Entrevista

El jefe del área psicológica de la Armada: “En Bosnia tuve que ayudar a un grupo de mujeres violadas, incluida la directora del campo de refugiados”

El teniente coronel Diego Tomás Bascón atiende a Artículo14 para hablar sobre las situaciones "altamente estresantes" que viven los militares o las diferencias que existen al tratar a un paciente militar y uno civil

El teniente coronel Diego Tomás Bascón es el jefe del área de Psicología de la Dirección de Sanidad de la Armada. Su misión es especialmente relevante porque, entre otras cuestiones, se encarga de coordinar y planificar las actividades que permiten a los militares españoles poder afrontar situaciones de un alto nivel de estrés sin sufrir dañinas secuelas mentales.

El teniente coronel resalta el valor “imprescindible” de la piscología en las Fuerzas Armadas por ser un recurso “importante” a la hora de abordar los diferentes problemas que se plantean en una estructura formada por un total de 150.000 personas. Asimismo, señala que el militar “no solo ha de prepararse físicamente para el combate, sino que también ha de prepararse emocionalmente“.

P: ¿La exposición de un militar a escenarios de alto estrés puede provocar un mayor deterioro psicológico comparado con un civil?

R: Sí. Cuando nos enfrentamos a situaciones altamente estresantes -misiones, navegaciones, emergencias y catástrofes-, ser testigo directo de muerte de un compañero, de un ser querido o vivir situaciones donde hemos podido perder nuestra vida, puede dejar ciertas secuelas que tenemos que trabajar. Esta situación también se puede plantear en la vida civil, en casos que involucran a personas que trabajan en áreas relacionadas con la emergencia y el rescate.

Amén de las situaciones anteriormente descritas, los militares también estamos expuestos a otros estresores importantes: los continuos cambios de destino que conlleva que estemos bastante tiempo separados físicamente de nuestros familiares y los problemas derivados de esto. Otra variable estresora podría ser los continuos cambios que se puedan dar sobre la marcha, y de manera imprevista, que requieren nuestra incorporación inmediata en 24 o 48 horas. No obstante, la cohesión de grupo y el trabajo en equipo en estas situaciones es un factor de protección frente al estrés y los problemas.

El militar no solo ha de prepararse físicamente para el combate y para afrontar situaciones adversas, también ha de prepararse emocionalmente. En líneas generales, hemos aprendido a ser resilientes y a pedir ayuda cuando la necesitamos.

P: ¿Se realizan trabajos psicológicos de preparación para poder soportar esas situaciones de estrés?

R: Cada uno de los Ejércitos y la Armada tiene su idiosincrasia operacional, por lo que cada una de las Direcciones de Sanidad ha planteado diferentes programas de preparación ante los despliegues. También es importante señalar que no debemos patologizar la vida cotidiana. No todo pasa por la figura del psicólogo. El apoyo entre compañeros, familiares y amigos es un gran factor protector ante situaciones de estrés.

En las Fuerzas Armadas, desde hace bastante tiempo, se viene trabajando en el fomento de la resiliencia, la gestión de estrés, la cohesión de grupo y el trabajo en equipo. Aquí el factor primordial es la capacidad de petición de ayuda. Los estudios científicos suelen nombrar este factor como un gran pronosticador de la evolución de los pacientes, por lo que una petición de ayuda temprana es clave.

No puedo pasar por alto como Jefe del Servicio de Psicología de la Armada nuestro Programa de Entrenamiento y Apoyo Psicológico en Operaciones Navales para misiones y navegaciones de larga duración. Este programa tiene como objetivo principal preparar y apoyar emocionalmente a las dotaciones de los buques de misiones altamente estresantes y también a nuestros hombres y mujeres de la Infantería de Marina que participan en misiones.

Desearía destacar también el excelente trabajo que llevan a cabo la Oficina de Apoyo al Personal de la Armada. Muchas veces la solución y apoyo a los problemas que nos demandan requiere de un apoyo integral.

P: ¿Cuál es el caso más drástico que ha vivido como psicólogo militar? ¿Y el que le haya parecido más esperanzador?

R: Desde que ingresé en las Fuerzas Armadas he tenido la suerte de aplicar mis conocimientos y formación como psicólogo militar en el Ejército de Tierra, en el Ejército del Aire y del Espacio, en la Dirección de Sanidad de la Armada y en la Unidad Militar de Emergencia. Todo este bagaje profesional me ha enfrentado a situaciones altamente estresantes, destacando mi primera misión en Bosnia-Herzegovina en 1998, donde los oficiales de Sanidad prestábamos apoyos sanitarios también en campos de refugiados. En aquella misión tuve que ayudar a un grupo de mujeres que habían sido violadas, incluida la directora del campo de refugiados.

Centrándome en intervenciones militares, destacar, por un lado, las veces que he tenido que prestar apoyo en duelo a familiares en situaciones de víctimas en acto de servicio. Por otro, resaltar la atención grupal e individual a compañeros que presenciaron ese hecho y quedaron afectados por ello. Ante esta situación, el personal solicita tu ayuda y desea ser ayudado, y tú has de dejar a un lado tu dolor por el compañero de tu batallón o unidad y afrontar técnicamente la situación.

Respecto a la situación más esperanzadora, no hay nada más gratificante que ayudar a un compañero con ideas negativas, haciéndole ver que hay otras soluciones a su problema y acompañándole afectivamente para afrontar la situación.

P: ¿Qué diferencias clínicas existen al tratar a un paciente civil y uno militar?

R: Desde el punto de vista eminentemente clínico, en las consultas solicitadas por compañeros de las Fuerzas Armadas se aprecian sobre todo problemas relacionados con trastornos de ansiedad, estado de ánimo, problemas de adaptación, problemas familiares, aunque no en niveles significativamente altos. Cuando estuve trabajando en el Hospital Virgen Macarena de Sevilla, durante mi formación como clínico y doctorando en Salud Mental, la población con la que trabajábamos presentaba patologías más graves y relacionadas con trastornos depresivos y trastorno de ansiedad, pero más severos. En las Fuerzas Armadas se trabaja mucho la prevención y, sobre todo, la promoción de la salud psicosocial de nuestros hombres y mujeres.

P: ¿Ha notado una transformación a la hora de tratar a los miembros de la Fuerzas Armadas? Es decir, mejoras en las instalaciones, más recursos, mayor plantel…

R: La psicología militar ha evolucionado mucho, sobre todo en los últimos años. Desde la consideración psicología como una especialidad más del Cuerpo Militar de Sanidad, se ha redactado y mejorado mucho la normativa respecto a la salud emocional y psicosocial de los miembros de las Fuerzas Armadas. El incremento de plantilla por parte de los oficiales psicólogos permite que casi todas las unidades cuenten con un Gabinete de Psicología, el cual a su vez depende técnicamente de un Centro de Psicología, lo que nos permite llevar a cabo actividades relacionadas con cualquier trabajo o tarea que se nos demande.

En lo relativo a la dirección técnica, coordinación y planificación de actividades, programas o instrucciones técnicas, todos estos servicios tienen como órgano superior a la Sección de Psicología de la Dirección de Sanidad de cada Ejército.

A nivel de recursos se han ido adquiriendo progresivamente pruebas clínicas comerciales, pruebas de personalidad elaborada por la Unidad de Psicología de la Inspección General de Sanidad, así como la compra de lectoras ópticas y máquinas para selección de personal. Aunque lo más importante es que se han desarrollado cursos de formación en diferentes áreas para una mayor profesionalización de los psicólogos militares, destacando la especialidad de Psicología Clínica, Psicología Aeronáutica o Psicología de Emergencia, lo cual potencia la formación en todos los niveles de actuación sanitaria, educativa o logística.

P: ¿Cómo sería la Armada sin psicólogos? ¿Cómo de necesaria es la labor que desarrollan para el funcionamiento de un enorme equipo militar?

R: Yo creo que hoy no cabe plantearse esta cuestión. Una organización como las Fuerzas Armadas, donde hay un especial interés por la salud psicosocial de nuestros hombres y mujeres, no puede prescindir de un recurso tan importante para abordar los diferentes problemas que se plantean en una estructura formada por aproximadamente un total de 150.000 personas.

La especialidad de Psicología aborda muchas funciones, no solo la asistencial. Entre ellas, la Psicología de la organización y recursos humanos, la Psicología militar operativa o la Psicología de emergencias.

Desde el marco de la salud mental, las Fuerzas Armadas han reconocido la importancia de asegurar que su personal se encuentre en condiciones físicas y psicológicas óptimas para el desempeño de sus cometidos profesionales. Esto se ha reflejado, en el caso de la Armada, al aprobarse dos Normativas permanentes de obligado cumplimiento.

Por último, quiero agradecer el apoyo incondicional de todos los mandos de la Armada, encabezados por nuestro Jefe del Estado Mayor de la Armada, el Excmo. Almirante General Don Antonio Piñeiro Sánchez, primer almirante al que al presenté en su día el Programa Piloto de Entrenamiento y Apoyo Psicológico para misiones y navegaciones de larga duración. Conté con su apoyo para instaurar este programa en la Armada y puso de manifiesto el compromiso por incrementar la salud de todo el personal a su cargo.

No podemos olvidar que, según la OMS, la salud se define como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente ausencia de afecciones o enfermedades”.

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