La historia de María Pilar Villasante es, ante todo, la historia de una mujer que ha transformado los límites de una institución marcada durante décadas por la desigualdad de género. Hoy, convertida en la primera cántabra en ascender al rango de teniente coronel de la Guardia Civil, su nombre representa un mensaje inequívoco de avance y de apertura. Pero también de esfuerzo, convicción y vocación de servicio público. Por eso ha sido distinguida con el Premio Mujer Cantabria 2025. Un reconocimiento que consolida el prestigio de una trayectoria ejemplar y que la sitúa como una figura de referencia para las nuevas generaciones.
La huella de una carrera marcada por el servicio
A lo largo de más de dos décadas, María Pilar Villasante ha construido una carrera sostenida en la disciplina, la entrega y la responsabilidad. Su ingreso en la Academia General Militar de Zaragoza en el año 2000 marcó el inicio de un camino poco transitado por mujeres en aquel momento.
Su primer destino como teniente de la Guardia Civil fue el Aeropuerto de Barajas, donde afrontó uno de los episodios más traumáticos de la reciente historia del país: el atentado de ETA en la T4 en 2006. Allí, como oficial de servicio, vivió en primera línea una tragedia que puso a prueba no solo su preparación, sino también su capacidad emocional y su fortaleza.
Tras varios destinos en Madrid, María Pilar Villasante regresó a Cantabria este mismo año para asumir el cargo de jefa de Personal y Apoyo de la Comandancia. Se trata de una unidad con 1.300 efectivos en la que la oficial se ha convertido en un punto de referencia operativo y humano. Su misión no es solo dirigir, sino también acompañar, modernizar y mejorar los engranajes internos de una institución que afronta desafíos cada vez más complejos.
Un liderazgo que abre camino

El jurado del Premio Mujer Cantabria 2025 ha subrayado el ejemplo de esfuerzo, liderazgo y vocación de servicio representado por María Pilar Villasante, destacando su papel como referente para las mujeres jóvenes. Este reconocimiento llega en un contexto en el que la presencia femenina en la Guardia Civil sigue siendo muy baja: apenas un 9 % de los 83.000 agentes del cuerpo son mujeres.
Y dentro de los rangos superiores, el desequilibrio es todavía mayor, con tan solo 15 mujeres en toda España que ostentan un rango equivalente al suyo.
En ese escenario, la figura de María Pilar Villasante no solo tiene valor simbólico. Tiene un impacto real. Representa la demostración de que los límites pueden romperse y de que los ascensos ya no deben depender del género, sino del mérito. Su ascenso abre una puerta y deja encendida una luz para quienes vienen detrás.
Premios, distinciones y un compromiso que trasciende el uniforme
Más allá de su carrera profesional, María Pilar Villasante es madre de cuatro hijas y ha recibido en los últimos años distinciones de enorme relevancia: la Cruz al Mérito Policial otorgada por la Policía Nacional (2024) y la Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo (2024). Su labor, reconocida tanto dentro como fuera de la institución, evidencia un compromiso firme con el servicio público y una dedicación que va más allá de cualquier obligación formal.
El premio se entregará el próximo 3 de diciembre en el Palacio de la Magdalena, en una gala que subraya la importancia del reconocimiento social a mujeres que han impulsado cambios tangibles. El galardón está dotado con 3.000 euros, que María Pilar Villasante donará íntegramente a una ONG, reforzando así el sentido solidario que también define su carrera.

