su parentesco más cercano no es tanto con The White Lotus como con el cine de Noah Baumbach o las novelas de Jonathan Franzen.

Una adaptación inesperada

Pocos recuerdan que Las cuatro estaciones es en realidad una adaptación televisiva de la película homónima que Alan Alda dirigió en 1981. Lo que en su momento fue una amable comedia sobre los conflictos del matrimonio y la madurez, ha sido transformado aquí en una serie profundamente contemporánea.

Tina Fey, Lang Fisher y Tracey Wigfield han sabido modernizar el relato sin perder su esencia. Y el propio Alda participa como productor y actor invitado en uno de los episodios más conmovedores de la temporada.

Este anclaje en un legado cinematográfico le da a Las cuatro estaciones una textura especial. Se trata de una historia que ya ha sido contada. Pero que al pasar por el filtro de una nueva generación de creadores adquiere una resonancia distinta, más íntima, más cruda y también más real.

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