Exposición

Robert Capa, entre la guerra y Hollywood: la doble vida del fotógrafo que narró el siglo XX

El Círculo de Bellas Artes inaugura una retrospectiva con más de 250 imágenes que revelan tanto al cronista de los grandes conflictos bélicos como al retratista cercano a las estrellas de cine y la moda

'Niña sobre una valla en una granja colectiva en Ucrania', URSS, 1947. © Robert Capa/Centro Internacional de Fotografía/Magnum Photos
'Niña sobre una valla en una granja colectiva en Ucrania', URSS, 1947. © Robert Capa/Centro Internacional de Fotografía/Magnum Photos

Con la Leica colgada al cuello y un cigarro en la boca, Robert Capa (Budapest, 1913 – Vietnam, 1954) se movía con la misma naturalidad en un campo de batalla que en una fiesta del cine en Los Ángeles. La vida del que muchos consideran el fotoperiodista más influyente del siglo XX parece escrita para una novela de aventuras: desde los barrancos de la Guerra Civil española hasta las playas del Desembarco de Normandía, pasando por los salones de Dior o los rodajes de Hitchcock.

Una nueva exposición en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, titulada Robert Capa. ICONS, reúne más de 250 piezas procedentes de colecciones privadas y de los archivos de Magnum Photos. El recorrido propone una mirada más amplia a su figura, no solo como testigo privilegiado de la barbarie bélica, sino también como cronista de una época marcada por la reconstrucción, el glamour y la cultura popular.

El fotoperiodista Robert Capa
El fotoperiodista Robert Capa, inmortalizado por Gerda Taro

El director del CBA, Valerio Rocco, subrayó durante la presentación el valor contemporáneo de la obra de Capa: “Es imprescindible recordar hoy la brutalidad de la guerra, cuando vivimos casi 60 conflictos abiertos en el mundo. La masacre en Gaza o el sufrimiento en Ucrania nos recuerdan la urgencia de defender la libertad de prensa”.

Capa nació como Endre Erno Friedmann y adoptó el seudónimo junto a su compañera Gerda Taro, con quien compartió tanto la pasión por la fotografía como el compromiso político. Ambos se inventaron la identidad de un supuesto fotógrafo norteamericano para vender mejor sus imágenes. Ese juego inicial se convirtió en mito: un hombre que hablaba seis idiomas, soñaba en imágenes y sobrevivió a cinco guerras antes de perder la vida en Indochina, al pisar una mina en 1954.

La muestra permite redescubrir instantáneas fundamentales: el caos en Omaha durante el Día D, los retratos de soldados abatidos en Leipzig o una imagen tomada en Vallecas en 1936, con tres niñas jugando entre casas acribilladas por la metralla. El contraste entre la violencia retratada y la delicadeza de sus encuadres sigue siendo estremecedor.

Imagen tomada en Vallecas en 1936 por Robert Capa
Imagen tomada en Vallecas en 1936 por Robert Capa

En el corazón de la exposición late también el misterio de Muerte de un miliciano, considerada por algunos especialistas “la Gioconda del fotoperiodismo”. No se conserva el negativo y todavía se discute si fue tomada en combate real o si fue escenificada. Para el comisario Michel Lefebvre, lo esencial no es resolver la incógnita, sino reconocer el poder simbólico de una fotografía que se convirtió en emblema universal de la guerra.

Robert Capa no se limitó a retratar trincheras. Tras la Guerra Civil y gracias a su amistad con Ingrid Bergman, cruzó el Atlántico para integrarse en el círculo de directores como John Huston o Alfred Hitchcock. En Estados Unidos encontró una nueva faceta como cronista de la revista Holiday, con reportajes a color sobre la vida social en Biarritz, Deauville o los Alpes. “El mayor deseo de un corresponsal de guerra es quedarse sin trabajo”, escribió entonces, con un tono que oscilaba entre el humor y la melancolía.

De regreso a París, fundó junto a Henri Cartier-Bresson y otros fotógrafos la agencia Magnum, que revolucionó el mercado al dar a los autores el control sobre sus imágenes. En ese ambiente cosmopolita alternaba con escritores como Hemingway o Steinbeck, consolidando una vida cultural tan intensa como la de los frentes que había recorrido.

'Muerte de un miliciano', de Robert Capa
‘Muerte de un miliciano’, de Robert Capa

El destino lo alcanzó en 1954, durante la guerra de Indochina. Mientras acompañaba a tropas francesas cerca de Thai Binh, decidió adelantarse unos metros para conseguir una mejor toma del avance. Una mina acabó con su vida en segundos; la cámara permaneció entre sus manos. Tenía solo 40 años.

La exposición, abierta hasta el 25 de enero, no solo rinde homenaje al fotógrafo, sino también al periodista que entendió la necesidad de “estar lo suficientemente cerca” para contar la verdad. Una verdad que, entre la crudeza del blanco y negro y la seducción del color, sigue recordándonos hasta qué punto el siglo XX se escribió con imágenes.

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