Hablar de genocidio es hablar de uno de los términos más duros y delicados del lenguaje jurídico y político contemporáneo. No se trata únicamente de una palabra cargada de peso histórico, asociada a tragedias como el Holocausto o los crímenes en Ruanda y la ex Yugoslavia, sino de una categoría que despierta debates profundos cada vez que se aplica a un conflicto actual.
En medio de guerras y crisis humanitarias, su mención tiene la capacidad de cambiar la percepción internacional y de situar a gobiernos y líderes bajo el foco del derecho penal internacional. El caso de Gaza es hoy uno de los escenarios donde este concepto vuelve a estar en el centro de la discusión.
¿Qué es el genocidio?
El término fue acuñado en 1944 por el jurista polaco Raphael Lemkin, quien combinó la palabra griega genos (raza o pueblo) y el sufijo latino -cidio (matar). Lemkin buscaba describir los crímenes cometidos por el régimen nazi contra los judíos y otras minorías, que iban más allá de las masacres aisladas: se trataba de un plan sistemático para exterminar a un grupo humano.
Dos años después, con la creación de Naciones Unidas, el concepto comenzó a tomar forma legal y culminó en la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio de 1948, un tratado que continúa vigente y que establece un marco jurídico internacional.
La definición en el derecho internacional
De acuerdo con la Convención, el genocidio consiste en “cualquiera de los actos perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal”. Entre estos actos se incluyen:
- El asesinato de miembros del grupo.
- Atentar gravemente contra su integridad física o mental.
- Someterlos a condiciones de vida que busquen su destrucción física.
- Impedir nacimientos dentro del grupo.
- Trasladar por la fuerza a niños de un grupo a otro.
Un aspecto central de esta definición es la intencionalidad. No basta con que exista violencia masiva, muertes o desplazamientos: debe probarse la intención deliberada de exterminar a un grupo en cuanto tal. Esta exigencia hace que el genocidio sea difícil de demostrar jurídicamente y que, en muchos casos, las acusaciones terminen en intensos debates legales y políticos.

Genocidio, crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad
El genocidio es considerado el “crimen de los crímenes”, pero no es la única categoría del derecho penal internacional. Existen también los crímenes de guerra, vinculados a violaciones graves de las normas que regulan los conflictos armados, y los crímenes de lesa humanidad, que incluyen asesinatos, persecuciones o deportaciones cometidos de forma sistemática contra la población civil.
La diferencia radica en que los crímenes de guerra o de lesa humanidad pueden darse sin necesidad de demostrar intención de exterminio, mientras que el genocidio requiere probar un plan específico dirigido a destruir a un grupo por lo que es, no por lo que hace.
El debate en torno a Gaza
La guerra en Gaza ha reavivado las discusiones sobre el alcance del término. Desde octubre de 2023, con la ofensiva israelí tras los ataques de Hamás, miles de civiles palestinos han muerto y una parte sustancial de la población ha sido desplazada. Estas cifras han llevado a que diferentes actores, entre ellos Sudáfrica, presentaran demandas ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) acusando a Israel de cometer genocidio contra el pueblo palestino.

El caso ha generado un intenso debate jurídico y político. Por un lado, quienes denuncian genocidio señalan que las operaciones militares, junto con declaraciones de líderes israelíes, demostrarían un patrón de destrucción dirigido contra el pueblo palestino en Gaza. Por otro, Israel y sus aliados argumentan que se trata de un conflicto armado contra una organización terrorista y que los daños a la población civil, aunque trágicos, no configuran el crimen de genocidio.
La CIJ, en sus medidas provisionales, ha pedido a Israel que adopte medidas para evitar posibles actos de genocidio y que garantice la asistencia humanitaria, sin pronunciarse aún sobre el fondo del caso. Este proceso podría tardar años en resolverse.
Un término en disputa
Lo que ocurre en Gaza refleja la fuerza simbólica y política del término genocidio. Su sola mención moviliza la opinión pública internacional y puede cambiar el rumbo diplomático de un conflicto. Sin embargo, también muestra las dificultades de aplicar una definición legal estricta en escenarios complejos de guerra moderna.
Para las víctimas, la palabra genocidio no es solo una categoría jurídica: es una forma de reconocimiento del sufrimiento y de búsqueda de justicia. Para los Estados, puede significar la diferencia entre una condena moral y un proceso ante tribunales internacionales.